AFP (Agencia France-Presse)
Río de Janeiro, Brasil. - Mae Beata de Iemanjá lloraba. A sus 86 años, la icónica sacerdotista de candomblé e incansable activista social se secaba las lágrimas mientras hablaba con la AFP de los tiempos difíciles que vive Brasil, quizás sintiendo que le quedaba poco tiempo para seguir luchando.
Mujer, negra y seguidora de la religión animista que llegó a través de esclavos africanos en el siglo XVI, Beatriz Moreira Costa tenía todos los ingredientes para ser blanco de ataques en el gigante suramericano, donde los prejuicios están a flor de piel.
Pero ni la pobreza en la que fue criada en Bahia (noreste) ni las vejaciones que sufrió a lo largo de su vida como afrodescendiente la aplacaron, sino que la convirtieron en una aguerrida figura de la lucha contra el racismo, el machismo y la intolerancia religiosa.
Con cuatro hijos biológicos, esta "mae de santo" presumía de haber parido a miles en su "terreiro" fundado hace más de 30 años en Nova Iguaçú, un empobrecido y violento municipio del norte de Rio de Janeiro.
Fue en ese espacio de ceremonias y culto a los orixás donde Mae Beata de Iemanjá recibió a la AFP el pasado 16 de mayo para un reportaje sobre la discriminación que sufren mujeres candomblecistas por el uso de su turbante u "ojá", muchas tratadas como "macumbeiras" o brujas.
Once días después, miles de brasileños lloraban su pérdida.
Esta fue la última entrevista que dio la religiosa y autora de "Tradición y religiosidad" o "Las historias que mi abuela contaba". Y con una mezcla de ímpetu y tristeza, la aprovechó para alzar su voz contra temas que la preocupaban y para asegurar que no le temía a la muerte, aunque pedía 20 años más de vida para seguir batallando.
- La esencia de Mae Beata -
Estas son algunas de las reflexiones que Mae Beata de Iemanjá compartió ese día:
- "Nosotros no morimos, continuamos en una vida más plena, con más sabor y serenidad. Somos como un envase de perfume. Si una gran esencia se cae, se rompe, queda aquella esencia, aquel aroma delicioso, de pasto, de rosa... somos espíritus, somos los 'eguns' y nuestros antepasados están ahí con nosotros".
- "Muchas guerras de hoy en día son por razones religiosas y por dinero. Nuestro padre, nuestro creador, Olorum, no nos mandó para esto. Nos mandó para tener una experiencia de lo que es la bondad y la acogida".
- "El candomblé no tiene nada de magia negra. El candomblé es mi pertenencia, mi fe, mi antídoto para todo, la sangre que tengo en mis venas".
- "Esta vergüenza del 13 de mayo [de 1888, día de la abolición de la esclavitud en Brasil] es una patraña. Nunca existió la abolición. ¿Qué es el 13 de mayo? ¿Cuál 13 de mayo? La visión de Brasil es que si tú tienes la piel más clara, lo tienes todo".
- "Brasil no tiene la culpa de cómo está. La culpa es de los canallas que dicen que están velando por los brasileños, los ladrones, los crápulas sin vergüenza (...) ¿Será que esos sujetos no sienten el sabor de la sangre en sus bocas?"
- "Yo lucho para tener respeto. Yo no quiero tolerancia, odio la palabra tolerancia. Nosotros no deberíamos dar derecho a nadie para que use esa palabra. Yo quiero respeto. Quiero ser lo que soy, ser verdadera. Soy una mujer negra y 'mae de santo' del candomblé ¡y se me respeta! Quiero respeto para mí y para mi pueblo".
- "Cualquier ser humano tiene que tener fe, la fe lo es todo. La fe es tu contenido, tu dignidad, tu fidelidad, tu todo".
- "Brasil tiene solución, merece ser respetado. No necesitamos pensar en una bomba o un armamento de gran potencia, necesitamos personas con carácter, ciudadanos que agarren un lápiz y escriban la palabra Brasil con respeto. Que no nos vean solo como el país del petróleo, del carnaval y del fútbol, que piensen Brasil, es Brasil. Qué cosa tan linda nuestra bandera".