Trump echa a un soldado del partido para cambiarlo por un general
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Washington. - Un ex general de cuatro estrellas será el encargado ahora de poner orden en la Casa Blanca: El presidente Donald Trump nombró a John F. Kelly como jefe de gabinete, uno de los principales puestos del Gobierno, en sustitución del caído en desgracia Reince Priebus. Sin embargo, habrá que ver cómo encaja el estricto orden castrense de Kelly con la impulsividad de su jefe.
El nombramiento de Kelly constituye por el momento la culminación de la furiosa lucha por el poder en la Casa Blanca. El general es "una verdadera estrella" de su Administración, dijo Trump el viernes varias veces.
En los viejos tiempos -hace unos dos años que ahora parecen muchos más- los jefes de gabinete eran designados en pomposas ceremonias en la Sala Este de la Casa Blanca. Hoy todo se soluciona con un tweet presidencial y el hasta ahora jefe de gabinete acaba -literalmente- empapado y solo en una pista de aterrizaje cerca de Washington.
El equipo de Trump regresaba de Nueva York a un Washington lluvioso. El presidente acababa de elogiar a Kelly llamativamente en Long Island, hasta ahora en su puesto como el primer no civil al frente del Departamento de Seguridad Interior.
Kelly es un ultraconservador preocupado por la seguridad de las fronteras y la guerra contra el terrorismo. Se lo describe como "un halcón de la seguridad fronteriza". Sirvió durante décadas en el Ejército y ha sido varias veces condecorado. Su experiencia en combate seguramente le vendrá bien.
Por su parte, Priebus, un hombre de trayectoria en el Partido Republicano dado a pactar, es el gran perdedor de esta pelea en el seno de la corte presidencial, aunque seguramente no será el último.
Fuentes cercanas a Priebus describen como indigno lo que tuvo que aguantar en los últimos tiempos. El nuevo director de Comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, insultó a su adversario interno sin contemplaciones, llamándolo "maldito esquizofrénico paranoide, un paranoico".
Trump consintió las andanadas de Scaramucci y respondió apenas con una sonrisa a las preguntas al respecto. Es obvio que Scaramucci informa directamente al presidente y no al jefe de Gabinete, como es habitual. Habrá que ver si Kelly acepta esta clara ruptura de la cadena de mando.
No está claro si Priebus optó por irse o si su destino estaba sellado desde hace un tiempo por Trump. Algunos periodistas señalan que Priebus renunció ya el jueves y él también lo presenta así.
"Priebus es un buen hombre", dijo por su parte Trump a su regreso de Nueva York a la prensa. "Kelly hará un trabajo fantástico".
También el propio Priebus dijo estar convencido de ello en una entrevista con la CNN. Nadie puede hacer ese trabajo mejor que Kelly, afirmó. Pero su sonrisa y su lealtad de hierro parecían forzadas y muy cansadas. No dijo ni una palabra de Scaramucci.
Es posible que después de seis intensos meses Priebus se sienta aliviado. Como ex jefe del Partido Republicano tuvo desde el principio una posición difícil en la nueva e inexperta administración.
Con sus excelentes contactos su tarea era tender puentes con el Congreso, al que Trump necesita más de lo que le gustaría para una serie de sus grandes proyectos. Priebus es además un amigo cercano del poderoso presidente de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Paul Ryan. Pero todo esto no le sirvió para poder controlar las peleas en la Casa Blanca ni hacer aprobar los proyectos de ley en el Parlamento.
Kelly es más conocido por poner orden que por tender puentes y no tiene una gran red de contactos en Washington. Su nombramiento no puede interpretarse más que como una vuelta de la Casa Blanca sobre sí misma, a los temas que tanto entusiasman a su núcleo duro de votantes.
Después de una semana de fracasos políticos con una histórica derrota en el intento por acabar con el seguro médico "Obamacare" en el Senado, es posible que Trump piense: Que el Congreso haga lo que quiera, yo haré aquí lo que pueda. Los temas de frontera, seguridad e inmigración cobrarán aún más peso con Kelly.
Trump es fan del militar desde hace tiempo. Al presidente le encantan los generales, nunca lo ha ocultado.
¿Y quién sustituirá a Kelly en Seguridad Interior? ¿Quizás Jeff Sessions, el fiscal general fuertemente criticado por Trump, en una posible salida digna para el funcionario que a la vez permita tener más mano sobre Robert Mueller, el investigador especial que analiza los vínculos de la campaña del mandatario con Rusia?
¿Y qué será del estratega jefe de Trump, Steve Bannon, aliado de Priebus en los últimos tiempos y también insultado por Scaramucci sin que el jefe interviniera?
