Netanyahu busca evitar la radicalización de su partido contra proceso de paz
AFP, Agence France-Presse
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sometido a presiones internacionales para reactivar el proceso de paz, libra también una batalla interna, para evitar que los simpatizantes de su partido, el derechista Likud, sean atraídos por corrientes extremistas.
Benjamin Netanyahu, presidente del gobierno israelí
Para eso, Netanyahu debe lograr que dos tercios del comité central aprueben una enmienda de la carta del partido que le permita postergar 20 meses las elecciones internas de los cargos claves del partido.
Pero este objetivo táctico esconde un enorme juego estratégico.
Si hubiese elecciones internas en las próximas semanas, probablemente darían un avance al ala ultranacionalista del Likud, representada por Moshé Feiglin.
"Enemigo jurado" de Netanyahu, Feiglin consiguió hace ocho años infiltrarse en el Likud, haciendo elegir en el comité central a más de 200 personas.
En las elecciones primarias del partido en 2006, Feiglin encabezó el "Movimiento por un liderazgo judío" y obtuvo el 23% de los sufragios.
Nostálgico de Eretz Israel (el "Gran Israel"), capitán de reserva, colono y judío religioso, Moshe Feiglin, 48 años, purgó ya seis meses de prisión por "rebelión contra el Estado".
Niega la existencia del pueblo palestino y es partidario del traslado "voluntario" de los palestinos de Israel hacia los paises árabes (1,3 millones de personas).
Es contrario entonces a los gestos en favor de los palestinos consentidos por Netanyahu bajo presión de Washington.
Los simpatizantes de Feiglin "no van a decir como preservar Jerusalén, ni enseñar la moral ni la Torah", declaró Netanyahu el martes en la noche.
El Primer ministro estima que su rival ultra representa a "un grupo minoritario y marginal de extremistas mesiánicos, ajeno al Likud".
Si el aparato del partido cayera en manos de Moseh Feiglin su naturaleza quedaría modificada.
La prensa israelí evoca el control del Likud "por los colonos barbudos que usan kippa".
Trabado por esta corriente intransigente, Netanyahu quedaría privado de su margen de maniobra política cuando se dice determinado a reiniciar conversaciones de paz con los palestinos.
Por otra parte, se ve mal como el ministro de Defensa Ehud Barak, jefe del partido Laborista (centro izquierda), que pertenece a la coalición en el poder podría acomodarse con una corriente tan extremista como la de Feiglin, cuando sus 13 diputados "protestan" porque no hay avances en el proceso de paz bloqueado desde fines de 2008.
Formada hace un año, la coalición gubernamental - ya muy marcada hacia la derecha - se apoya en una base de 74 parlamentarios de un total de 120.
Hasta ahora, Netanyahu ha demostrado no estar muy apurado por el tema palestino, pero podría verse obligado a ceder pues el presidente Barack Obama aspira a un acuerdo de paz de aquí dos años, estiman los analistas.