Reconciliación entre lugareños y elefantes en parque natural de Gabón
AFP (Agencia France-Presse)
Parque nacional de la Lopé, Gabón. - Desde hace meses los elefantes y los habitantes del Parque nacional de La Lopé, en Gabón, viven en paz gracias a unas barreras eléctricas que impiden la entrada de los paquidermos en las plantaciones.
"La comida está segura, los elefantes ya no destruyen", afirma con una sonrisa Flavie Mabara, agricultora de la aldea de Kazmabika, que cultiva tubérculos y bananas en un recinto blindado con un cerco eléctrico.
A lo largo de unos 15 km, un cierre eléctrico alimentado por paneles solares protege desde hace casi cuatro meses las plantaciones de los habitantes del Parque nacional de la Lopé, en pleno corazón de Gabón, ubicado entre el curso del río Ogoué, sabanas y colinas verdes.
Las autoridades gabonesas decidieron solucionar este conflicto entre las personas y la fauna con barreras eléctricas, que impiden a los paquidermos devastar las plantaciones.
La tecnología fue importada desde Kenia, donde ha demostrado su eficacia.
"Ya habíamos intentado los cartuchos de pimienta, las colmenas de abejas, pero todos estos métodos fracasaron", explicó a la AFP el profesor Lee White, secretario ejecutivo de la Agencia Nacional de Parques Nacionales (ANPN), una verdadera institución en este país de 260.000 km2, de los que la mitad están cubiertos por selva.
"Hay actualmente tres barreras en Gabón, pero espero conseguir 500", añade White, al que la revista National Geographic describió en 2016 como un "Tarzán de la vida real".
El principal problema sigue siendo el coste del cierre, declara a la AFP un guardia encargado del mantenimiento del parque. Según él, se gastaron alrededor de 35 millones de francos CFA (53.400 euros) en esta estructura.
Un problema muy espinoso en un país petrolero sumido en graves dificultades financieras y con muchos retrasos en los pagos a empresas y funcionarios.
La ANPN intentará reducir el coste de las próximas barreras a 10 millones de FCFA (15.200 euros), según White.
La caza furtiva -afirma White- incita a los elefantes a acercarse a las aldeas, lo que supone una amenaza directa para las plantaciones de subsistencia.
"Nosotros no queremos elefantes, porque se comen nuestras plantaciones (...) no tenemos otro trabajo", declara Mabara.
Los campesinos han llegado incluso a matar a los paquidermos, en protesta -dicen- por la falta de indemnizaciones por parte de las autoridades.
Gabón alberga la mitad de la población mundial de elefantes de selva (diferentes a los de la sabana).
A lo largo de unos 15 km, un cierre eléctrico alimentado por paneles solares protege desde hace casi cuatro meses las plantaciones de los habitantes del Parque nacional de la Lopé, en pleno corazón de Gabón, ubicado entre el curso del río Ogoué, sabanas y colinas verdes.
Las autoridades gabonesas decidieron solucionar este conflicto entre las personas y la fauna con barreras eléctricas, que impiden a los paquidermos devastar las plantaciones.
La tecnología fue importada desde Kenia, donde ha demostrado su eficacia.
"Ya habíamos intentado los cartuchos de pimienta, las colmenas de abejas, pero todos estos métodos fracasaron", explicó a la AFP el profesor Lee White, secretario ejecutivo de la Agencia Nacional de Parques Nacionales (ANPN), una verdadera institución en este país de 260.000 km2, de los que la mitad están cubiertos por selva.
"Hay actualmente tres barreras en Gabón, pero espero conseguir 500", añade White, al que la revista National Geographic describió en 2016 como un "Tarzán de la vida real".
El principal problema sigue siendo el coste del cierre, declara a la AFP un guardia encargado del mantenimiento del parque. Según él, se gastaron alrededor de 35 millones de francos CFA (53.400 euros) en esta estructura.
Un problema muy espinoso en un país petrolero sumido en graves dificultades financieras y con muchos retrasos en los pagos a empresas y funcionarios.
La ANPN intentará reducir el coste de las próximas barreras a 10 millones de FCFA (15.200 euros), según White.
- Paquidermos amenazados -
La caza furtiva -afirma White- incita a los elefantes a acercarse a las aldeas, lo que supone una amenaza directa para las plantaciones de subsistencia.
"Nosotros no queremos elefantes, porque se comen nuestras plantaciones (...) no tenemos otro trabajo", declara Mabara.
Los campesinos han llegado incluso a matar a los paquidermos, en protesta -dicen- por la falta de indemnizaciones por parte de las autoridades.
Gabón alberga la mitad de la población mundial de elefantes de selva (diferentes a los de la sabana).