Polémica en México por proyecto turístico cercano a un arrecife de coral
AFP, Agence France-Presse
CABO PULMO, Gerard Vanderberghe, (AFP) - Un megaproyecto turístico e inmobiliario de un grupo español suscita polémica en México, pues se prevé realizarlo en las inmediaciones de uno de los últimos tres arrecifes de coral vivos en América del Norte, declarado reserva natural en 1995 con vistas a su protección.
Toda una pequeña ciudad será construida muy cerca de la playa, con miles de habitaciones de hotel, casas campestres, una escuela, comercios, una pista de aterrizaje para jets privados, una marina y tres campos de golf, a los que se sumará una planta de desalinización de agua, con un costo presupuestado de 500 millones de dólares.
Por el momento, el balnerario es casi secreto: unos cuantos pequeños hoteles y retaurantes junto a un club de buceo, contadas casas casas de estadounidenses ecologistas o bohemios, aprendices de surf y buceo, aunque algunos de ellos tienen suficiente dinero como para llegar en avionetas.
El arrecife, que según los expertos data de hace 25.000 años, tiene 25 metros de fondo, alberga bancos de miles de peces, es hogar de cientos de especies, desde pequeñas conchas hasta meros de más de un metro. En sus huecos habitan las morenas y, un poco más allá, merodean los tiburones.
"El proyecto destruirá el arrecife", denuncia Juan Castro, el patriarca de la familia más antigua de Cabo Pulmo, integrado en 2005 a la lista de sitios considerados patrimonio natural de la humanidad por la Unesco.
Este ex recolector de perlas que se ha declarado adversario del proyecto "Cabo Cortés" es apoyado por organizaciones no gubernamentales tanto regionales como internacionales.
"En algunos años, los que vengan verán un arrecife muerto", dijo a la AFP. Castro agregó que no está convencido por los argumentos del promotor, quien insiste en que su proyecto tiene todas las autorizaciones legales necesarias.
"Es una lucha muy difícil, contra montañas de dinero. Las autoridades no hacen otra cosa que hablar en favor del proyecto, lo único que les interesa es el negocio", denuncia Juan.
"No hacen los estudios medioambientales indicados. Aquí los hicieron de modo que favorecieran al promotor", añade.
"No queremos polémicas, queremos colaboración en la protección del medio ambiente, y somos totalmente transparentes", asegura a la AFP el representante de "Cabo Cortés", Sergio Tabansky.
"Hay que señalar que el 60% del terreno permanecerá como una reserva ecológica y que la primera fase de nuestro proyecto, que se desarrollará en 25 años, sólo afectará 450 hectáreas en las que se construirán 2.500 habitaciones en los próximos cinco años", señaló.
"Tenemos todas las autorizaciones, tras los estudios ambientales realizados por las autoridades", agrega Tabansky, precisando que el proyecto de "Cabo Cortés", no tocará las dunas.
"Nuestra preocupación ambiental ha aumentado cerca de 40% el costo total del proyecto" incluyendo las limitaciones a las dimensiones de los edificios y el tratamiento de aguas, subraya.
Los constructores del proyecto tampoco creen que la planta de desalinización del agua vaya a impactar el arrecife, pues estará a 17 km de distancia.
Por ahora "Cabo Cortés" no tiene más que unos quince empleados: los guardias que cuidan el terreno, como Luis Alberto, quien trabaja allí desde hace tres años -como él mismo dice- vigilando playas solitarias donde alguna vez un pescador se acerca a lanzar sus redes.