Temen censura en Rumanía por una ley de memoria histórica
AFP (Agencia France-Presse)
Bucarest, Rumania. - ¿Se pueden leer las obras de Emile Cioran o mencionar a Mircea Eliade sin exponerse a una condena por exaltación del fascismo? Una ley de memoria histórica adoptada por Bucarest suscita un fuerte debate sobre un pasado con el que Rumanía aún no se ha reconciliado.
El texto, aprobado recientemente por una gran mayoría en el Parlamento rumano, prohíbe el negacionismo y las organizaciones y símbolos fascistas, así como el culto a personajes culpables de genocidio o de crímenes contra la humanidad.
Destinada a corregir las lagunas e imprecisiones de un primer texto aprobado en 2002, la nueva ley pone de manifiesto la participación de Rumanía en el Holocausto, una sombría página en su historia, que Bucarest solo reconoció en 2004.
Según el informe de una comisión internacional de historiadores dirigida por el premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, entre 280.000 y 380.000 judíos rumanos y ucranianos, así como 11.000 gitanos murieron bajo el régimen pronazi del mariscal Ion Antonescu en los territorios controlados por Rumanía entre 1940 y 1944.
"Los rumanos deben asumir su historia y aceptar el hecho de que el gobierno de Antonescu fue responsable de crímenes contra la humanidad", señala a la AFP Alexandru Florian, director del Instituto de Estudios del Holocausto, responsable de este texto junto a tres diputados rumanos.
La ley explicita por primera vez que "la Guardia de Hierro fue un movimiento fascista (...) y castiga la promoción de mensajes procedentes de personajes que se adhirieron a la ideología de esa organización", responsable de varios asesinatos políticos y multitud de atrocidades cometidas contra los judíos, añade.
Pero entre esos simpatizantes hubo numerosos intelectuales rumanos del periodo de entreguerras, como el filósofo Emile Cioran y el historiador de las religiones Mircea Eliade, que en su juventud apoyaron a la Guardia de Hierro.
La nueva ley ha despertado una fuerte polémica en Rumanía. Varios escritores y analistas han manifestado su temor de que, de ahora en adelante, no se pueda leer o citar las obras de estos últimos u otros grandes autores de la literatura rumana.
"No quiero volver a vivir bajo el azote de la prohibición cultural, con la que ya crecí durante el régimen comunista", escribía en su blog el respetado escritor Andrei Plesu.
"No quiero ser considerado sospechoso ni si leo a Jean-Paul Sartre (escritor francés conocido por sus tendencias marxistas) ni si admiro el talento de Cioran", añadió, subrayando que leer a dichos autores no equivale a "simpatizar con las opciones discutibles de su vida pública".
La editorialista Clarice Dinu, del diario Gandul, teme que "organizar debates sobre esos temas o mencionar en Facebook a personas incriminadas por esa ley" puedan ser penados a partir de ahora, y critica la posible figura de los eventuales "policías de internet" que deberán vigilar el respeto a la nueva norma.
Alexandru Florian quiere disipar estos temores y se niega a hablar de "censura".
"La libertad de informarse y expresarse no están en cuestión. Solo se prohibirán los mensajes de carácter antisemita y racista o el culto a criminales de guerra", asegura.
El historiador Adrian Niculescu, por su parte, celebra la adopción de la ley, asegurando que los apasionados de la historia o de la literatura no tienen nada que temer.
"Todas las obras citadas en el marco de este debate seguirán siendo publicadas, pero con notas críticas explicando el contexto en el que fueron escritas", indica a la AFP, precisando que "en casi toda Europa existen leyes similares".
Desde el estallido de la polémica, los comentarios en internet calificando de "patriotas" a los miembros y simpatizantes de la Guardia de Hierro, principalmente por su oposición al comunismo, se han multiplicado.
Pero Florian espera que la ley acabe por "restringir las manifestaciones de la extrema derecha y permita rendir homenaje como es debido a la memoria de las víctimas del Holocausto".
Destinada a corregir las lagunas e imprecisiones de un primer texto aprobado en 2002, la nueva ley pone de manifiesto la participación de Rumanía en el Holocausto, una sombría página en su historia, que Bucarest solo reconoció en 2004.
Según el informe de una comisión internacional de historiadores dirigida por el premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, entre 280.000 y 380.000 judíos rumanos y ucranianos, así como 11.000 gitanos murieron bajo el régimen pronazi del mariscal Ion Antonescu en los territorios controlados por Rumanía entre 1940 y 1944.
- Asumir la Historia -
"Los rumanos deben asumir su historia y aceptar el hecho de que el gobierno de Antonescu fue responsable de crímenes contra la humanidad", señala a la AFP Alexandru Florian, director del Instituto de Estudios del Holocausto, responsable de este texto junto a tres diputados rumanos.
La ley explicita por primera vez que "la Guardia de Hierro fue un movimiento fascista (...) y castiga la promoción de mensajes procedentes de personajes que se adhirieron a la ideología de esa organización", responsable de varios asesinatos políticos y multitud de atrocidades cometidas contra los judíos, añade.
Pero entre esos simpatizantes hubo numerosos intelectuales rumanos del periodo de entreguerras, como el filósofo Emile Cioran y el historiador de las religiones Mircea Eliade, que en su juventud apoyaron a la Guardia de Hierro.
- ¿Prohibido leer? -
La nueva ley ha despertado una fuerte polémica en Rumanía. Varios escritores y analistas han manifestado su temor de que, de ahora en adelante, no se pueda leer o citar las obras de estos últimos u otros grandes autores de la literatura rumana.
"No quiero volver a vivir bajo el azote de la prohibición cultural, con la que ya crecí durante el régimen comunista", escribía en su blog el respetado escritor Andrei Plesu.
"No quiero ser considerado sospechoso ni si leo a Jean-Paul Sartre (escritor francés conocido por sus tendencias marxistas) ni si admiro el talento de Cioran", añadió, subrayando que leer a dichos autores no equivale a "simpatizar con las opciones discutibles de su vida pública".
La editorialista Clarice Dinu, del diario Gandul, teme que "organizar debates sobre esos temas o mencionar en Facebook a personas incriminadas por esa ley" puedan ser penados a partir de ahora, y critica la posible figura de los eventuales "policías de internet" que deberán vigilar el respeto a la nueva norma.
- 'No es censura' -
Alexandru Florian quiere disipar estos temores y se niega a hablar de "censura".
"La libertad de informarse y expresarse no están en cuestión. Solo se prohibirán los mensajes de carácter antisemita y racista o el culto a criminales de guerra", asegura.
El historiador Adrian Niculescu, por su parte, celebra la adopción de la ley, asegurando que los apasionados de la historia o de la literatura no tienen nada que temer.
"Todas las obras citadas en el marco de este debate seguirán siendo publicadas, pero con notas críticas explicando el contexto en el que fueron escritas", indica a la AFP, precisando que "en casi toda Europa existen leyes similares".
Desde el estallido de la polémica, los comentarios en internet calificando de "patriotas" a los miembros y simpatizantes de la Guardia de Hierro, principalmente por su oposición al comunismo, se han multiplicado.
Pero Florian espera que la ley acabe por "restringir las manifestaciones de la extrema derecha y permita rendir homenaje como es debido a la memoria de las víctimas del Holocausto".