Landa, protagonista de películas como "Luz de domingo" o "El crack", fue un referente del cine español, hasta el punto de haber dado nombre a un subgénero de la comedia, "el landismo", que tuvo su auge en los años 60 y 70.
Las películas "landistas", en las que el actor encarnaba a un antihéroe bajito y gruñón, acabaron convirtiéndose en un reflejo de la época, a través de personajes reprimidos que encarnaban las frustraciones nacionales y generacionales de los españoles con títulos como "Cateto a babor" y "Vente a Alemania, Pepe", donde coincidió con otro referente del "landismo", su compañero José Sacristán.
A mediados de los 70 y ya en los 80, Landa, que había abandonado la carrera de derecho para hacerse actor, da un giro hacia papeles dramáticos que acabarán dándole el beneplácito de la crítica y le permitirán ganar algunos de sus principales premios.
Así, en 1984, este navarro hijo de un comandante de la guardia civil ganó, ex aequo con Francisco Rabal, el premio al mejor actor en el festival de Cannes por su interpretación en "Los santos inocentes".
Cuatro años después, Landa, que había comenzado su carrera como actor de doblaje, se alzó con el primero de sus premios Goya, considerados los Oscar del cine español, al mejor actor por "El bosque animado". En 1993 volvió a ganar este mismo galardón por "La marrana".
Alfredo Landa compaginó su actividad en el cine con papeles en televisión, con series como "Lleno, por favor" y "El Quijote".
El actor decidió retirarse en 2007, año en que fue galardonado con un Goya de Honor a toda su carrera, durante la que actuó en más de 130 películas.
Su muerte suscitó las inmediatas reacciones de dolor de la parte de compañeros de profesión como Emilio Gutiérrez Caba, quien se declaró "desolado" por su pérdida.
"Teníamos una amistad entrañable de tantos años de vida y de trabajo", recordó, por su parte, José Sacristán.
El cuerpo de Alfredo Landa será incinerado el viernes en la localidad de Colmenar Viejo, cerca de Madrid.