AFP (Agencia France-Presse)
TRÍPOLI. - La Corte Suprema de Libia juzgó inconstitucional el lunes la elección en mayo del primer ministro Ahmed Miiting, poniendo fin así a una crisis política en este país rico en petróleo, donde dos gobiernos se disputaban la legitimidad y donde la violencia sacude el este.
"La Corte juzga anticonstitucional la elección de Miitig por parte del Congreso General Nacional (CGN, Parlamento)", indicó a la AFP un juez de la Corte, tras una breve audiencia.
"Respeto la justicia y acato su decisión" declaró el propio Miitig en rueda de prensa.
Este independiente, respaldado por los bloques parlamentarios islamistas, fue elegido a principios de mayo durante una votación caótica en el Congreso General Nacional (CGN, Parlamento), la mayor institución política del país, para reemplazar a Abdalá Al Thani, cercano a la corriente liberal y quien renunció al cargo tras un ataque contra su familia.
Thani sin embargo no reconocía los resultados de la votación, que se celebró unos días después de que unos hombres armados irrumpieran en el edificio para interrumpir una primera votación.
Varios diputados liberales acusaron a los bloques islamistas de haber dejado abierta la votación a legisladores ausentes o con retraso, tras el anuncio del resultado, para obtener los 121 votos requeridos. Miitig había logrado inicialmente sólo 113 votos.
El lunes, el Parlamento indicó también que acatará esta decisión de la Corte Suprema, por lo que "el jefe de gobierno interino es Abdalá Al Thani".
Según Abdelgader Gdoura, profesor de derecho constitucional, "la decisión de la Corte Suprema es definitiva y de efecto inmediato. No se puede apelar".
Varios hombres políticos y grupos armados habían alertado que no apoyarían a un gobierno formado por Miitig, incluidos los partidarios del federalismo en el Este que bloquean los puertos petroleros desde hace 10 meses.
- Violencia en el este-
Además de las condiciones de su elección, el rechazo a Miitg se debe también al hecho de que es originario de Misrata (oeste), conocida por sus rivalidades con otras regiones del país, en particular en el este.
Estos autonomistas habían amenazado de forma implícita, en caso de mantenerse Miitig, con suspender un acuerdo concluido con el gobierno de Al Thani que prevé el levantamiento progresivo del bloqueo de cuatro terminales petroleros.
La confusión que reinó a la cabeza del poder desde la elección de Miitig permitió al general disidente Jalifa Haftar, que lanzó el 16 de mayo una ofensiva contra los yihadistas en Bengasi (este), reunir apoyos entre la clase política y los militares.
Unidades del ejército del aire incluso le apoyaron en su ofensiva al llevar a cabo bombardeos contra posiciones de grupos islamistas.
Las autoridades y los islamistas acusan al general Haftar, que no reconoce ni los gobiernos ni el Congreso, de llevar a cabo un "golpe de Estado", algo que el interesado desmiente.
Ni Al Theni ni Miitig han proclamado públicamente su apoyo al general disidente. Ambos dijeron estar determinados a luchar contra el "terrorismo" pero insistieron en el hecho de hacerlo en el marco del Estado.
La situación permanece caótica en el país, víctima de las milicias armadas formadas por los exrebeldes y de las luchas de influencia en las que se mezclan el dinero, la política y las ideologías, y donde priman los intereses de la región y de las tribus.
Desde la caída de Muamar Gadafi en 2011, después de ocho meses de revuelta y de invasión de la OTAN, las autoridades de transición no han logrado poner en pie una policía y un ejército organizado.