Obligado a crecer, el arte contemporáneo argentino desembarca en la feria ARCO
AFP (Agencia France-Presse)
Madrid, España. - Lastrado por unos precios bajos dentro de sus fronteras, el arte contemporáneo argentino ha llegado como invitado de honor a la feria ARCO de Madrid, decidido a ganar valor y proyección.
Desde este miércoles y hasta el domingo, 12 galerías de Buenos Aires, seleccionadas por la comisaria Inés Katzenstein, exponen algunas de sus obras en el pabellón Ifema de la capital española, donde hace sólo un mes Argentina fue el invitado estrella de la feria turística FITUR.
En paralelo está previsto un extenso programa cultural en distintos puntos de Madrid.
El arte contemporáneo argentino recibió la invitación coincidiendo con la visita del presidente argentino Mauricio Macri, quien ha venido a España decidido a relanzar los intercambios comerciales en todos los frentes.
Prueba de ello es que el mandatario se desplazó este jueves al Ifema para inaugurar la feria.
Katzenstein explicó a la AFP que la selección efectuada es "un recorte heterogéneo" del panorama de arte contemporáneo argentino, donde "están representados todos los medios", con fotografías, pinturas, dibujos y videos de los años 60, 70, 80 y 90 principalmente.
Las obras expuestas son muy diversas, y tal como explica Jorge Mara, fundador de la galería Jorge Mara-La Ruche, "no hay una temática que se repita", sino que "cada uno tiene lo que quiere decir y lo manifiesta a su manera".
Eso sí, observa un regreso a materiales tradicionales, papel y tela, tras constatar en el pasado un mayor uso de "materiales no convencionales" como plásticos o polímeros.
En la docena de stands, los coleccionistas pueden adquirir obras a precios muy diversos, desde un atrapasueños de la joven artista plástica Sol Pipkin, valorado en 3.600 euros, hasta un libro del pintor y poeta Alberto Greco (1931-1965), puesto a la venta por unos 300.000 dólares.
Este último se titula "Besos Brujos", consta de 134 cartulinas formato A4 y es precisamente una de las "joyas" de la presencia argentina en ARCO.
A través de textos e ilustraciones, Alberto Greco aborda, pocos años antes de suicidarse a los 34, su amor por el pintor chileno Claudio Badal, ahora octogenario y autor de un prólogo a la obra.
Detrás de esta disparidad de precios se esconden las dificultades de un mercado argentino pequeño, sensible a las dificultades económicas de los últimos años y que actualmente "no está muerto pero tampoco está boyante", afirma Paz Lucero, responsable de la galería Henrique Faria, presente en Buenos Aires y Nueva York.
Pese a su potencial y su diversidad, "los artistas argentinos en general son muy poco valorados y tienen precios bajos", lo que redunda en "una producción más precaria y en que haya menos recursos", explica Leopold Mones Cazón, responsable de la galería Isla Flotante.
Por eso, según él, "los coleccionistas argentinos tienen una gran responsabilidad" a la hora de comprar y realzar el mercado interior.
El abogado y coleccionista Luis Incera, propietario de unas 350 piezas de arte, constata que actualmente "hay pocas galerías que sacan a los artistas afuera porque no tienen un mercado local que lo pueda financiar. Y eso genera un círculo vicioso".
Incera observa que en museos de Nueva York, México, España o Londres pueden verse obras de artistas plásticos argentinos consagrados. Entre ellos está Marta Minujín, figura del arte pop que trabajó con Andy Warhol y cuyos trabajos han sido expuestos en el Tate Modern londinense.
El desafío está ahora en dar a conocer a más artistas y hacer subir los precios, para lo cual debe crecer el mercado local. Para ello, añade el coleccionista, se necesita crecimiento económico y que se levanten las numerosas trabas burocráticas y aduaneras a la entrada y salida de obras de arte.
Mauro Herlitzka, coleccionista y asociado de la casa Henrique Faria, coincide en que es indispensable eliminar dichas trabas para galerías y particulares.
Y confía en que así lo haga el gobierno de Mauricio Macri, el cual ha hecho a su juicio un buen "diagnóstico" del problema y está empezando a apoyar más activamente las instituciones artísticas.
