Recuento crítico sobre la poesía de José María Lima ( 1 de 2 )
Claridad, Puerto Rico
Escritores tales como José Emilio González, Lilliana Ramos Collado, Áurea María Sotomayor, Vanessa Droz, Rafael Acevedo y Joserramón Melendes, entre otros, incluyendo al premio Nóbel, Juan Ramón Jiménez, han reconocido y, en el mejor de los casos, han valorado críticamente la obra de Lima. La importancia de la obra de Lima en el catálogo de la literatura puertorriqueña es irrefutable. Sin embargo, a más de 25 años de la publicación de La sílaba en la piel, no existe un corpus cuantioso de crítica ni de estudios sobre el escritor.
Parece ser que Vanesa Droz fue quien escribió para El Mundo la primera nota sobre el libro en noviembre de 1982. En la misma, la escritora afirma que la pieza de Lima es “su presentación frontal y coherente” en las letras puertorriqueñas. Como característica del texto, la autora de La cicatriz a medias (Editorial Cultural, 1982) señala que el poemario trasluce una “fecunda relación entre autor y editor”.
En diciembre del mismo año, dos breves estudios selectos se publican en la Isla. “Apuntes sin t(j)erminar” , de Joserramón Melendes, editor del texto, se publica en la revista Reintegro, mientras “Sobre La sílaba en la piel”, de José Emilio González, se divulga en el periódico Claridad.
El escrito de González es el primero, sin contar los de Melendes, que se detiene a analizar con más profundidad el texto. En éste, González, quien se doctoró en la Universidad de Sorbona, en París, con una tesis sobre la poesía puertorriqueña de 1930 a 1960, escrita originalmente en francés, y que ha sido publicada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña, hace ocho señalamientos críticos de la obra de Lima. Algunos de éstos son: la imagen como componente esencial en la construcción del poema y como microcosmos poético; primacía del recurso poético de la sinécdoque; lo plástico y lo sensorial como atributos del texto; la seriación de imágenes (asimetrismo y desbalance); imágenes como poemas diminutos, y riqueza lingüística. También, el fenecido catedrático subraya las influencias del poeta, mencionando a Vallejo, Neruda, André Bretón, Borges, T. S. Elliot, Julia de Burgos y Roque Dalton, situándolo como escritor influido por la corriente existencialista de Sartre y Camus. Otra anotación relevante en torno al escrito es que su autor supo percibir el motivo del disfraz del mundo esencialmente dramático de Lima.
En el 1983, dos importantes estudios se publican sobre el particular. Las poetas y académicas, Lilliana Ramos Collado y Áurea María Sotomayor, publican sus valoraciones literarias del texto de Lima en revistas de la época.
Ramos Collado destaca el carácter plástico del texto, comparando su publicación al acto de develar una hermosa estatua. Sumado a esto, concibe la pieza como seis poemarios en uno.
Por otra parte, Sotomayor, quien escribe el texto crítico, Las tácticas de la sorpresa, para su libro de literatura puertorriqueña Hilo de Aracne, redacta un estudio minucioso sobresaliente con relación al poeta y su obra. En el mismo, la autora de La gula de la tinta (Postdata, 1993), señala que La sílaba en la piel es una obra que “vence la epidemia de la desmemoria” y lo describe como el “testimonio poético lúcido” de un vidente, ajedrecista y dibujante.
Además, otra gran aportación de Sotomayor es afirmar que Lima es “el primer poeta puertorriqueño que internaliza la lección vallejiana a nivel estilístico”. La enumeración de los deícticos, las personificaciones, la nominalización de adverbios y adjetivos, los diminutivos de valor afectivo, el uso del apóstrofe, y el estilo diagonal son algunos de los atributos gramático-estilísticos que advierte Sotomayor en la poesía de Lima como consecuencia de la influencia del autor de Trilce (Cátedra, 1922).
Desde entonces, han sido pocos los acercamientos a La sílaba en la piel. Durante la década del 90, cabe mencionar la entrevista que le hiciera Rafael Acevedo para este suplemento cultural ( En Rojo-Claridad, 1996), en la cual Lima comenta acerca de su estilo: “Entre el significado y el ritmo, cuando hay que sacrificar algo, siempre, casi siempre, sacrifico el significado. Yo sé que queda por ahí y vuelve a aflorar en algún momento, en otro poema”.
Tras la publicación de Rendijas, en el 2001, Jan Martínez, quien fungió como editor de la edición antes mencionada, ha publicado dos escritos: “José María Lima, poeta surrealista” y “Mito, conflicto y utopía en la obra poética de José María Lima” También, se ha anunciado la publicación del libro Lógicas del extravío: Anatomía existencial en la obra poética de José María Lima (Ediciones Puerto) de Zoé Corretjer Jiménez, también profesora de la Universidad de Puerto Rico.
Uno de los asuntos más relevantes del quehacer crítico es vincular al poeta con un estilo generacional y/o movimiento literario. Para Melendes, editor del texto de 1982 y, quizás, el estudioso que más conoce sobre Lima, el poeta es:
(…) el mejor dotado para la vanguardia entre los nombres polares de Hugo Margenat, Jaime Vélez i Luis Antonio Rosario; con quienes teje ese ilo de Ariadna entre la alta Jenerasión del 30’ licuada su secuela por 20 años de muñosimo, i la dura expresión sesentista que cunde asta nosotros.
Sin embargo, Lima comenta en entrevista con Acevedo: “Yo les daba los poemas a los amigos, pero nunca coincidí con la gente de mi generación, digamos. No conocí a Hugo Margenat, aunque él me llevaba sólo un año. Ni a Jaime Carrero”. Lima se percibe a sí mismo distante de la escena generacional que lo vincula a estos poetas. Por otro lado, para Martínez, Lima es un “gran continuador de la tradición vanguardista, en particular de su modalidad surrealista”, definición que coloca al matemático en una especie de transición literaria, o neo-vanguardia.
|