Polémica en Egipto en torno a una escuela oficial de danza del vientre
La Vanguardia, Barcelona, España
De vez en cuando, la danza del vientre suscita apasionadas polémicas en Egipto, indudablemenbte la Meca de la danza oriental, donde hay miles y miles de estas bailarinas, entre las que descollaron Chafica la Copta, Tahia Carioca, Samia Gamal y ahora Fifi Abdo y Dina. En el parlamento egipcio, los diputados han ido a la greña por la iniciativa del Ministerio de Cultura de fundar una escuela oficial para enseñar este arte, tan reputado, no solo en los países árabes sino también en Europa y América.
La popular Dina ha expresado su interés en impartir estas clases en el proyectado centro oficial -hay muchas academias particulares de danza- y considera que con su apertura se ayudará a organizar un sindicato de bailarinas del vientre.
La danza oriental ha fascinado a los occidentales desde que algunos de sus escritores llegasen a estas tierras en el siglo XIX y expresasen su sensualidad en sus obras, y es la gran pasión de los pueblos del Oriente Medio. En una sociedad tan tradicional y represiva, supone un raro espacio de libertad, de expresión corporal. No es extraño que el virrey Mehmet Ali prohibiese en 1834 este baile en los cafetines de El Cairo y deportase a centenares de danzarinas al Alto Egipto; o que el propio "Rais" Gamal Abdel Nasser, en la década de los cincuenta, les obligase a taparse el ombligo, y que en los recientes años del integrismo islámico, estas artistas sufriesen graves amenazas.
Para algunas balilarinas del vientre, ha sido cruel enfrentarse a su familia para imponer su vocación, como Dani Butros, perteneciente a una acomodada familia cristiana libanesa, que se suicidó hace unos años en Beirut. La danza del vientre es inmensamente popular. No hay película egipcia sin alguna en sus escenas. No hay fiesta callejera que se precie, ni boda por más humilde que sea, ni reunión familiar de campanillas, sin este arte tan arraigado en las costumbres locales.
Tahia Caruioca, fallecida en 1999, fue la danzarina árabe más famosa del mundo. Fue tan popular que los egipcios dieron su nombre a un ventilador eléctrico que, al girar de sus aspas, le evocaba los voluptuosos movimientos de su cuerpo... La danza del vientre es inmortal.
Tomás Alcoverro