Igualmente, espera que salga adelante en todo el país el proyecto de ley de mecenazgo promovido por el presidente Macri.
El dispositivo, ya aplicado en la Ciudad de Buenos Aires, prevé la concesión de incentivos fiscales a aquellos empresarios que financien proyectos culturales.
En paralelo está previsto un extenso programa cultural en distintos puntos de Madrid.
El arte contemporáneo argentino recibió la invitación coincidiendo con la visita del presidente argentino Mauricio Macri, quien ha venido a España decidido a relanzar los intercambios comerciales en todos los frentes.
Prueba de ello es que el mandatario se desplazó este jueves al Ifema para inaugurar la feria.
Katzenstein explicó a la AFP que la selección efectuada es "un recorte heterogéneo" del panorama de arte contemporáneo argentino, donde "están representados todos los medios", con fotografías, pinturas, dibujos y videos de los años 60, 70, 80 y 90 principalmente.
Las obras expuestas son muy diversas, y tal como explica Jorge Mara, fundador de la galería Jorge Mara-La Ruche, "no hay una temática que se repita", sino que "cada uno tiene lo que quiere decir y lo manifiesta a su manera".
Eso sí, observa un regreso a materiales tradicionales, papel y tela, tras constatar en el pasado un mayor uso de "materiales no convencionales" como plásticos o polímeros.
En la docena de stands, los coleccionistas pueden adquirir obras a precios muy diversos, desde un atrapasueños de la joven artista plástica Sol Pipkin, valorado en 3.600 euros, hasta un libro del pintor y poeta Alberto Greco (1931-1965), puesto a la venta por unos 300.000 dólares.
Este último se titula "Besos Brujos", consta de 134 cartulinas formato A4 y es precisamente una de las "joyas" de la presencia argentina en ARCO.
A través de textos e ilustraciones, Alberto Greco aborda, pocos años antes de suicidarse a los 34, su amor por el pintor chileno Claudio Badal, ahora octogenario y autor de un prólogo a la obra.
- El desafío de la internacionalización -
Detrás de esta disparidad de precios se esconden las dificultades de un mercado argentino pequeño, sensible a las dificultades económicas de los últimos años y que actualmente "no está muerto pero tampoco está boyante", afirma Paz Lucero, responsable de la galería Henrique Faria, presente en Buenos Aires y Nueva York.
Pese a su potencial y su diversidad, "los artistas argentinos en general son muy poco valorados y tienen precios bajos", lo que redunda en "una producción más precaria y en que haya menos recursos", explica Leopold Mones Cazón, responsable de la galería Isla Flotante.
Por eso, según él, "los coleccionistas argentinos tienen una gran responsabilidad" a la hora de comprar y realzar el mercado interior.
El abogado y coleccionista Luis Incera, propietario de unas 350 piezas de arte, constata que actualmente "hay pocas galerías que sacan a los artistas afuera porque no tienen un mercado local que lo pueda financiar. Y eso genera un círculo vicioso".
Incera observa que en museos de Nueva York, México, España o Londres pueden verse obras de artistas plásticos argentinos consagrados. Entre ellos está Marta Minujín, figura del arte pop que trabajó con Andy Warhol y cuyos trabajos han sido expuestos en el Tate Modern londinense.
El desafío está ahora en dar a conocer a más artistas y hacer subir los precios, para lo cual debe crecer el mercado local. Para ello, añade el coleccionista, se necesita crecimiento económico y que se levanten las numerosas trabas burocráticas y aduaneras a la entrada y salida de obras de arte.
Mauro Herlitzka, coleccionista y asociado de la casa Henrique Faria, coincide en que es indispensable eliminar dichas trabas para galerías y particulares.
Y confía en que así lo haga el gobierno de Mauricio Macri, el cual ha hecho a su juicio un buen "diagnóstico" del problema y está empezando a apoyar más activamente las instituciones artísticas.
Igualmente, espera que salga adelante en todo el país el proyecto de ley de mecenazgo promovido por el presidente Macri.
El dispositivo, ya aplicado en la Ciudad de Buenos Aires, prevé la concesión de incentivos fiscales a aquellos empresarios que financien proyectos culturales.