El presidente abre de nuevo una jugada de ajedrez extremo dejando claro quién manda. Quien le parezca poco inteligente, peligroso o no le dé lo que espera, tiene que irse. Como dice su actual portavoz Sarah Sanders: "Todos servimos al bien del presidente".
En los viejos tiempos -hace unos dos años que ahora parecen muchos más- los jefes de gabinete eran designados en pomposas ceremonias en la Sala Este de la Casa Blanca. Hoy todo se soluciona con un tweet presidencial y el hasta ahora jefe de gabinete acaba -literalmente- empapado y solo en una pista de aterrizaje cerca de Washington.
El equipo de Trump regresaba de Nueva York a un Washington lluvioso. El presidente acababa de elogiar a Kelly llamativamente en Long Island, hasta ahora en su puesto como el primer no civil al frente del Departamento de Seguridad Interior.
Kelly es un ultraconservador preocupado por la seguridad de las fronteras y la guerra contra el terrorismo. Se lo describe como "un halcón de la seguridad fronteriza". Sirvió durante décadas en el Ejército y ha sido varias veces condecorado. Su experiencia en combate seguramente le vendrá bien.
Por su parte, Priebus, un hombre de trayectoria en el Partido Republicano dado a pactar, es el gran perdedor de esta pelea en el seno de la corte presidencial, aunque seguramente no será el último.
Fuentes cercanas a Priebus describen como indigno lo que tuvo que aguantar en los últimos tiempos. El nuevo director de Comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, insultó a su adversario interno sin contemplaciones, llamándolo "maldito esquizofrénico paranoide, un paranoico".
Trump consintió las andanadas de Scaramucci y respondió apenas con una sonrisa a las preguntas al respecto. Es obvio que Scaramucci informa directamente al presidente y no al jefe de Gabinete, como es habitual. Habrá que ver si Kelly acepta esta clara ruptura de la cadena de mando.
No está claro si Priebus optó por irse o si su destino estaba sellado desde hace un tiempo por Trump. Algunos periodistas señalan que Priebus renunció ya el jueves y él también lo presenta así.
"Priebus es un buen hombre", dijo por su parte Trump a su regreso de Nueva York a la prensa. "Kelly hará un trabajo fantástico".
También el propio Priebus dijo estar convencido de ello en una entrevista con la CNN. Nadie puede hacer ese trabajo mejor que Kelly, afirmó. Pero su sonrisa y su lealtad de hierro parecían forzadas y muy cansadas. No dijo ni una palabra de Scaramucci.
Es posible que después de seis intensos meses Priebus se sienta aliviado. Como ex jefe del Partido Republicano tuvo desde el principio una posición difícil en la nueva e inexperta administración.
Con sus excelentes contactos su tarea era tender puentes con el Congreso, al que Trump necesita más de lo que le gustaría para una serie de sus grandes proyectos. Priebus es además un amigo cercano del poderoso presidente de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Paul Ryan. Pero todo esto no le sirvió para poder controlar las peleas en la Casa Blanca ni hacer aprobar los proyectos de ley en el Parlamento.
Kelly es más conocido por poner orden que por tender puentes y no tiene una gran red de contactos en Washington. Su nombramiento no puede interpretarse más que como una vuelta de la Casa Blanca sobre sí misma, a los temas que tanto entusiasman a su núcleo duro de votantes.
Después de una semana de fracasos políticos con una histórica derrota en el intento por acabar con el seguro médico "Obamacare" en el Senado, es posible que Trump piense: Que el Congreso haga lo que quiera, yo haré aquí lo que pueda. Los temas de frontera, seguridad e inmigración cobrarán aún más peso con Kelly.
Trump es fan del militar desde hace tiempo. Al presidente le encantan los generales, nunca lo ha ocultado.
¿Y quién sustituirá a Kelly en Seguridad Interior? ¿Quizás Jeff Sessions, el fiscal general fuertemente criticado por Trump, en una posible salida digna para el funcionario que a la vez permita tener más mano sobre Robert Mueller, el investigador especial que analiza los vínculos de la campaña del mandatario con Rusia?
¿Y qué será del estratega jefe de Trump, Steve Bannon, aliado de Priebus en los últimos tiempos y también insultado por Scaramucci sin que el jefe interviniera?
El presidente abre de nuevo una jugada de ajedrez extremo dejando claro quién manda. Quien le parezca poco inteligente, peligroso o no le dé lo que espera, tiene que irse. Como dice su actual portavoz Sarah Sanders: "Todos servimos al bien del presidente".