Mubarak podría "responder a las demandas del pueblo" que exige su renuncia

AFP ( Agencia France-Presse )

EL CAIRO, (AFP) - La rebelión que desde hace 17 días reclama la caída del presidente egipcio Hosni Mubarak entró en su hora decisiva: su partido dijo que el mandatario podría "responder a las demandas del pueblo" y el ejército afirmó tomar "las medidas necesarias para proteger a la nación".

El Consejo superior de las fuerzas armadas egipcias
El Consejo superior de las fuerzas armadas egipcias
La televisión anunció que Mubarak, de 82 años, en el poder desde 1981, se dirigirá por la noche a la nación, alimentando la expectativa en la plaza Tahrir de El Cairo, epicentro de la rebelión, donde se vivía un ambiente de frenesí.
"Pienso que el presidente va a responder a las demandas del pueblo porque, en última instancia, lo que le importa es la estabilidad del país. El cargo como tal no tiene importancia para él", dijo Hosam Badrawi, del Partido Nacional Democrático (PND), en declaraciones a la BBC.
El dirigente no aclaró si se refería a una posible renuncia de Mubarak, pero un alto oficial militar, que requirió el anonimato, dijo estar "esperando órdenes que harán feliz al pueblo".
La televisión egipcia interrumpió todos sus programas para mostrar a un grupo de oficiales con rostro adusto leyendo un comunicado en el que afirmaron que los militares van a tomar las "medidas necesarias para proteger a la nación y apoyar las legítimas demandas del gran pueblo egipcio".
"Todo está en manos del presidente", dijo su primer ministro, Ahmed Shafiq.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos consideró que hay una "fuerte probabilidad" de que Mubarak renuncie, afirmó el director de la entidad, Leon Panetta, en una audiencia ante el Congreso en Washington.
Panetta añadió que si Mubarak renuncia, probablemente entregue el poder a su vicepresidente, Omar Suleimán.
En la plaza Tahrir se vivía un ambiente eléctrico, alimentado por los rumores de la posible renuncia de Mubarak y de que el ejército había tomado a su cargo la situación.
No obstante, los tanques apostados cerca del Museo Egipcio, aledaño a la plaza, permanecían inmóviles.
"Algo muy importante puede pasar esta noche, pero la situación es muy complicada y no es fácil decir qué", sintetizó en la plaza Mustafá, un ingeniero informático de 24 años, que se negó a dar su apellido.
La rebelión en Egipto se inició el 25 de enero, y dio pie a enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en varias ciudades, que dejaron unos 300 muertos, según balances de la ONU y Human Rights Watch, una ONG con sede en Nueva York.
El movimiento se amplificó el jueves con la entrada en huelga de decenas de miles de trabajadores.
Los grupos prodemocráticos llamaron además a celebrar el viernes, después de la plegaria musulmana, las marchas más multitudinarias de esta ola de descontento político y social.
Esos desafíos se dieron pese a que el gobierno agitó el miércoles la amenaza de un golpe de Estado militar en caso de que el país se suma en el caos.
En los últimos días se señalaron también incidentes violentos en otras ciudades.
En Puerto Said (noreste), unos 3.000 habitantes de un suburbio que reclamaban viviendas decentes saquearon el jueves la sede central de la policía e incendiaron patrulleros y vehículos de los agentes, indicaron testigos a la AFP.
En El Jargo (sur), la policía dispersó el martes a balazos una manifestación, hiriendo a un centenar de personas, cinco de las cuales murieron el miércoles, según los servicios médicos.
Al enterarse de la muerte de los manifestantes, los habitantes enfurecidos incendiaron siete edificios oficiales, entre ellos dos comisarías, un tribunal y la sede local del PND.
El ministro de Relaciones Exteriores, Ahmed Abul Gheit, jugó el miércoles la carta del miedo, al advertir que había un riesgo de golpe de Estado.
"Si hay caos (...), las fuerzas armadas se verán obligadas a defender la Constitución y la seguridad nacional de Egipto. Estaremos en una situación muy peligrosa", dijo Gheit.
Egipto, un aliado de Occidente, es uno de los dos únicos países árabes que firmaron un tratado de paz con Israel (el otro es Jordania) y controla el canal de Suez, por donde pasa la mayor parte del abastecimiento petrolero de los países industrializados.
El número dos de la diplomacia estadounidense, James Steinberg, dijo este jueves que Washington trabajará para evitar que la violencia desatada en Egipto cree "nuevos peligros para Israel o la región".
El presidente estadounidense, Barack Obama, alentó por su lado al Ejército egipcio a "seguir demostrando la misma moderación que a lo largo de los últimos días", informó la Casa Blanca.
El vicepresidente egipcio, Omar Suleimán, abrió el pasado fin de semana un diálogo con varias fuerzas de la oposición, que abarca desde sectores laicos a los Hermanos Musulmanes, para tratar de desactivar las protestas.
Mubarak ya había prometido al iniciarse el movimiento que no buscaría un nuevo mandato en la elección presidencial de septiembre.
Pero todo eso no bastó para apaciguar la rebelión.
La presencia en las protestas de los Hermanos Musulmanes -el grupo opositor más articulado- causa cierto temor en capitales occidentales sobre el riesgo de que el movimiento sea tomado por islamistas.
Un dirigente de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi, dijo que el objetivo "por el momento" no es la toma del poder.
"Los Hermanos Musulmanes no buscan el poder. No queremos participar por el momento (...). No queremos presentar un candidato a la presidencia" en las elecciones de septiembre, afirmó.


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