Una meca del arte africano: el museo Zeitz abre en Ciudad del Cabo
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Ciudad del Cabo. – 42 enormes tubos de hormigón trepan hacia el cielo. ¿Cómo convertirlos en un museo? Eso es lo que ha conseguido el arquitecto británico Thomas Heatherwick en la Ciudad del Cabo, Sudáfrica, donde ha convertido un histórico silo de cereales en el primer museo de arte africano moderno.
El 22 de septiembre abrirá sus puertas el Zeitz Museum of Contemporary Art Africa, el Museo Zeitz de Arte Contemporáneo Africano o Zeitz MOCAA. Parte importante de este megaproyecto, que tiene por objetivo estar a la altura del Tate de Londres o el Guggenheim de Bilbao, es el ex jefe del fabricante de artículos de deportes Puma, Jochen Zeitz, que ha donado al centro su colección de arte privada.
Se espera que unas 24.000 personas acudan en el primer fin de semana al museo, coincidiendo con la celebración en Sudáfrica del día de su herencia cultural. Y la cifra puede ser realista, pues el museo se encuentra en el complejo del centro comercial y zona de esparcimiento V&A Waterfront que da al océano Atlántico y que anualmente atrae a 24 millones de visitantes. Se trata del destino turístico más visitado de África, más incluso que las pirámides de Egipto.
Tan sólo la entrada en el Zeitz MOCAA quita el aliento. El núcleo del edificio es un atrio de 27 metros de alto y con aires catedralicios, cuyo techo de cristal es a la vez una terraza en la azotea. "El museo necesitaba una parte central", explica Heatherwick, que alcanzó notoriedad con el Rolling Bridge, el puente-pasarela que se enrolla de Londres.
Heatherwick describe la transformación de este silo casi centenario, en el que su momento se almacenaba el maíz destinado a la exportación, como uno de los mayores desafíos de su carrera. Como entre los grandes cilindros de cemento no había espacio libre, él y su equipo tuvieron que, literalmente, vaciar el espacio.
Había tanta grava y polvo como en una "zona de guerra", según dijo Heatherwick. "Y también había muchos excrementos de pájaro", agrega sonriendo. En el suelo encontró el arquitecto dos mazorcas de maíz secas, escaneó una de ellas y la usó como patrón para los contornos del sencillo atrio construido en hormigón y acero.
Asimismo también ha conseguido de forma audaz preservar algunos restos del histórico silo e integrarlos en la nueva y moderna estructura. Ante la entrada del museo se pueden ver todavía las vías del tren, que se empleaban para hacer llegar el cereal hasta el puerto. "Quisimos que el alma del silo se preservase", dijo Heatherwick.
La transformación radical del silo en museo Zeitz MOCAA ha costado unos 32 millones de euros (más de 38 millones de dólares) y de las nueve plantas que consta el edificio, siete son de acceso al público. Los visitantes pueden subir en dos ascensores cilíndricos de cristal que van hasta la planta superior desde el atrio o por una escalera circular con vistas impresionantes sobre la entrada.
El museo albergará una colección permanente pero también acogerá muestras temporales y toda una planta estará dedicada a la formación artística. Además, contará con un café y una terraza en la azotea y un hotel "boutique".
Zeitz ha programado además una partida para nuevas adquisiciones. Para el empresario y coleccionista de 54 años no se trata de abarcar la historia del arte africano, sino mostrar lo que tienen que decir los artistas africanos del siglo XXI.
"Queremos contribuir a definir el diálogo social, político, cultural y sostenible contemporáneo. Las obras tienen que tener un mensaje claro, importante, que conmueva a la gente, ya sea joven o vieja", señaló Zeitz. "De África, para África" es el lema que sigue Zeitz MOCAA, pues el mercado de arte africano ha estado durante demasiado tiempo definido por las élites occidentales.
Artistas de todas las regiones de África, así como de la diáspora estarán representados en el centro. A muchos Zeitz les ha comprado colecciones completas. "Se trata de un gesto político. Queremos dejar un legado", explica el curador jefe Mark Coetzee, que encabeza un equipo de 35 comisarios, que aportan puntos de vista y diversidad cultural al museo. "Queremos permitir a artistas africanos que escriban su propia historia", señala Coetzee.
En la inauguración se podrán ver obras de William Kentridge, uno de los artistas africanos contemporáneos más famosos, que el año pasado recibió el premio Princesa de Asturias y en noviembre inaugura una gran exposición en el Reina Sofía de Madrid.
También se podrán ver obras de jóvenes talentos como Kudzanai Chiurai, de Zimbabwe, EL Loko de Togo, Mouna Karray de Túnez y Nandipha Mntambo de Suazilandia.
