Movilización de islamistas en Egipto, donde choques dejan tres mujeres muertas
AFP (Agencia France-Presse)
EL CAIRO. - Tres mujeres resultaron muertas el viernes en Mansura, en el delta del Nilo, en choques entre facciones rivales, en una jornada en que decenas de miles de partidarios de Mohamed Mursi se manifestaron para exigir el retorno del derrocado presidente islamista.
Los enfrentamientos en Mansura entre los partidarios de Mursi y grupos opositores dejaron también siete personas heridas, dos de ellas en estado grave.
"Tres mujeres murieron y otras siete resultaron heridas por balas perdidas y puñaladas en los choques entre seguidores de Mursi y sus opositores", dijo a la AFP Adel Said, un funcionario del hospital de Mansura.
Las manifestaciones convocadas por los Hermanos Musulmanes salieron desde 18 mezquitas de diferentes barrios de El Cairo y convergieron por la tarde en dos lugares que los islamistas ocupan desde hace cerca de tres semanas: la mezquita Raba Al Adawiya, en un suburbio del noroeste de la capital, y en los alrededores de la Universidad de El Cairo, en el barrio de Guiza, más cerca del centro.
En Raba Al Adawiya los asistentes enarbolaban pancartas en las que se podía leer "¿Qué se hizo con mi voto?", en referencia a los comicios que llevaron a Mursi al poder en junio de 2012, en la primera elección presidencial democrática en Egipto.
Esta jornada llamada "quebrar el golpe de Estado", en alusión a la destitución de Mursi por el ejército el 3 de julio, "quedará como una fecha importante en la historia del país", predecía Farid Ismail, un responsable de los Hermanos Musulmanes.
Algunos manifestantes se dirigieron hacia el ministerio de Defensa y el cuartel general de la Guardia Republicana, en las proximidades de la mezquita, pero puestos de control del ejército les impidieron acceder a la zona. El 8 de julio unas 50 personas murieron frente a la sede de la Guardia Republicana.
Asimismo, aviones de combate y helicópteros militares sobrevolaron la ciudad por la tarde.
Muchas de las consignas coreadas por los manifestantes eran en contra del jefe del ejército y ministro de Defensa, el general Abdel Fatah al Sisi, cuyo papel fue clave en la destitución de Mursi.
"Lárgate Sisi, Mursi es el presidente", gritaban algunos, mostrando retratos del presidente derrocado. Otros calificaban al general de "traidor" o de "asesino".
Manifestaciones islamistas tuvieron lugar igualmente en otras provincias, en Al Arish (norte de Sinaí), Masra Matruh (noroeste) Beni Suef y Minya (Egipto Medio), según la televisión pública.
Los adversarios de Mursi también programaron manifestaciones en la plaza Tahrir y cerca del palacio presidencial por la noche.
En los últimos días, la movilización de los detractores de Mursi, que alcanzaron su objetivo de derrocar al presidente, fue menos fuerte que la de los islamistas.
El presidente egipcio interino, Adli Mansur, que fue designado por el ejército, aseguró el jueves que librará "hasta el final" la batalla por la seguridad.
"Estamos en un momento decisivo de la historia de Egipto, que algunos quieren llevar hacia lo desconocido", declaró Mansur quien prometió "preservar la revolución", en referencia a la revuelta que derrocó al predecesor de Mursi, Hosni Mubarak, en 2011.
Mansur, un juez de profesión que prestó juramento el 4 de julio, un día después de la destitución de Mursi por parte del ejército, tendió de nuevo la mano a los Hermanos Musulmanes, el movimiento del expresidente.
"La voluntad de justicia y de reconciliación concierne a todo el mundo", añadió Mansur quien ha puesto en marcha un plan de transición política y designado a un primer ministro, Hazem Beblawi, cuyo gobierno prestó juramento el sábado.
Los Hermanos Musulmanes rechazaron toda negociación con Mansur y afirmaron que mantendrán sus concentraciones en las que reclaman el regreso a la presidencia de Mursi, quien sigue detenido por el ejército.
Desde el 3 de julio, las manifestaciones de partidarios de Mursi desembocaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y dejaron más de un centenar de muertos.
