Previsto por el Tratado de Lisboa, que entró en vigor hace un año, el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) contará, una vez completado, con un cuerpo de 3.700 diplomáticos y funcionarios.
Estará dirigido por la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, y su objetivo será desarrollar una política común de Relaciones Exteriores, si bien asuntos trascendentes como Oriente Medio o los vínculos con Rusia o China están lejos de reunir la unanimidad de los 27 países miembros de la UE.
Los primeros nombramientos de embajadores europeos enojaron a algunos socios, especialmente a los 'pequeños' Estados, que denunciaron que las principales legaciones y cargos fueran a parar a manos de los 'grandes'.
Además de Gran Bretaña, país de origen de la jefa de la diplomacia, Francia obtuvo el nombramiento de uno de los suyos, Pierre Vimont, embajador francés en Washington, en el puesto de secretario general del cuerpo diplomático.
Una alemana, Helga Schmid, y un polaco, Maciej Popowski, serán sus principales colaboradores.
Ashton podrá apoyarse en este instrumento innovador tras un año en el cargo. Su desempeño hasta el momento es juzgado modesto por muchos diplomáticos y responsables en Bruselas.
"Hasta ahora, sus únicos éxitos han sido la instauración de un diálogo entre Pristina (capital de Kosovo) y Belgrado y las facilidades concedidas a las importaciones de Pakistán en la UE" tras las devastadoras inundaciones en ese país, según la eurodiputada alemana Franziska Brantner.
Tras un difícil inicio, durante el cual fue muy criticada por no haber viajado rápidamente a Haití tras el potente sismo, Ashton puede felicitarse también del regreso de los iraníes a la mesa de negociaciones en el dossier nuclear, con una reunión prevista la próxima semana en Ginebra.
Pero sobre el conflicto israelo-palestino, nada ha cambiado: "Son los estadounidenses quienes están claramente al mando", afirma un diplomático europeo bajo el anonimato.