Tras el anuncio de los resultados el martes por la noche, Zulala Hashemi, de 18 años, rompió a llorar y buscó consuelo entre los brazos de su mayor admiradora, la estrella de pop afgana Aryana Sayeed, presidenta del jurado, que animó a la joven durante las doce semanas de esta competición seguida por millones de telespectadores. 
"Las mujeres no tienen ninguna oportunidad en este país: por primera vez, la gente votó por una chica, que además es originaria de una provincia muy estricta, el país de Dáesh" (acrónimo en árabe del grupo yihadista Estado Islámico), declaró Sayeed durante la semifinal en la que ganaron Hashemi y el rapero de 23 años Sayed Jamal Mubarez. 
Hashemi nació en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, bastión de los talibanes y del grupo EI que controla varios distritos de esa zona del este del país. 
Frente a ella, Mubarez, un joven peluquero de orígenes muy humildes nacido en Mazar-e-Sherif, la gran ciudad del norte, también consiguió algo sin precedentes al imponer su rap en cada ronda de la competición. 
A lo largo del programa, sus zapatillas deportivas, su gorra roja colocada hacia un lado, sus pantalones anchos y su collar se convirtieron en icónicos. 
Tras enterarse del resultado final, el joven de 23 años le regaló su trofeo a su rival. 
"Estoy muy contento de ganar, pero me habría encantado ver a Zulala en mi lugar: la situación de las mujeres es a menudo difícil en este país. Es un orgullo ver a Zulala en la final y quiero darle este trofeo", declaró Mubarez tendiéndole su estatuilla dorada a su contrincante. 
Durante la semifinal, Mubarez se alegró de que su música triunfara en un país tan conservador como el suyo. "Estoy muy contento por haber convencido a la gente de aceptar el rap", dijo entonces. 
La final inédita fue uno de los temas más comentados el miércoles en las redes sociales en Afganistán.