Sant Feliu funde seis voces en ‘Visions de la Mediterrània’
El Periódico de Catalunya, Barcelona, España
El Festival de Porta Ferrada, de Sant Feliu de Guíxols, hace hoy una pausa en su programación ordinaria con el estreno de una producción propia cargada de connotaciones tradicionales y multiculturales. Visions de la Mediterrània une a seis voces carismáticas, procedentes de otros tantos rincones del Mare Nostrum, en un contexto orquestal y frente a un repertorio generoso en complicidades y puntos de encuentro.
TRÁNSITO MARINERO / Se prevé que la apertura del concierto corra a cargo de Maria del Mar Bonet, una artista cuya obra es, en buena parte, un canto a la hermandad mediterránea. Además de cultivar la tradición mallorquina con piezas populares y cançons de treball, Bonet dedicó, a partir de los años 80, miradas a la música valenciana en su colaboración con Al Tall (Cançons de la nostra Mediterrània) y acentuó lazos con la cultura árabe en Anells d’aigua (con el Ensemble de Musique Traditionelle de Túnez) y griega en El·las (piezas de Mikis Theodorakis). En el 2004 se rodeó de los músicos sirios del Cham Ensemble de Damasco en Amic, amat.
La algueresa Franca Masu traerá su visión de la cultura catalana pasada por el tamiz de la isla sarda y que en sus primeros discos incluyó pequeñas osadías jazzísticas. Masu se dio a conocer hace casi una década con El meu viatge, un disco que divulgó en Catalunya gracias a su asociación con la oficina de representación de Lluís Llach. En su cuarto trabajo, Hoy como ayer (2008), asaltó tangos en castellano, pero Masu sigue siendo una voz genuinamente mediterránea.
Como la inquieta Savina Yannatou, que, como vimos en enero en Luz de Gas, en su debut barcelonés dentro de Barnasants, funde alusiones al gigante helénico Manos Hadjidakis, canciones búlgaras y albanesas, e incursiones en el repertorio sefardita desde un encuadre heterodoxo. Mucho más popular es Noa, habitual de nuestros escenarios y cómplice de Serrat en Es caprichoso el azar. Su música con raíces dialoga con el pop y hace unos meses actuó (con poco éxito) en Eurovisión con la palestina Mira Awad. Los mensajes humanistas y las metáforas pacifistas sobre el conflicto árabe–israelí son una de sus especialidades.
La gran sorpresa del cartel es Gino Paoli, clásico de la canción melódica italiana y autor de Sapore di sale, canción del verano de 1963 que contó con arreglos de todo un Ennio Morricone y un solo de saxo de Gato Barbieri. Paoli es un fan de Serrat que en 1974 grabó un disco con canciones suyas en italiano, I semafori rossi non sono Dio, que en España se tituló Gino Paoli canta Serrat, y que incluía, entre otras, Mediterráneo, La mujer que yo quiero y Aquellas pequeñas cosas. Extrañamente, el cantante se ha prodigado poco en nuestros escenarios, y su última visita se remonta a dos recitales que ofreció en el Palau en 1982.
Serrat cerrará el concierto con una selección de canciones que incluirá, por supuesto, Mediterráneo. Tres años después de Mô, el cantautor ya ha entrado en el estudio para grabar Hijo de la luz y de la sombra, un disco dedicado a Miguel Hernández, de cuyo nacimiento se conmemorará el centenario en el 2010. Su cómplice en este disco, que saldrá en noviembre, es, precisamente, Amargós, con quien le une un intermitente currículo de colaboraciones desde que, en 1976, el grupo de este, Música Urbana, le acompañó en su primera gira tras el exilio mexicano. A este músico reputado, cómplice en Utopía (1992) y Serrat sinfónico (2003), corresponderá vestir esta noche el vaivén de ritmos, tradiciones y texturas vocales que propone Visions de la Mediterrània.