Ministros de Alemania, Japón y Suecia visitan campamento rohingya

DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)

Dhaka. – Los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Suecia y Japón se trasladaron hoy a un campo de refugiados de miembros de la etnia rohingya en Bangladesh para ver de primera mano las condiciones en las que se encuentran tras haber huido de la violencia en el vecino Myanmar.

El alemán Sigmar Gabriel, el japonés Taro Kono y la sueca Margot Wallstrom volaron desde la capital, Dhaka, al distrito sudeste de Cox’s Bazar, donde se encuentran más de 600.000 rohingyas tras el brote de violencia étnica que comenzó en agosto en el estado de Rajine, en Myanmar.
También participa en el viaje la representante de Política Exterior de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini.
"Es una situación dramática", dijo Gabriel, quien aseguró que se donarán otros 20 millones de euros (unos 23,5 millones de dólares) para atender a los refugiados. "Lo que hemos visto es una situación catastrófica para las personas que viven aquí", añadió.
El ministro de Exteriores bangladesí, Abul Hassan Mahmood Ali, acompañó a sus homólogos al campamento de Kutupalong, cerca de la frontera con el país vecino.
Los ministros hablaron con los refugiados y miembros de las agencias internacionales de ayuda que los asisten antes de volver a Dhaka para reunirse con la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina.
La visita tiene lugar poco antes de la cumbre de dos días de ministros de Exteriores de Europa y Asia que comienza este lunes en Naypyidaw, capital de Myanmar.
Según los cálculos de la ONU, unos 620.000 musulmanes rohingya cruzaron a Bangladesh después de que el Ejército birmano lanzara el 25 de agosto una operación contra presuntos insurgentes a los que acusó de ataques a puestos de seguridad en Rajine.
Los refugiados y los grupos de derechos humanos acusan a las fuerzas de seguridad de utilizar una violencia extrema, de violaciones, asesinatos y de incendiar aldeas enteras. Un alto funcionario de derechos humanos de la ONU calificó los hechos como "un ejemplo de manual" de limpieza étnica. El Ejército birmano lo niega.


Nuevo comentario: