Presidenta Bachelet promulga histórica ley sobre aborto en Chile
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Santiago de Chile. - La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, puso hoy fin a 25 años de prohibiciones al promulgar una histórica ley para despenalizar el aborto voluntario bajo tres causas, una norma que ha sido fuertemente resistida por la Iglesia católica y sectores ultraconservadores del país.
"(Es) un día largamente esperado por las mujeres en Chile. Hoy, por fin firmamos la ley que consagra el derecho que tiene toda mujer a decidir sobre su cuerpo y su embarazo en tres casos sumamente precisos y humanamente difíciles", dijo emocionada la mandataria en una ceremonia en La Moneda, la mítica sede de Gobierno.
"De ahora en más será su voluntad, no la voluntad ajena, la que determine si ella seguirá o no con su embarazo", agregó Bachelet sobre la norma, una de las iniciativas emblemáticas y promesa de campaña de su segundo mandato que concluye el 11 de marzo de 2018.
Las mujeres "han debido someterse a las determinaciones forzosas del Estado, o actuar en la clandestinidad", subrayó la jefa de Estado ante unos 1.500 invitados, principalmente mujeres, en el Patio de Los Naranjos de la Moneda.
A partir de ahora, y después de 25 años, la nueva ley permite la interrupción voluntaria del embarazo cuando exista riesgo de vida para la madre, inviabilidad del feto o violación.
"El Estado asume un rol que es irrenunciable. Garantizar derechos y alternativas para tomar las decisiones libremente. Estamos poniéndonos a tono con las legislaciones del mundo que nos han hecho ver que la penalización a todo evento representaba un incumplimiento en materia de derechos humanos", dijo la jefa de Estado, de profesión médico pediatra.
La iniciativa había quedado lista para su promulgación luego de que fuera aprobada por el Congreso el 2 de agosto tras casi dos años y medio de un duro trámite legislativo.
Sin embargo, un requerimiento de la oposición de derecha en el Parlamento ante el Tribunal Constitucional (TC) denunciaba que la norma atentaba, entre otras cosas, contra el derecho a la vida consagrado en la carta Magna al permitir "el aborto directo o provocado", por lo que exigía a los magistrados declararla inconstitucional.
Hace tres semanas, y luego de audiencias públicas en las que los miembros del TC, ocho hombres y dos mujeres, escucharon durante dos días a 135 expositores, que alegaron en favor o en contra de la iniciativa, desestimó la protesta por seis votos a cuatro. Las decisiones del Tribunal son inapelables.
"Hoy día han ganado las mujeres, ha ganado la democracia y ha ganado Chile", celebraba Bachelet en esa oportunidad, mientras la Iglesia Católica y otras confesiones religiosas, además de sectores ultra conservadores del país, rechazaban la iniciativa.
"La resolución (…) ofende a la conciencia y al bien común de los ciudadanos", reaccionó entonces en una declaración la poderosa Conferencia Episcopal, al considerar que "la sociedad entera es la que pierde al legalizarse el aborto en Chile, aunque sea bajo ciertas condiciones", subrayó.
Cifras del Ministerio de Salud de 2015, citadas por Amnistía Internacional, señalan que en el país se realizan más de 33.000 abortos por año, aunque esa cantidad puede ser más alta, según otros estudios. Hasta ahora, y desde hace más de 25 años, el aborto en cualquier circunstancia era castigado con penas de cárcel.
Desde 1931 estuvo vigente en el país una ley de aborto terapéutico que la dictadura militar del fallecido Augusto Pinochet, por presiones de sectores conservadores y de la Iglesia católica, derogó pocos meses antes del término de su régimen, en 1990.
La polémica sobre la iniciativa, que sigue hasta ahora, adquirió nuevos aires luego que el domingo la mandataria fuera víctima de insultos cuando llegaba invitada a una ceremonia de las Iglesias evangélicas, en el marco de las celebraciones por las festividades patrias en el país.
