AFP (Agencia France-Presse)
PARÍS. - Los principales premios de las letras francesas recompensaron este lunes obras de temáticas sombrías, con la atribución de los premios Goncourt y Renaudot a los escritores Pierre Lemaitre y Yann Moix.
El Goncourt se anunció como es ya tradicional desde los salones del restaurante Drouant, en el centro de París, repleto para la atribución anual del máximo galardón literario francés, que asegura unas 400.000 ventas al laureado.
Pierre Lemaitre recibió la consagración del Goncourt por "Au revoir là-haut" (Nos vemos allá arriba), novela sobre la generación sacrificada de veteranos de la Primera Guerra mundial cuya publicación por la editorial Albin Michel coincide con la conmemoración del centenario de la primera carnicería humana del siglo XX que para muchos marcó el principio del declive de Europa.
El Renaudot a Yann Moix premió por su parte "Naissance" (Nacimiento), extensa y densa obra que explora el infierno de las relaciones entre padres e hijos en Francia.
Se necesitaron doce rondas de votación para que el jurado del Goncourt decidiera otorgar el premio a Lemaitre, novelista y guionista de 62 años.
Su libro cuenta la historia de dos desmovilizados de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) que tras cuatro años de horror en las trincheras son ignorados por una Francia extenuada por el conflicto.
"Soy el hombre más feliz del mundo", dijo el escritor a la AFP. "Es un momento único en la carrera de un escritor, es como un nacimiento, o un casamiento feliz".
Lemaitre era uno de los favoritos y fue escogido por un jurado de seis votos contra cuatro a Frederic Verger por su primera novela "Arden" (Gallimard).
"Aquellos que pensaron que esta guerra terminaría pronto ya estaban muertos hace rato": el tono de la novela está dado desde el comienzo.
Estamos el 2 de noviembre de 1918 y el armisticio se perfila en el horizonte. Dos soldados, Albert Maillard, un hiperemotivo de origen modesto y Edouard Pericourt, genio dibujante nacido en una familia rica, sobreviven con dificultades tras el conflicto y resienten a su propia patria. También sobrevive Pradelle, un oficial aristócrata que monta una estafa para sacar provecho de los cementerios de combatientes.
En ese contexto tan sombrío, el horror de la guerra persiste incluso después de terminado el conflicto, aunque la novela de corte picaresco reserva algunos destellos de alegría.
"No quise hacer una novela histórica, que me pongan otra vez en una casilla", dijo Lemaitre. "Lo que la academia Goncourt quiso coronar, es un 'savoir-faire' que viene de la novela policial, de la novela popular, y es una buena noticia para la literatura popular".
El jurado del Renaudot se puso de acuerdo desde la primera vuelta para recompensar a "Naissance" de Yann Moix, obra de casi 1.200 páginas publicada por Grasset. Comienza con la llegada al mundo del autor bajo los insultos de sus padres.
Dirigiéndose directamente al lector, el padre le desaconseja incluso seguir leyendo el libro escrito por el "imbécil" de su hijo.
Este autorretrato corrosivo milita en favor del derecho de los hijos a elegir a sus propios padres, pero también hace viajar al lector a través de la Francia de los años 1970, y tiene algunos momentos de humor, además de digresiones sobre el sexo o la muerte.
Frédéric Beigbeder, jurado del premio, saludó el libro "delirante y monumental" de Yann Moix, construido "sobre una idea muy simple: nuestra vida consiste en elegir a nuestros padres y a aquellos que nos ayudaron a nacer, y que no son necesariamente nuestros progenitores".
En la categoría ensayo, el Renaudot fue para "Seraphin, c'est la fin" de Gabriel Matzneff, escritor de 77 años, que reúne una serie de textos sobre diferentes temas.
"Mi libro evoca el retorno del orden moral, la censura de los sexualmente y políticamente correctos. Los escritores sulfurosos son indispensables para la respiración de la nación", dijo el escritor a la AFP.
Matzneff publicó su primera novela en 1966, "El archimandrita" y causó escándalo en 1974 con un ensayo, "Los menores de 16 años", que evoca el encanto de los más jóvenes, de ambos sexos, a los ojos de este autor que siempre insistió en denunciar toda amalgama con la pedofilia.