El jeque Abdel el Moati el Bayumi, uno de los principales directivos de Al Azhar en El Cairo, instó al gobierno del presidente Barack Obama --que en junio de 2009 pronunció en la capital egipcia un importante discurso de conciliación con el mundo musulmán-- a impedir ese proyecto.
"Si el gobierno (estadounidense) no logra impedirlo, constituiría la última manifestación de terrorismo religioso y arruinaría las relaciones entre Estados Unidos y el mundo musulmán", declaró El Moati a la AFP.
"Eso será una oportunidad para el terrorismo ¿Quieren combatir el terrorismo o alentarlo?, argumentó.
Allegada al poder egipcio, la prestigiosa institución Al Azhar, a la vez centro religioso y universidad, es considerada como un polo moderado en la enseñanza y difusión de la doctrina sunita en el mundo.
Por su parte, un alto dirigente de los Hermanos Musulmanes egipcios, Esam al Erian, declaró a la AFP que quemar el libro sagrado de los musulmanes sería "un acto de barbarie que recuerda a la Inquisición".
Si el proyecto, anunciado para el 11 de septiembre, es llevado a cabo, "aumentará el odio hacia Estados Unidos en el mundo musulmán", dijo.
Los Hermanos Musulmanes, oficialmente prohibidos en Egipto pero tolerados de hecho, son la primera fuerza de oposición en el país.
Pese a las advertencias y llamamientos procedentes de todo el mundo, entre ellos de la Casa Blanca, el Vaticano, Irán y del comandante de las tropas internacionales lideradas por Estados Unidos en Afganistán, el grupo fundamentalista cristiano Dove World Outreach Center anunció el martes que quemará el Corán en el noveno aniversario de los atentados del 11 de septiembre.