AFP (Agencia France-Presse)
DAMASCO. - El presidente sirio, Bashar al Asad, llevó a cabo una remodelación del Gobierno, centrada en los ministerios económicos y sociales en un momento en que el día a día se está convirtiendo en un calvario para buena parte de la población debido a la violencia y a las sanciones.
A pesar de este contexto de guerra, el patriarca maronita Beshara Butros Rai viajará a Siria por primera vez desde la independencia de Líbano en 1943. Y lo hará para asistir el domingo a la ceremonia de entronización de Yuhana Yasigi, patriarca grecoortodoxo de Antioquía y de Todo Oriente, afirmó un responsable de esta Iglesia.
Según el diario libanés antisirio An Nahar, "la participación de varios jefes de Iglesias es una manera de expresar la solidaridad entre las Iglesias" en un momento en que la crisis "golpea también a los cristianos de Siria", que representan alrededor del 5% de la población.
El país atraviesa una crisis económica sin precedentes que, según el Banco Mundial, se traduce en una contracción del 20% del Producto Interior Bruto (PIB), un déficit en las cuentas corrientes que alcanza el 7,1% del PIB y un índice de desempleo de 37% que podría alcanzar el 50% al final de 2013, según la ESCWA (Comisión Económica y Social para el Oeste Asiático).
Asad ya había realizado varias remodelaciones ministeriales desde el comienzo, en marzo de 2011, de la revuelta contra su régimen, que se fue convirtiendo en conflicto armado. Esta vez decidió separar los ministerios del Trabajo y de Asuntos Sociales y cambiar a los titulares de las carteras de Petróleo, Finanzas, Vivienda, Agricultura y Obras Públicas.
Los daños ocasionados a la economía por la crisis y la violencia representan el 55% del PIB. Además escasea la gasolina, los apagones son frecuentes y la inflación supera el 50% en términos interanuales.
Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que el sistema agrícola, que emplea a casi el 40% de la población, se ha visto muy afectado, con una producción muy mermada.
Sobre el terreno, el régimen se declaró dispuesto a dialogar con sus adversarios, siempre que sea "sin condiciones previas".
Pero los combates no amainan. Los bombardeos aéreos tomaron como blanco este sábado a la provincia de Damasco y hubo combates en el límite de Jobar, un barrio del este de la capital. La provincia central de Homs también sufrió bombardeos, aseguró el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que cuenta con una amplia red de informadores sobre el terreno.
Este observatorio registró 136 muertos el viernes y en lo que va de sábado ya ha contabilizado unos 15.
"La puerta está abierta, la mesa de negociaciones está ahí, bienvenido sea cualquier sirio que quiera dialogar con nosotros, somos serios respecto al diálogo", afirmó el viernes por la noche el ministro de Información sirio, Omran asSohbi.
El jefe de la Coalición opositora, Ahmed Moas al Jatib, había propuesto entablar negociaciones directas con representantes del régimen que "no tengan las manos manchadas de sangre", pero lo supeditó a la renuncia de Asad.
Jatib también había exigido la liberación antes del domingo de todas las prisioneras detenidas por el régimen, diciendo que, en caso contrario, retiraría la oferta de diálogo.
El nuevo secretario de Estado estadounidense, John Kerry, prometió el viernes una nueva iniciativa "diplomática" para poner fin a la guerra en Siria, pero Estados Unidos sigue descartando armar a los rebeldes.