AFP (Agencia France-Presse)
LOS ANGELES. - El cineasta italiano Paolo Sorrentino, que promociona estos días en Hollywood su película "La Grande Bellezza", dijo que "la cinefilia puede ser muy peligrosa", y contó que tuvo que olvidarse de Fellini, Ferreri y Scola para filmar Roma como si fuera "la primera vez".
"La Grande Bellezza", presentada en el último Festival de Cannes, representa a Italia en la carrera por el Óscar a la mejor película extranjera, cuyos candidatos se darán a conocer el 16 de enero con el resto de las nominaciones.
El film, que se estrena el viernes en Estados Unidos, fue destacado esta semana en el AFI Fest, el Festival del American Film Institute, que lanza tradicionalmente la campaña para los premios de Hollywood.
Sorrentino, que ya dirigió "Il Divo" en 2008, ha seducido a la crítica con "La Grande Bellezza", una película sobre el declive de una cierta Italia, visto a través de los ojos del cínico periodista mundano Jep Gambardella, interpretado por Toni Servillo, actor fetiche del cineasta.
"Una orgía cinematográfica increíble que honra a Roma en todo su esplendor y superficialidad", escribió en Cannes Variety, la biblia de Hollywood. "'La Dolce Vita' en versión amarga", dijo el New York Times.
Aunque la película no es abiertamente política como podría ser "Il Divo" -que narraba la vida del político italiano Giulio Andreotti-, se refiere no obstante a los excesos y abusos de la Italia de Berlusconi.
Pero a los 43 años, Sorrentino "realmente no piensa en (sus) películas como una continuidad, ni en las relaciones que puede haber entre cada una de ellas", dijo en una entrevista con la AFP.
"Son sólo las historias que me pasan por la cabeza y termino por escribir", dijo, reconociendo sin embargo que su última película "mira al mundo desde una perspectiva más precisa y, probablemente, más madura".
De vuelta a Italia
Para Sorrentino "La Grande Bellezza" es también un regreso a Italia después de filmar en Estados Unidos "This Must Be The Place" (Un lugar donde quedarse, 2011), en la que Sean Penn interpreta a un roquero que vuelve a Estados Unidos para vengar a su padre.
En el momento de elegir la ciudad o situar la acción de su nueva película, Roma se impuso. "Siempre ha sido Roma", dijo el napolitano. Pero, ¿cómo filmar la Ciudad Eterna cuando tantos cineastas legendarios, Fellini el primero, la han inmortalizado para generaciones de amantes del cine?
"Trato de imaginar que esta es la primera película rodada en esta ciudad y en este entorno, o sobre estas personas", señaló el realizador. "Ser cinéfilo puede ser muy peligroso: si uno pasa mucho tiempo pensando en las películas que ya se han hecho puede ser muy paralizante, porque uno tiene todo el tiempo las referencias en mente".
"Por eso es muy importante creer que esta es la única vez que esto se ha hecho. Así que evité ver otras películas y otras formas en las que se representaba a la ciudad", explicó.
También fue la "dualidad" de Roma, reflejada asimismo en la elección de la música, que mezcla madrigales y canciones pop, lo que atrajo a Sorrentino.
"Roma es una ciudad que tiene una gran capacidad de hacer convivir lo sagrado y lo profano, y yo tenía la misma filosofía para la música. Traté de mezclar los dos y ver cómo funcionaban juntos", dijo.
Algunas de las escenas más exitosas son las fiestas orgiásticas que marcan la película, que da Jep en su magnífica terraza con vistas al Coliseo, donde la flor y nata de Roma se "abandona".
"Fue una novedad para mí, porque yo nunca había filmado fiestas", observó. "Me encantó filmarlas porque me encanta ver bailar a la gente. Esta es una de las cosas que me gusta ver en una película, como cineasta".