“No hay ningún país que pueda afirmar que respeta totalmente los derechos humanos”

IRNA, Irán

“No hay ningún país que pueda afirmar que respeta totalmente los derechos humanos de su pueblo o que no tiene en su haber ningún caso de violación de estos derechos. Naturalmente, nosotros tampoco pretendemos soltar semejante afirmación, pero en esto tenemos serios problemas en tres supuestos con aquellos países que dicen defender los derechos humanos”, ha manifestado el portavoz de Asuntos Exteriores de Irán en la tercera jornada de un simposio que se está celebrando en Teherán de iraníes residentes en el extranjero.

“No hay ningún país que pueda afirmar que respeta totalmente los derechos humanos”
Dicho esto, Hasan Qashqavi explicó que el primer problema es “la utilización concretamente política que se hace del tema de los derechos humanos para la aplicación de sus teorías y la toma de sus decisiones en los países del tercer mundo en campos como el de la división étnica o en otros que no tienen que ver con los derechos humanos, como el de la explotación pacífica de la energía atómica.”

“El segundo problema —continuó— es la aplicación de estándares de doble rasero y el trato arbitrario que se le da al tema de los derechos humanos, algo harto claro cómo para tener que dar aquí explicaciones, pues ya la opinión pública internacional conoce de buena tinta esas malas actuaciones.”

Qashqavi continuó explicando que “el tercer problema consiste en que los occidentales se creen que los fundamentos de los derechos humanos en Occidente, que se derivan de su propia historia, tienen un valor universal y son una verdad absoluta, y que los demás países, cuya historia no es la de Occidente ya que no han pasado ni por la Edad Media ni por el Renacimiento ni por la Revolución industrial inglesa ni por la Revolución francesa, tienen que considerar su historia como si la de Occidente se tratara y asumir como suyos los resultados del devenir de la historia de Occidente.”

Sobre este tercer punto, Qashqavi puso como ejemplo el tema de los derechos de la mujer y el fenómeno del feminismo, los cuales se retrotraen a los siglos que van entre el XVIII y el XX en un Occidente que por entonces tenía una visión de producción y capitalista de la economía y de la misma mujer “a la que se quería usar, al igual que al hombre, en el proceso de producción, en el pago de impuestos en la explotación durante la etapa de jubilación. De esta guisa se cercenaba el elemento de la mujer como eje de la familia para pasar a ser un elemento de consumo. Por tanto, la visión que Occidente tiene para con la mujer se enmarca en un cuadro de producción y consumo. Naturalmente, esta visión de las cosas discrepa profundamente con los fundamentos de nuestras ideas.”


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