Ortega ataca a obispos y da un golpe al diálogo en Nicaragua
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Managua. – Al acusar de "golpistas" a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), mediadores y testigos en un diálogo nacional, el presidente Daniel Ortega parece descartar la única instancia que ayudaría a resolver la crisis que estalló en abril y ha dejado más de 350 muertos, opinaron analistas.
"Ortega escogió la línea más dura ante el conflicto: la vía armada y paramilitar", dijo a dpa el sociólogo Oscar René Vargas al comentar el discurso que dio el jueves el mandatario de 72 años al celebrar el 39 aniversario del triunfo de la revolución sandinista.
Vargas recordó que fue el Gobierno el que en mayo pidió a la CEN mediar en un diálogo con la opositora Alianza Cívica, coalición que ha exigido discutir, con anuencia de los obispos, la dimisión de Ortega y el adelanto de elecciones de 2021 a marzo de 2019.
"Ortega llamó a los obispos porque creyó que podía manipularlos, pero cuando ellos comenzaron a jugar un papel crítico y a rechazar la represión, la estrategia oficial fue 'matar' a esos mediadores", dijo el analista, quien se desempeñó como asesor del ex guerrillero durante su primer Gobierno (1985-1990).
El mandatario acusó a los obispos de ser "parte de un plan golpista", de apoyar a "grupos satánicos y criminales" y de usar "muchos templos como cuarteles para almacenar armas y bombas". Por todo eso, dijo, "ellos mismos se descalificaron como mediadores y como testigos".
Según Vargas, Ortega "nunca estuvo dispuesto a dialogar con la sociedad civil y su estrategia no ha cambiado: él quiere que se acabe ese diálogo para convocar a otro diálogo con los partidos políticos 'zancudos' (minoritarios) en el Parlamento".
Para el periodista Carlos Fernando Chamorro, una de las voces más críticas de la televisión local, Ortega "le dio la última estocada al diálogo" al atacar a los obispos mediadores ante miles de personas y en presencia del nuncio apostólico en Nicaragua, el polaco Waldemar Sommertag, también invitado al acto partidario.
En declaraciones a la cadena estadounidense CNN, el hijo de la ex presidenta Violeta Chamorro (1990-1996) dijo que Ortega habló el jueves a sus seguidores no como un estadista, sino "como el comandante de una guerra, cuando lo que hay aquí no es una guerra, sino un Gobierno atacando a un pueblo desarmado".
Al respecto, Vargas comentó el llamado de Ortega a conformar "comités de auto-defensa" en barrios y ciudades de todo el país y opinó que eso buscaría dar legitimidad a unos 2.000 paramilitares que han estado operando junto a la Policía y con la anuencia del Ejército, pese a que la ley prohíbe la existencia de grupos irregulares.
"Los paramilitares de Daniel Ortega son como los 'colectivos' venezolanos o las 'caravanas de la muerte' que tuvo (el dictador chileno Augusto) Pinochet", afirmó el sociólogo, que vivió en Chile en la década de 1970.
A su juicio, el presidente "no está contemplando retirarse" del poder y "seguirá adelante con su línea dura", pese a que la crisis ha paralizado la economía con pérdidas por lucro cesante de más de 2.000 millones de dólares, de acuerdo a estimaciones independientes.
"A Ortega no le importa que se hunda el país ni que Estados Unidos, Alemania o la OEA condenen sus actos. Tampoco le importó a Pinochet, a quien lo condenó el mundo entero y gobernó 17 años", dijo Vargas.
A Pinochet le apoyó Estados Unidos en todo momento, mientras que a Chávez y Maduro en Venezuela y a Ortega en Nicaragua Estados Unidos ha intentado derrocarlos.
Vargas recordó que fue el Gobierno el que en mayo pidió a la CEN mediar en un diálogo con la opositora Alianza Cívica, coalición que ha exigido discutir, con anuencia de los obispos, la dimisión de Ortega y el adelanto de elecciones de 2021 a marzo de 2019.
"Ortega llamó a los obispos porque creyó que podía manipularlos, pero cuando ellos comenzaron a jugar un papel crítico y a rechazar la represión, la estrategia oficial fue 'matar' a esos mediadores", dijo el analista, quien se desempeñó como asesor del ex guerrillero durante su primer Gobierno (1985-1990).
El mandatario acusó a los obispos de ser "parte de un plan golpista", de apoyar a "grupos satánicos y criminales" y de usar "muchos templos como cuarteles para almacenar armas y bombas". Por todo eso, dijo, "ellos mismos se descalificaron como mediadores y como testigos".
Según Vargas, Ortega "nunca estuvo dispuesto a dialogar con la sociedad civil y su estrategia no ha cambiado: él quiere que se acabe ese diálogo para convocar a otro diálogo con los partidos políticos 'zancudos' (minoritarios) en el Parlamento".
Para el periodista Carlos Fernando Chamorro, una de las voces más críticas de la televisión local, Ortega "le dio la última estocada al diálogo" al atacar a los obispos mediadores ante miles de personas y en presencia del nuncio apostólico en Nicaragua, el polaco Waldemar Sommertag, también invitado al acto partidario.
En declaraciones a la cadena estadounidense CNN, el hijo de la ex presidenta Violeta Chamorro (1990-1996) dijo que Ortega habló el jueves a sus seguidores no como un estadista, sino "como el comandante de una guerra, cuando lo que hay aquí no es una guerra, sino un Gobierno atacando a un pueblo desarmado".
Al respecto, Vargas comentó el llamado de Ortega a conformar "comités de auto-defensa" en barrios y ciudades de todo el país y opinó que eso buscaría dar legitimidad a unos 2.000 paramilitares que han estado operando junto a la Policía y con la anuencia del Ejército, pese a que la ley prohíbe la existencia de grupos irregulares.
"Los paramilitares de Daniel Ortega son como los 'colectivos' venezolanos o las 'caravanas de la muerte' que tuvo (el dictador chileno Augusto) Pinochet", afirmó el sociólogo, que vivió en Chile en la década de 1970.
A su juicio, el presidente "no está contemplando retirarse" del poder y "seguirá adelante con su línea dura", pese a que la crisis ha paralizado la economía con pérdidas por lucro cesante de más de 2.000 millones de dólares, de acuerdo a estimaciones independientes.
"A Ortega no le importa que se hunda el país ni que Estados Unidos, Alemania o la OEA condenen sus actos. Tampoco le importó a Pinochet, a quien lo condenó el mundo entero y gobernó 17 años", dijo Vargas.
A Pinochet le apoyó Estados Unidos en todo momento, mientras que a Chávez y Maduro en Venezuela y a Ortega en Nicaragua Estados Unidos ha intentado derrocarlos.