Puigdemont suspende los efectos de la independencia para contribuir al diálogo
La Vanguardia, Barcelona, España
Barcelona. - “Proponemos suspender durante unas semanas la declaración de independencia para entrar en una etapa de diálogo”. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha frenado su intención de declarar explícitamente este martes la independencia de Catalunya en el Parlament, y ha optado por, aunque asumirla según los resultados del 1-O, suspenderla temporalmente con el fin de contribuir al diálogo y a la mediación, en lo que ha considerado un “gesto de generosidad”.
El president entiende que los resultados del referéndum del 1-O deben ser considerados válidos, al considerar que “las urnas” avalaron la independencia de Catalunya. Sin embargo, se ha limitado a decir que asume “presentar” ante el Parlament “el mandato” democrático para que “Catalunya se convierta en un Estado independiente en forma de república”. Y lo ha hecho justo antes de que él mismo haya suspendido la “declaración” como contribución al diálogo y la mediación.
Tras ello, Puigdemont ha llamado a los distintos agentes políticos, sociales, empresariales y mediáticos a contribuir al diálogo y a no tensar más la situación política. En este sentido, ha pedido al Gobierno de Mariano Rajoy que actúe con “la misma responsabilidad y generosidad”, y que “escuche” las peticiones que han llegado para llevar a cabo una mediación. El presidente catalán ha concluido que si todo el mundo actúa con responsabilidad, “el conflicto se puede resolver de forma serena y acordada, y respetando la voluntad de los catalanes”. Objetivo: desescalar la tensión
Al arranque Puigdemont ha comenzado avisando de que no va a verter “ni amenazas ni chantajes ni insultos” y que atenderá a la “necesidad imperiosa” de “desescalar la tensión”. Dirigiéndose a los “ciudadanos españoles” en castellano, el presidente catalán ha querido hacer evidente su “voluntad de diálogo”. “No tenemos nada contra los españoles, nos queremos reentender mejor. Hoy y desde hace años la relación no es buena”, ha manifestado.
El president ha hecho su lectura personal sobre lo ocurrido el pasado 1-O. A su juicio, lo que se vivió fue una jornada electoral que se desarrolló “entre brutales ataques policiales contra ciudadanos que hacían cola en los colegios”. Puigdemont ha considerado que la estrategia del Estado pasaba por “provocar el pánico generalizado para que la gente se quedara en casa”, pero que “les salió el tiro por la culata”. Ha subrayado que más de 2,2 millones de personas acudieron a votar a pesar de ello, y que además pudieron votar porque “encontraron urnas, papeletas y un censo fiable”.
El presidente catalán ha admitido que existe un clima de tensión en Catalunya y ha constatado que muchos ciudadanos están “preocupados y asustados”. A su juicio, eso se ha debido a “la intervención del Estado” y, en concreto, a dos cosas: a la “violencia gratuita” y a la decisión de muchas empresas” de mover su sede social fuera de Catalunya, unos movimientos que ha considerado que deben leerse más en clave de “relato ante los mercados” que de “efectos reales” a la economía catalana.
Tras ello, Puigdemont ha llamado a los distintos agentes políticos, sociales, empresariales y mediáticos a contribuir al diálogo y a no tensar más la situación política. En este sentido, ha pedido al Gobierno de Mariano Rajoy que actúe con “la misma responsabilidad y generosidad”, y que “escuche” las peticiones que han llegado para llevar a cabo una mediación. El presidente catalán ha concluido que si todo el mundo actúa con responsabilidad, “el conflicto se puede resolver de forma serena y acordada, y respetando la voluntad de los catalanes”. Objetivo: desescalar la tensión
Al arranque Puigdemont ha comenzado avisando de que no va a verter “ni amenazas ni chantajes ni insultos” y que atenderá a la “necesidad imperiosa” de “desescalar la tensión”. Dirigiéndose a los “ciudadanos españoles” en castellano, el presidente catalán ha querido hacer evidente su “voluntad de diálogo”. “No tenemos nada contra los españoles, nos queremos reentender mejor. Hoy y desde hace años la relación no es buena”, ha manifestado.
El president ha hecho su lectura personal sobre lo ocurrido el pasado 1-O. A su juicio, lo que se vivió fue una jornada electoral que se desarrolló “entre brutales ataques policiales contra ciudadanos que hacían cola en los colegios”. Puigdemont ha considerado que la estrategia del Estado pasaba por “provocar el pánico generalizado para que la gente se quedara en casa”, pero que “les salió el tiro por la culata”. Ha subrayado que más de 2,2 millones de personas acudieron a votar a pesar de ello, y que además pudieron votar porque “encontraron urnas, papeletas y un censo fiable”.
El presidente catalán ha admitido que existe un clima de tensión en Catalunya y ha constatado que muchos ciudadanos están “preocupados y asustados”. A su juicio, eso se ha debido a “la intervención del Estado” y, en concreto, a dos cosas: a la “violencia gratuita” y a la decisión de muchas empresas” de mover su sede social fuera de Catalunya, unos movimientos que ha considerado que deben leerse más en clave de “relato ante los mercados” que de “efectos reales” a la economía catalana.