"Asesina", le gritó un grupo de personas apostadas en las afueras del recinto, mientras en el interior, durante el culto, pastores de las diferentes Iglesias evangélicas criticaron el proyecto.
La próxima semana, Bachelet asistirá a una ceremonia similar que organiza la Iglesia católica en la Catedral de Santiago. El rito lo presidirá el cardenal Ricardo Ezzati, un severo impugnador de la nueva ley de aborto.
"De ahora en más será su voluntad, no la voluntad ajena, la que determine si ella seguirá o no con su embarazo", agregó Bachelet sobre la norma, una de las iniciativas emblemáticas y promesa de campaña de su segundo mandato que concluye el 11 de marzo de 2018.
Las mujeres "han debido someterse a las determinaciones forzosas del Estado, o actuar en la clandestinidad", subrayó la jefa de Estado ante unos 1.500 invitados, principalmente mujeres, en el Patio de Los Naranjos de la Moneda.
A partir de ahora, y después de 25 años, la nueva ley permite la interrupción voluntaria del embarazo cuando exista riesgo de vida para la madre, inviabilidad del feto o violación.
"El Estado asume un rol que es irrenunciable. Garantizar derechos y alternativas para tomar las decisiones libremente. Estamos poniéndonos a tono con las legislaciones del mundo que nos han hecho ver que la penalización a todo evento representaba un incumplimiento en materia de derechos humanos", dijo la jefa de Estado, de profesión médico pediatra.
La iniciativa había quedado lista para su promulgación luego de que fuera aprobada por el Congreso el 2 de agosto tras casi dos años y medio de un duro trámite legislativo.
Sin embargo, un requerimiento de la oposición de derecha en el Parlamento ante el Tribunal Constitucional (TC) denunciaba que la norma atentaba, entre otras cosas, contra el derecho a la vida consagrado en la carta Magna al permitir "el aborto directo o provocado", por lo que exigía a los magistrados declararla inconstitucional.
Hace tres semanas, y luego de audiencias públicas en las que los miembros del TC, ocho hombres y dos mujeres, escucharon durante dos días a 135 expositores, que alegaron en favor o en contra de la iniciativa, desestimó la protesta por seis votos a cuatro. Las decisiones del Tribunal son inapelables.
"Hoy día han ganado las mujeres, ha ganado la democracia y ha ganado Chile", celebraba Bachelet en esa oportunidad, mientras la Iglesia Católica y otras confesiones religiosas, además de sectores ultra conservadores del país, rechazaban la iniciativa.
"La resolución (…) ofende a la conciencia y al bien común de los ciudadanos", reaccionó entonces en una declaración la poderosa Conferencia Episcopal, al considerar que "la sociedad entera es la que pierde al legalizarse el aborto en Chile, aunque sea bajo ciertas condiciones", subrayó.
Cifras del Ministerio de Salud de 2015, citadas por Amnistía Internacional, señalan que en el país se realizan más de 33.000 abortos por año, aunque esa cantidad puede ser más alta, según otros estudios. Hasta ahora, y desde hace más de 25 años, el aborto en cualquier circunstancia era castigado con penas de cárcel.
Desde 1931 estuvo vigente en el país una ley de aborto terapéutico que la dictadura militar del fallecido Augusto Pinochet, por presiones de sectores conservadores y de la Iglesia católica, derogó pocos meses antes del término de su régimen, en 1990.
La polémica sobre la iniciativa, que sigue hasta ahora, adquirió nuevos aires luego que el domingo la mandataria fuera víctima de insultos cuando llegaba invitada a una ceremonia de las Iglesias evangélicas, en el marco de las celebraciones por las festividades patrias en el país.
"Asesina", le gritó un grupo de personas apostadas en las afueras del recinto, mientras en el interior, durante el culto, pastores de las diferentes Iglesias evangélicas criticaron el proyecto.
La próxima semana, Bachelet asistirá a una ceremonia similar que organiza la Iglesia católica en la Catedral de Santiago. El rito lo presidirá el cardenal Ricardo Ezzati, un severo impugnador de la nueva ley de aborto.