Rescate en cueva pone a las autoridades tailandesas en la encrucijada
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Chiang Rai, Tailandia. - El posible rescate del equipo de fútbol juvenil atrapado en una cueva de Tailandia sigue en el aire: por un lado ahora se dan las condiciones meteorológicas para intentar sacarlos, pero salir buceando implica riesgos para los chicos.
Según dijo hoy a la prensa Narongsak Osotthanakorn, gobernador de la provincia en la que se encuentra la cueva, Chiang Rai, las condiciones son ahora "más apropiadas" en lo que se refiere al nivel del agua y el estado de salud de los chicos. Sin embargo, todavía no se tomó una decisión al respecto, agregó el gobernador, que también está al mando del dispositivo de salvamento.
El grupo -formado por 12 chicos de entre 11 y 16 años y su entrenador, de 25- está atrapado desde el 23 de junio en el interior de la cueva Tham Luang-Khun Nam Nang Non, ubicada en una región próxima a la frontera con Myanmar, en el norte del país.
Los muchachos y su entrenador fueron de excursión a la cueva tras un entrenamiento de fútbol pero una inundación repentina los sorprendió y quedaron aislados a cuatro kilómetros de la entrada. Fueron localizados el pasado lunes, tras nueve días de búsqueda, aunque todavía no pudieron salir a la superficie.
Partes de la cueva siguen inundadas a pesar de los esfuerzos de los equipos de salvamento para drenar el agua con bombas industriales.
Una de las opciones de rescate es que los niños y adolescentes salgan buceando de la cueva. Sin embargo se trata de una opción arriesgada, ya que el camino hasta la salida pasa por zonas oscuras, otras anegadas y puede durar hasta unas cinco horas.
Aun así, los jóvenes ya han recibido las primeras lecciones de buceo para emprender la salida acompañados de un rescatista profesional, aunque algunos ni siquiera saben nadar bien.
Los rescatistas necesitan unas seis horas para llegar hasta ellos. El viernes un buzo tailandés murió cuando regresaba de colocar bombonas de oxígeno en la cueva por causas que aun se desconocen. Podría ser que la bombona no funcionase correctamente o que se le agotara el oxígeno.
Otra posibilidad es taladrar un agujero de 600 metros en el techo de la cueva y sacar a los muchachos por allí, aunque esa opción todavía está en fase exploratoria.
Hoy se apreciaba poco movimiento ante la cueva y no había rastro de los helicópteros que en los últimos días sobrevolaban las montañas.
Ante la dificultad de que los jóvenes salgan buceando, al gobernador Narongsak le gustaría retrasar el comienzo del rescate. Sin embargo, el tiempo juega en contra. Los últimos días no llovió pero en la tarde del sábado comenzó a hacerlo y para los próximos días se pronostican fuertes precipitaciones que podrían inundar aun más la cueva y hacer más difícil la salida buceando. La temporada de lluvias de Tailandia se prolonga de junio a noviembre.
Pero la lluvia no es el único motivo de preocupación. El nivel de oxígeno en el lugar donde se encuentran los jóvenes cayó del 21 al 15 por ciento, explicó Narongsak. Y según la prensa, las condiciones higiénicas son lamentables, con lo que las bacterias, virus y hongos podrían propagarse fácilmente.
Aún así, los jóvenes aseguraron encontrarse bien en los mensajes que un buzo llevó a sus familias desde la cueva.
"No se preocupen, todo el mundo está fuerte", afirma uno de los mensajes, publicados hoy en el Facebook de la unidad de élite tailandesa SEAL.
"Cuando salgamos de aquí queremos comer muchas cosas. Queremos ir a casa cuanto antes", añade la nota, escrita en tina azul en papel de cuaderno y que fue llevada al exterior por un buzo extranjero a última hora del viernes. "Quiero comer cerdo frito", escribe otro de los chicos.
En otro de los mensajes, el entrenador, Ekapol Chanthawong, pide perdón a las familias y promete cuidarlos lo mejor posible. "Ahora mismo están bien. El equipo (de rescate) los está cuidando bien. Quiero agradecerles su apoyo y pedir perdón a los padres", escribe.
Por su parte, el príncipe tailandés Dipangkorn Rasmijoti escribió una tarjeta a los jóvenes atrapados y agradeció el trabajo de las personas involucradas en el rescate.
