La bomba estaba colocada bajo el coche del general de brigada Ahmed Zaki, de la policía antidisturbios, una unidad que participa activamente en la represión de las manifestaciones de los partidarios de Mursi.

Es el quinto ataque contra la policía en una semana y Zaki es el tercer general muerto en lo que va de año en atentados reivindicados sobre todo por grupos islamistas armados.

Estos grupos afirman inspirarse en Al Qaida y actuar en represalia por la represión contra los seguidores de Mursi, el único presidente elegido democráticamente en Egipto.

El grupo yihadista Ajnad Misr (los soldados de Egipto) reivindicó el atentado el miércoles por la noche en Facebook y Twitter, explicando que se trató de un "castigo" contra el general "por haber disparado con balas reales contra jóvenes sin defensa, matándolos uno por uno, y haber detenido y torturado a muchos otros".

Desde el derrocamiento y arresto de Mohamed Mursi el 3 de julio, más de 1.400 manifestantes islamistas han muerto a manos de policías o soldados y más de 15.000 personas han sido detenidas y cientos condenadas a muerte en juicios sumarios.

Al mismo tiempo se han multiplicado los atentados y ataques contra la policía y el ejército.

El gobierno instalado y dirigido de facto por el ejército asegura que más de 250 policías, casi 190 soldados y unos 60 civiles murieron en estos ataques que atribuye a los Hermanos Musulmanes, la influyente cofradía de Mursi, decretada "organización terrorista".