Estos investigadores, Lindsay Zanno y Peter Makovicky, del Field Museum de Chicago, han determinado, sobre la base de análisis estadísticos, que el regimen alimentario de 90 especies de dinosaurios terópodos estaba constituido por plantas.
Estos resultados son opuestos a la visión más compartida entre los paleontólogos según la cual casi todos los dinosaurios terópodos cazaban presas para alimentarse, en especial aquellos que fueron los antepasados más próximos a las aves.
"Gran parte de los terópodos estaban claramente adaptados a una vida de predador pero, en cierto momento de la evolución en la descendencia hacia las aves, estos dinosaurios se volvieron herbívoros", explicó Lindsay Zanno.
Estos investigadores también encontraron cerca de media docena de trazas anatómicas que estadísticamente los vinculan con comportamiento herbívoro, incluyendo un pico desprovisto de dientes.
"Tras haber establecido una relación entre ciertas evoluciones anatómicas de estos dinosaurios y las pruebas directas de hábitos alimentarios, buscamos cuáles otras especies de terópodos compartían esas mismas trazas", señaló la paleontóloga, cuyos trabajos aparecen en los Anales de la academia nacional estadounidense de Ciencias, fechadas del 20 al 25 de diciembre.
"De esta manera hemos podido determinar cuáles eran herbívoros y carnívoros", precisó.
Aplicando este análisis, los investigadores determinaron que 44% de las especies de terópodos distribuidas sobre seis grandes linajes eran herbívoras.
También concluyeron que los ancestros de la mayor parte de los dinosaurios tenían plumas y que las aves modernas probablemente ya habían perdido su apetito por la carne.
Ya que el número de terópodos herbívoros es tan importante, los super-carnívoros como el Tiranosaurio Rex y el Velociráptor, deberían ser vistos "más como una excepción que como una regla", concluyen los investigadores.