Un total de 19 insurgentes también murieron durante el asalto a la base de una agencia de inteligencia en la provincia de Ghazni, una de las más inestables de Afganistán.

El ataque pone de manifiesto la creciente inseguridad en el país, sumido además en una crisis política y en el desafío que supone la retirada del grueso de las tropas de la OTAN a fines de año.

Los talibanes revindicaron la autoría del ataque, en el que un camión explotó a la entrada de las instalaciones, antes de que la policía y los soldados se enfrentaran a los atacantes durante tres horas.

"Las fuerzas de seguridad mataron a todos los 19 insurgentes", dijo a la AFP Asadulá Ensafi, adjunto del jefe de policía de Ghazni.

"Trece miembros del personal de seguridad, entre ellos dos agentes del Directorio Nacional de Seguridad, tres policías y ocho miembros de las fuerzas de reacción murieron en el ataque", agregó Ensafi.

"El camión bomba era muy potente, rompió ventanas de casas y tiendas alrededor del edificio", dijo.

Unas 60 personas, muchas de ellas civiles, fueron trasladadas al hospital de Ghazni.

La crisis política abierta desde las elecciones presidenciales de junio ha alentado a los talibanes, que han incrementado su ofensiva en el sur y este del país.

Los dos candidatos presidenciales, Ashraf Ghani y Abdulá Abdulá, reivindican haber ganado los comicios.

Los líderes de la OTAN abordarán este jueves y viernes en una cumbre en Newport (Gran Bretaña) la financiación de las fuerzas de seguridad afganas tras la retirada de la mayoría de las tropas de la OTAN de aquí a diciembre.