Subversiva matrona de burdel: así veían espías a Doris Lessing

Londres, Reino Unido. - A principios de 1956, un oficial de la rama especial de Scotland Yard expresó la sospecha de que cierto departamento de Kensington se usaba para propósitos inmorales. El fundamento más importante de su inquietud eran las frecuentes visitas de personas de varias nacionalidades y que la residente femenina era una conocida comunista.

La potencial quintacolumnista que regenteaba la aparente casa de mala nota no era otra que Doris Lessing, para entonces ya una novelista notable, y los estadunidenses, chinos, indios y negros que visitaban su casa asistían para discutir los puntos finos de la literatura izquierdista y el marxismo.

Más tarde Scotland Yard reconoció a regañadientes que la acusación de mantener un burdel carecía de fundamento. Pero fue apenas uno de tantos episodios en una operación de 20 años del MI5 y la inteligencia británica para tener a Lessing –quien figura entre los novelistas ingleses más influyentes y en 2007 se convirtió en la receptora de más edad del Nobel de Literatura– bajo vigilancia como subversiva sospechosa.

“Atractiva, convincente y peligrosa… indómita…”

Documentos revelados este viernes en los Archivos Nacionales de Kew, en Londres, señalan cómo la novelista, que pasó sus años de formación en Rodesia del Sur, fue espiada durante por lo menos 18 años, en los que también se interceptó su correspondencia. La operación comenzó después de que se decretó que había adquirido un odio profundo por las políticas estiloapartheid de la colonia británica y se volvió simpatizante comunista.

Lessing fue una entre muchos académicos e intelectuales izquierdistas cuyos contactos con el Partido Comunista de Gran Bretaña (PCGB) durante la guerra fríaatrajeron la atención del MI5. El servicio de seguridad interna colocó micrófonos ocultos en la sede del partido en Londres, y puso cajas telefónicas en los alrededores para escuchar las llamadas de activistasenterados de la vigilancia.

Pero al parecer los espías tanto en Gran Bretaña como en las posesiones coloniales que le quedaban consideraban a Lessing una amenaza especial. Rastreaban de cerca sus viajes a ubicaciones desde Checoslovaquia hasta el sur de África, donde un aviso desde Londres de su visita ocasionó que se le prohibiera la entrada durante muchos años a Sudáfrica en la era del apartheid.

Una fuente del MI5 declaró a sus controladores que la novelista debería ser considerada una “mujer atractiva, convincente y peligrosa… indómita… y no dispuesta a hacer nada contra cualquier forma de comunismo”.

El escrutinio de la escritora comenzó en 1944, cuando oficiales de inteligencia coloniales británicos se quejaron de un club del libro pro comunista que Lessing dirigía en Rodesia junto con su segundo marido, Gottfried Lessing, refugiado judío. Un memorando a Londres señalaba: El tono general del club se reporta como muy de izquierda, y se afirma que la mayoría de los temas de discusión terminan por lo regular en un tono antibritánico, anticapitalista y antimperialista.
 

La escritora, que regresó a Gran Bretaña en 1949, se estableció como una potente voz contra las iniquidades del colonialismo. Pero el MI5 observaba con gran recelo sus opiniones antirracistas y su asociación con varios grupos políticos y literarios dedicados a construir vínculos con la Unión Soviética. Un informe de 1951 en su archivo personal del Servicio Secreto expresaba: Doris Lessing ha sido descrita como claramente pro comunista, aunque es dudoso que sea miembro del partido. Sus antecedentes en Rodesia han despertado en ella un odio profundo hacia la prohibición de color, que ha llegado al punto del fanatismo. En esta forma se han incrementado sus simpatías por el comunismo.

Una visita de 17 días de Lessing a Checoslovaquia y Rusia como delegada del movimiento de Autores por la Paz Mundial, en 1951, fue seguida de cerca por el servicio de seguridad, el cual arregló que oficiales de aduanas registraran las pertenencias de los que fueron a la gira cuando regresaron.

Pero los documentos sugieren que fueron sus vínculos continuos con el sur de África los que suscitaron el mayor interés. Cuando partió a una gira por Rodesia y Sudáfrica, en 1956, con el ilustrador Paul Hogarth, miembro del PCGB que trabajaba para el escritor Graham Greene y el poeta John Betjeman, todos sus movimientos fueron observados.

Luego de seguir a la pareja durante un día en el auto que les prestaron, un informe de inteligencia indicó:Tomaron muchas medidas evasivas y precauciones anormales de seguridad para sacudirse la vigilancia.

Lessing, quien fue expulsada de Sudáfrica durante la gira, luego de la alerta de la policía de Londres, también fue seguida en el viaje de regreso a Gran Bretaña, en el que se observó que escribía en un cuaderno, cosa que su rastreador consideró sospechoso porque cubría lo que escribía cada vez que alguien pasaba a su lado.

Un intento de encontrar el cuaderno a su vuelta al aeropuerto de Londres fue abandonado por temores de alertar a Lessing sobre el escrutinio del MI5.

Aunque la escritora, que falleció en 2013 a la edad de 94 años, mantuvo su postura radical a lo largo de su vida, el expediente en el MI5 no revela nada que sugiera que fuese una amenaza activa a la seguridad nacional.

© The Independent, 
      La Jornada



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