"Las fuerzas armadas advierten contra los excesos en la expresión de las opiniones pacíficas y contra el uso de la violencia", indicó el jueves el ejército en un comunicado publicado en Facebook.
Además de las manifestaciones, las autoridades se enfrentan a un importante deterioro de la seguridad en la Península del Sinaí, en el este del país, donde están implantados grupos islamistas radicales.
"Tres mujeres murieron y otras siete resultaron heridas por balas perdidas y puñaladas en los choques entre seguidores de Mursi y sus opositores", dijo a la AFP Adel Said, un funcionario del hospital de Mansura.
Las manifestaciones convocadas por los Hermanos Musulmanes salieron desde 18 mezquitas de diferentes barrios de El Cairo y convergieron por la tarde en dos lugares que los islamistas ocupan desde hace cerca de tres semanas: la mezquita Raba Al Adawiya, en un suburbio del noroeste de la capital, y en los alrededores de la Universidad de El Cairo, en el barrio de Guiza, más cerca del centro.
En Raba Al Adawiya los asistentes enarbolaban pancartas en las que se podía leer "¿Qué se hizo con mi voto?", en referencia a los comicios que llevaron a Mursi al poder en junio de 2012, en la primera elección presidencial democrática en Egipto.
Esta jornada llamada "quebrar el golpe de Estado", en alusión a la destitución de Mursi por el ejército el 3 de julio, "quedará como una fecha importante en la historia del país", predecía Farid Ismail, un responsable de los Hermanos Musulmanes.
Algunos manifestantes se dirigieron hacia el ministerio de Defensa y el cuartel general de la Guardia Republicana, en las proximidades de la mezquita, pero puestos de control del ejército les impidieron acceder a la zona. El 8 de julio unas 50 personas murieron frente a la sede de la Guardia Republicana.
Asimismo, aviones de combate y helicópteros militares sobrevolaron la ciudad por la tarde.
Muchas de las consignas coreadas por los manifestantes eran en contra del jefe del ejército y ministro de Defensa, el general Abdel Fatah al Sisi, cuyo papel fue clave en la destitución de Mursi.
"Lárgate Sisi, Mursi es el presidente", gritaban algunos, mostrando retratos del presidente derrocado. Otros calificaban al general de "traidor" o de "asesino".
Manifestaciones islamistas tuvieron lugar igualmente en otras provincias, en Al Arish (norte de Sinaí), Masra Matruh (noroeste) Beni Suef y Minya (Egipto Medio), según la televisión pública.
Los adversarios de Mursi también programaron manifestaciones en la plaza Tahrir y cerca del palacio presidencial por la noche.
En los últimos días, la movilización de los detractores de Mursi, que alcanzaron su objetivo de derrocar al presidente, fue menos fuerte que la de los islamistas.
El presidente egipcio interino, Adli Mansur, que fue designado por el ejército, aseguró el jueves que librará "hasta el final" la batalla por la seguridad.
"Estamos en un momento decisivo de la historia de Egipto, que algunos quieren llevar hacia lo desconocido", declaró Mansur quien prometió "preservar la revolución", en referencia a la revuelta que derrocó al predecesor de Mursi, Hosni Mubarak, en 2011.
Mansur, un juez de profesión que prestó juramento el 4 de julio, un día después de la destitución de Mursi por parte del ejército, tendió de nuevo la mano a los Hermanos Musulmanes, el movimiento del expresidente.
"La voluntad de justicia y de reconciliación concierne a todo el mundo", añadió Mansur quien ha puesto en marcha un plan de transición política y designado a un primer ministro, Hazem Beblawi, cuyo gobierno prestó juramento el sábado.
Los Hermanos Musulmanes rechazaron toda negociación con Mansur y afirmaron que mantendrán sus concentraciones en las que reclaman el regreso a la presidencia de Mursi, quien sigue detenido por el ejército.
Desde el 3 de julio, las manifestaciones de partidarios de Mursi desembocaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y dejaron más de un centenar de muertos.
"Las fuerzas armadas advierten contra los excesos en la expresión de las opiniones pacíficas y contra el uso de la violencia", indicó el jueves el ejército en un comunicado publicado en Facebook.
Además de las manifestaciones, las autoridades se enfrentan a un importante deterioro de la seguridad en la Península del Sinaí, en el este del país, donde están implantados grupos islamistas radicales.