Tormenta política en torno al nuevo Museo de la II Guerra Mundial de Polonia

AFP (Agencia France-Presse)

Gdansk, Polonia. - Los polacos pudieron echar un vistazo el domingo por primera vez -y quizá última- al nuevo Museo de la II Guerra Mundial, en Gdansk, en el punto de mira del gobierno nacionalista, para quien adolece de una falta de patriotismo.

Iniciado por el ex primer ministro liberal Donald Tusk, en la actualidad presidente del Consejo Europeo, el museo presenta un vasto panorama internacional del conflicto, centrado en la suerte de los civiles, los más numerosos entre las decenas de millones de víctimas. 
Sin atacar directamente esta concepción, el gobierno nacionalista del partido Derecho y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski, en el poder desde noviembre de 2015, consideró que ésta no dedicaba el espacio suficiente al heroísmo de los polacos. Una acusación que se corresponde con el ideario del PiS, que busca reforzar el patriotismo con la exaltación de los conflictos armados del pasado.
La fachada angulosa del museo, que combina el color verde del vidrio con un revestimiento en ladrillo rojo, se yergue orgullosa en una parte del centro histórico de Gdansk arrasada durante el conflicto. 
El gran edificio, que costó 104 millones de euros, se encuentra no muy lejos de la península de Westerplatte, contra la que la marina alemana disparó los primeros obuses de la II Guerra Mundial, el 1 de septiembre de 1939.
La exposición principal está instalada en el tercer sótano. Un muro de maletas simboliza la deportación en masa de los judíos de Europa a los campos de la muerte. El zapato desgarrado de un niño muerto durante la insurrección de Varsovia de 1944 recuerda la carnicería de civiles perpetrada por los nazis. Un objeto de porcelana fundido por el fuego nuclear de Hiroshima evoca la llegada de la bomba atómica. 
La II Guerra Mundial dejó más de 55 millones de muertos, civiles en su mayoría, según el museo. Alrededor de 10 millones eran niños. 
Una profesora de Gdansk, Krystyna Matejczuk, estaba entre los primeros visitantes del museo. 
Para ella, "la exposición es completamente neutral, pero se encuentra aquí, en Gdansk, en Polonia, así que el principal acento se pone en la suerte de los polacos".
"No tiene nada de malo mostrar que los otros también sufrieron durante la guerra", señala a la AFP. 
 

- 'Politiqueo' - 

 
El futuro del museo, y sobre todo el de su dirección, podría decidirse muy próximamente. Un tribunal aprobó recientemente su fusión con otro museo, que solo existe sobre plano, a partir del 1 de febrero. Un cambio estructural de este tipo permite también cambiar la dirección, sin que haya que esperar a que expire su mandato. 
"El ministerio de Cultura no nos ha contactado desde hace meses y el ministro (Piotr) Glinski nunca visitó el museo", dijo el domingo a la AFP el director del establecimiento, Pawel Machcewicz, exconsejero de Donald Tusk, bestia negra del poder actual. "Ignoro qué pasará el 1 de febrero. No sé cómo se liquidará el museo. Esto es inaudito".
Glinksi no se ha pronunciado al respecto desde que el tribunal anunciara su decisión. En noviembre, aseguró que "nadie iba a destruir el Museo de la II Guerra Mundial creado por nuestros predecesores". 
Machcewicz, que ha dedicado ocho años de su vida a crear el museo, no piensa rendirse sin pelear antes. 
"Es el director el que decide sobre el contenido de la exposición así que me excluyen para poder tomar el control de la institución y quizá decidir cambiar la exposición, pero me opondré. Esta exposición es una obra protegida integralmente por los derechos de autor", declaró. 
Un reputado historiador, el profesor Andrzej Paczkowski, opina que las maniobras en torno al museo se deben más al "politiqueo" que a visiones divergentes de la historia. 
"La acusación de descuidar la perspectiva polaca se ha utilizado para justificar el despido de Machacewicz, pues nadie admitirá que lo han hecho porque fue elegido por el partido político rival", explicó el historiador a la AFP. 
Polonia perdió unos seis millones de ciudadanos entre 1939 y 1945, cerca de tres millones de los cuales eran judíos; es decir, el 17% de su población, la tasa más alta a escala mundial. 


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