Telenovelas y narco glamour
El Periódico de Guatemala
CIUDAD DE GUATEMALA,GUATEMALA,Juan D. Oquendo. - La violencia ha perdido todos sus adjetivos. Se pasó de regímenes políticos violentos y tiránicos a algo casi justificable en Latinoamérica: el imperio del narcotráfico. En países como Colombia y México, donde el narco se ha filtrado en todos los vericuetos de la sociedad, se han venido escribiendo narco-novelas, creando narco-series y se ha denominado una “narco-cultura” por medio de las expresiones artísticas, una forma más –quizá por lo sano se podría decir– de contar la violencia derivada del consumo y venta de las drogas ilegales.
Esta novela negra ha sido parte de un nuevo boom en la literatura. Ya no son escritores desconocidos los que se meten a contar más allá del reportaje televisivo o periodístico de los crímenes más violentos que deja el narcotráfico. El auge del tema policíaco se encuentra en el limbo, entre si se están reafirmando una serie de valores negativos frente a una idea de pura expresión y entretenimiento, con pequeños dejos de denuncia social en una estética de desencanto.
Ahora, ha surgido la duda de lo “bueno o malo” de que se esté celebrando una cultura embalsada en la violencia diaria del narcotráfico. Muestra de ello se viene dando desde hace algún tiempo, y antes que en la caja chica, se ha dado en la literatura. Por eso han surgido las novelas como La Virgen de los Sicarios, de Fernando Vallejo (Colombia), o La reina del sur, del español Arturo Pérez-Reverte, y más recientemente, Adán en Edén, del mexicano Carlos Fuentes, por mencionar algunos. El carácter unitario de cada una es la narración de una violencia cruda y sin objetivos definidos. Es para el lector una pizca de duda lo que hace de estas novelas tan atrayentes.
Capos y tetas
Y luego de la novela, viene la televisión. En los últimos años las telenovelas y series televisivas sobre el narcotráfico han ocupado el espacio. Pero, a diferencia de la novela negra, las narco-telenovelas se centran en el personaje femenino y su papel. La serie Sin tetas no hay paraíso, basada en el libro del colombiano Gustavo Bolívar, trata sobre una joven de 17 años que se prostituye para adquirir unos senos más grandes y entrar en el “paraíso” de los narcos. Y de ahí la denominación de las “mujeres prepago” entre sicarios y capos.Sin tetas no hay paraíso batió récords de rating en varios países y ha ganado diversos premios, entre ellos siete galardones de India Catalina y dos de TVyNovelas. Luego, se mencionan otras series como Pandillas de guerra y paz, El Capo, Las muñecas de la mafia, y un amplio etcétera. Cada una tiene el carácter del vaivén entre el círculo de narcos y el intento de ingresar del hombre o la mujer comunes. Y lo suavizo por decir intento, porque la justificación de estos pequeños seres que buscan la cima de la cadena de mando es que se ven arrastrados siempre, forzados a ingresar a este mundo porque viven en una sociedad injusta que los obliga a delinquir.
El cartel de los sapos ha sido la serie más mencionada en Guatemala respecto al mundo del narco. Esta se basa en el libro homónimo del ex nacotraficante colombiano Andrés López López. La telenovela retrata la vida de Martín González y su ingreso en el cártel, donde crece hasta convertirse en el capo más poderoso.
La solución al narcotráfico tiene miles de aristas. Desde aquellos que se oponen rotundamente al consumo de drogas hasta quienes defienden la despenalización. Quizá traiga beneficios una como la otra, pero lo primordial es detener la ola de violencia que se ha dado a raíz del narcotráfico. Lo que sí es seguro es que se seguirá produciendo en torno a la narco-cultura, tanto como para mitificar, denunciar, atraer y hasta defenderla. Será el tiempo quien decida si esta exposición a mundos violentos sea buena o no para reivindicar ciertos valores en las sociedades latinoamericanas.