"Tienen que haber pasado mucho miedo, pero siempre les tengo en mis pensamientos", apunta el príncipe, de 13 años, en una misiva escrita en alemán de la que se hicieron eco medios locales.
"Me alegra saber que están bien y con buena salud. Mi agradecimiento es para quienes hicieron posible este rescate", añade el joven, que fue educado en parte en el sur de Alemania.
El grupo -formado por 12 chicos de entre 11 y 16 años y su entrenador, de 25- está atrapado desde el 23 de junio en el interior de la cueva Tham Luang-Khun Nam Nang Non, ubicada en una región próxima a la frontera con Myanmar, en el norte del país.
Los muchachos y su entrenador fueron de excursión a la cueva tras un entrenamiento de fútbol pero una inundación repentina los sorprendió y quedaron aislados a cuatro kilómetros de la entrada. Fueron localizados el pasado lunes, tras nueve días de búsqueda, aunque todavía no pudieron salir a la superficie.
Partes de la cueva siguen inundadas a pesar de los esfuerzos de los equipos de salvamento para drenar el agua con bombas industriales.
Una de las opciones de rescate es que los niños y adolescentes salgan buceando de la cueva. Sin embargo se trata de una opción arriesgada, ya que el camino hasta la salida pasa por zonas oscuras, otras anegadas y puede durar hasta unas cinco horas.
Aun así, los jóvenes ya han recibido las primeras lecciones de buceo para emprender la salida acompañados de un rescatista profesional, aunque algunos ni siquiera saben nadar bien.
Los rescatistas necesitan unas seis horas para llegar hasta ellos. El viernes un buzo tailandés murió cuando regresaba de colocar bombonas de oxígeno en la cueva por causas que aun se desconocen. Podría ser que la bombona no funcionase correctamente o que se le agotara el oxígeno.
Otra posibilidad es taladrar un agujero de 600 metros en el techo de la cueva y sacar a los muchachos por allí, aunque esa opción todavía está en fase exploratoria.
Hoy se apreciaba poco movimiento ante la cueva y no había rastro de los helicópteros que en los últimos días sobrevolaban las montañas.
Ante la dificultad de que los jóvenes salgan buceando, al gobernador Narongsak le gustaría retrasar el comienzo del rescate. Sin embargo, el tiempo juega en contra. Los últimos días no llovió pero en la tarde del sábado comenzó a hacerlo y para los próximos días se pronostican fuertes precipitaciones que podrían inundar aun más la cueva y hacer más difícil la salida buceando. La temporada de lluvias de Tailandia se prolonga de junio a noviembre.
Pero la lluvia no es el único motivo de preocupación. El nivel de oxígeno en el lugar donde se encuentran los jóvenes cayó del 21 al 15 por ciento, explicó Narongsak. Y según la prensa, las condiciones higiénicas son lamentables, con lo que las bacterias, virus y hongos podrían propagarse fácilmente.
Aún así, los jóvenes aseguraron encontrarse bien en los mensajes que un buzo llevó a sus familias desde la cueva.
"No se preocupen, todo el mundo está fuerte", afirma uno de los mensajes, publicados hoy en el Facebook de la unidad de élite tailandesa SEAL.
"Cuando salgamos de aquí queremos comer muchas cosas. Queremos ir a casa cuanto antes", añade la nota, escrita en tina azul en papel de cuaderno y que fue llevada al exterior por un buzo extranjero a última hora del viernes. "Quiero comer cerdo frito", escribe otro de los chicos.
En otro de los mensajes, el entrenador, Ekapol Chanthawong, pide perdón a las familias y promete cuidarlos lo mejor posible. "Ahora mismo están bien. El equipo (de rescate) los está cuidando bien. Quiero agradecerles su apoyo y pedir perdón a los padres", escribe.
Por su parte, el príncipe tailandés Dipangkorn Rasmijoti escribió una tarjeta a los jóvenes atrapados y agradeció el trabajo de las personas involucradas en el rescate.
"Tienen que haber pasado mucho miedo, pero siempre les tengo en mis pensamientos", apunta el príncipe, de 13 años, en una misiva escrita en alemán de la que se hicieron eco medios locales.
"Me alegra saber que están bien y con buena salud. Mi agradecimiento es para quienes hicieron posible este rescate", añade el joven, que fue educado en parte en el sur de Alemania.