Durante una reunión, los partidos políticos kurdos "decidieron enviar de regreso a Bagdad a los ministros y los diputados kurdos (...) y participar en las reuniones del gabinete y del Parlamento iraquíes", declaró Neshirvan Barzani, durante una conferencia de prensa en Arbil.
Este boicot comenzó en marzo, después de la adopción del presupuesto federal, pues los kurdos consideraron que Bagdad no remuneraba correctamente a las empresas petroleras extranjeras que trabajan en la región autónoma, situada en el norte de Irak.
Por su parte, el gobierno central iraquí reprocha al Kurdistán que firme contratos con las compañías petroleras extranjeras sin pedir la autorización del ministerio del Petróleo.
Este anuncio de Barzani tiene lugar un día después de una reunión que tuvo lugar en Bagdad con el primer ministro chiita Nuri al Maliki.
Además del diferendo petrolero, el gobierno central iraquí y el Kurdistán se enfrentan en la distribución del poder y la cuestión de una parte del territorio en el norte del país, sobre todo en Kirkuk, que los kurdos quieren incluir en el Kurdistán, a lo cual se opone Bagdad.