Hasta la fecha, la sensibilidad por el arte africano venía sobre todo de parte de críticos de arte europeos y estadounidenses, así como de coleccionistas, dijo Mntambo, que estudió arte en Sudáfrica y cuyas obras ya han estado expuestas en Nueva York, París, Fráncfort, Barcelona, Sydney o Tel Aviv. La inauguración del Zeitz MOCAA contribuirá a otorgar autonomía a los artistas africanos, dijo la artista de 35 años. "Poco a poco pero a paso firme va a cambiar el discurso. Podemos definir nuestras obras de forma más firme", agregó.
Se espera que unas 24.000 personas acudan en el primer fin de semana al museo, coincidiendo con la celebración en Sudáfrica del día de su herencia cultural. Y la cifra puede ser realista, pues el museo se encuentra en el complejo del centro comercial y zona de esparcimiento V&A Waterfront que da al océano Atlántico y que anualmente atrae a 24 millones de visitantes. Se trata del destino turístico más visitado de África, más incluso que las pirámides de Egipto.
Tan sólo la entrada en el Zeitz MOCAA quita el aliento. El núcleo del edificio es un atrio de 27 metros de alto y con aires catedralicios, cuyo techo de cristal es a la vez una terraza en la azotea. "El museo necesitaba una parte central", explica Heatherwick, que alcanzó notoriedad con el Rolling Bridge, el puente-pasarela que se enrolla de Londres.
Heatherwick describe la transformación de este silo casi centenario, en el que su momento se almacenaba el maíz destinado a la exportación, como uno de los mayores desafíos de su carrera. Como entre los grandes cilindros de cemento no había espacio libre, él y su equipo tuvieron que, literalmente, vaciar el espacio.
Había tanta grava y polvo como en una "zona de guerra", según dijo Heatherwick. "Y también había muchos excrementos de pájaro", agrega sonriendo. En el suelo encontró el arquitecto dos mazorcas de maíz secas, escaneó una de ellas y la usó como patrón para los contornos del sencillo atrio construido en hormigón y acero.
Asimismo también ha conseguido de forma audaz preservar algunos restos del histórico silo e integrarlos en la nueva y moderna estructura. Ante la entrada del museo se pueden ver todavía las vías del tren, que se empleaban para hacer llegar el cereal hasta el puerto. "Quisimos que el alma del silo se preservase", dijo Heatherwick.
La transformación radical del silo en museo Zeitz MOCAA ha costado unos 32 millones de euros (más de 38 millones de dólares) y de las nueve plantas que consta el edificio, siete son de acceso al público. Los visitantes pueden subir en dos ascensores cilíndricos de cristal que van hasta la planta superior desde el atrio o por una escalera circular con vistas impresionantes sobre la entrada.
El museo albergará una colección permanente pero también acogerá muestras temporales y toda una planta estará dedicada a la formación artística. Además, contará con un café y una terraza en la azotea y un hotel "boutique".
Zeitz ha programado además una partida para nuevas adquisiciones. Para el empresario y coleccionista de 54 años no se trata de abarcar la historia del arte africano, sino mostrar lo que tienen que decir los artistas africanos del siglo XXI.
"Queremos contribuir a definir el diálogo social, político, cultural y sostenible contemporáneo. Las obras tienen que tener un mensaje claro, importante, que conmueva a la gente, ya sea joven o vieja", señaló Zeitz. "De África, para África" es el lema que sigue Zeitz MOCAA, pues el mercado de arte africano ha estado durante demasiado tiempo definido por las élites occidentales.
Artistas de todas las regiones de África, así como de la diáspora estarán representados en el centro. A muchos Zeitz les ha comprado colecciones completas. "Se trata de un gesto político. Queremos dejar un legado", explica el curador jefe Mark Coetzee, que encabeza un equipo de 35 comisarios, que aportan puntos de vista y diversidad cultural al museo. "Queremos permitir a artistas africanos que escriban su propia historia", señala Coetzee.
En la inauguración se podrán ver obras de William Kentridge, uno de los artistas africanos contemporáneos más famosos, que el año pasado recibió el premio Princesa de Asturias y en noviembre inaugura una gran exposición en el Reina Sofía de Madrid.
También se podrán ver obras de jóvenes talentos como Kudzanai Chiurai, de Zimbabwe, EL Loko de Togo, Mouna Karray de Túnez y Nandipha Mntambo de Suazilandia.
Hasta la fecha, la sensibilidad por el arte africano venía sobre todo de parte de críticos de arte europeos y estadounidenses, así como de coleccionistas, dijo Mntambo, que estudió arte en Sudáfrica y cuyas obras ya han estado expuestas en Nueva York, París, Fráncfort, Barcelona, Sydney o Tel Aviv. La inauguración del Zeitz MOCAA contribuirá a otorgar autonomía a los artistas africanos, dijo la artista de 35 años. "Poco a poco pero a paso firme va a cambiar el discurso. Podemos definir nuestras obras de forma más firme", agregó.