AFP (Agencia France-Presse)
MADRID. - El goteo de inmigrantes sobre suelo español prosiguió este viernes con la entrada de más de 200 subsaharianos desde Marruecos al enclave español de Melilla, cuyos centros de acogida están desbordados por la masiva llegada de personas desde inicios de 2014.
Según la delegación del gobierno de esta ciudad, unas 300 personas lanzaron al amanecer un nuevo asalto contra la frontera de este enclave al norte de Marruecos, protegida por una triple valla de siete metros de altura.
Dos tercios, en uno de los asaltos más masivos de los últimos años, consiguieron acceder escalando una a una las tres barreras. Entre ellos, apuntan los medios españoles, se encontraba una joven mujer camerunesa, algo extremadamente raro en este tipo de acciones.
La entrada se produjo de madrugada cuando los inmigrantes se apiñaron sobre el lado marroquí de la frontera y empezaron a saltar la valla, según la delegación, lanzando "todo tipo de objetos - piedras, palos y botellas - a los agentes de la Guardia Civil". Dos de ellos resultaron levemente heridos.
Una vez en territorio español, los subsaharianos se dirigieron "coreando cantos de júbilo" al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que recibió a 214 personas durante la mañana indicó a la AFP su director, Carlos Montero.
En la puerta del centro, muy próximo a la frontera, se formaron largas filas de espera mientras algunos inmigrantes se registraban y otros esperaban su turno sentados en el suelo.
- Melilla desbordada -
El CETI, desbordado por la llegada de cientos de inmigrantes en diferentes oleadas a Melilla desde principios de año, da albergue actualmente a 1.300 personas aunque su capacidad es de solo 480 plazas, precisó Montero.
Este año, la población del centro no ha bajado en ningún momento de las 900 personas, afirma el director, y varias tiendas del ejército han sido instaladas para ayudar a acoger a los inmigrantes.
Según Montero, un millar de subsaharianos aguardan en las puertas de Melilla, en las laderas del monte Gurugú en Marruecos, donde han instalado sus propios campamentos mientras esperan el momento oportuno para intentar acceder al enclave.
Además, un millar de sirios huidos de la guerra que asola su país han llegado a Marruecos con el objetivo de entrar a España. Unos 200 lo intentaron recientemente aunque sin éxito.
"Y no tiene pinta de que vaya a bajar. Al contrario la presión es mayor", se inquietaba Montero el 20 de febrero.
Hasta la fecha, el último asalto a Melilla se remonta al 24 de febrero, con la llegada de un centenar de inmigrantes. Otros 150 lo habían conseguido el 17 del mismo mes.
En las últimas semanas, la presión migratoria se ha agudizado sobre Melilla, la única frontera terrestre entre África y la Unión Europea junto con Ceuta, otro enclave español en la orilla marroquí del estrecho de Gibraltar.
Fue allí donde el pasado 6 de febrero, 14 inmigrantes murieron ahogados mientras intentaban acceder a nado a territorio español.
La respuesta de la policia española durante el asalto, acusada por asociaciones de derechos humanos y algunos testimonios de disparar pelotas de goma contra los inmigrantes, desencadenó una dura polémica en España.
Tras este trágico suceso, el ministro del Interior español Jorge Fernández Díaz, que no responsabiliza a la policía de las muertes de inmigrantes, anunció el martes que la Guardia Civil no podrá disparar balas de goma para disuadir las tentativas de asalto en Ceuta y Melilla.
Muy criticado en los últimos meses por su actitud ante la inmigración, el gobierno conservador español presidido por Mariano Rajoy pretende modificar la ley de extranjería, que prevé asistencia a todos los inmigrantes que llegan a suelo español.
"La ley no está pensada para supuestos como las avalanchas en Ceuta y Melilla. No es lo mismo controlar la frontera en (el aeropuerto de Madrid-) Barajas o en Melilla", afirmó Fernández Díaz.