"Es barata, pequeña y abierta. Muchos músicos se han mudado allí en los últimos 10 años y se ha creado una comunidad muy interesante". Ward es uno de ellos. Un antiguo profesor de instituto con una carrera que ha progresado despacio. El dueño de un sonido propio, lánguido, antiguo, delicado y perezoso que ha ido calando en el público con lentitud, pero sin pausa. Cada uno de sus seis discos ha sido más exitoso que el anterior, y el último, Hold time, le ha colocado en una cómoda posición comercial. Además es un excelente guitarrista -durante un tiempo estuvo en la banda de Norah Jones-y hace poco formó Monsters of Folk, una burla al concepto supergrupo, con tres amigos; entre ellos, Connor Oberst, de Bright Eyes, y Jim Jones, de My Morning Jacket.
A su currículo sólo le faltaba tener un perfil público mayor, y eso es lo que le ha dado She & Him gracias a su partenaire, Zooey Deschanel: bellísima actriz de Hollywood de 29 años, fan a muerte de los Beach Boys, señora de Ben Gibbard (el líder de Death Cab For Cutie) y protagonista de 500 días juntos, la única comedia romántica protagonizada por fans de los Smiths que no acaba con un suicidio. Es el sueño húmedo de todos los gafapastas de Occidente. "Yo sigo sin ser popular, si por eso entiendes que la gente me reconozca por la calle. La famosa es ella y yo estoy encantado. Zooey se encuentra bien frente a las cámaras, cosa que a mí me ha puesto siempre muy nervioso. Cuando trabajas con alguien que hace lo que tú no puedes, lo lógico es aprovecharlo".
Hoy es Ward el que hace el trabajo sucio y atiende a la prensa 15 minutos antes de su concierto en Madrid. Ella ha suspendido su labor promocional a última hora y sin dar mayores explicaciones.
Pero la actitud de la actriz en el escenario no es de diva. Más bien todo lo contrario. Ante una sala Joy Eslava abarrotada, Deschanel parecía de lo más contenta. Cantó con su dulce voz y su desparpajo juvenil esas melodías sacadas de otra época que han llenado los dos álbumes que han grabado juntos, Volume 1, en 2008, y Volume 2, editado en marzo. "Ella escribe canciones maravillosas, el corazón del proyecto son sus temas. Mi aportación como productor era hacer un disco atemporal, que al escucharlo no supieras en qué época está grabado. Yo creo que lo he logrado".