Veteranos de guerra se suman a la lucha contra la caza furtiva en África

AFP (Agencia France-Presse)

Tshipise, Sudáfrica. - Antes Lynn era un francotirador en Afganistán, John un policía infiltrado en los carteles de la droga en Centroamérica y Damien integraba una milicia paramilitar en Irak, pero ahora los tres se dedican a luchar contra la caza furtiva en Africa.

"Estaba programado para destruir, ahora estoy formateado para proteger", contó Damien Mander, exsoldado de élite de las fuerzas especiales australianas. Después de pasar tres años en Irak entrenando a milicianos Mander al mando de la Fundación Internacional contra la Caza Furtiva (IAPF). 
En pocos años, el tráfico de animales se ha intensificado considerablemente. Este negocio mueve cada año unos 20.000 millones de dólares y quienes lo manejan están entrenados y manejan armas de alto calibre como fusiles de asalto para uso militar. 
"Nos encontramos en un contexto de guerra, no tenemos ninguna otra forma de responder que con medios similares", explicó a la AFP Céline Sissler-Bienvenu, directora para la zona de África Francófona del Fondo Internacional para la Protección de Animales (IFAW).
"No es infrecuente encontrar animales muertos por heridas de armas automáticas", agregó. 
Tras constatar esta realidad, las organizaciones de defensa de los animales decidieron formar un escuadrón con experiencia militar para hacerles frente. 
Hace poco el IFAW decidió reclutar al teniente coronel Fay Cuevas, que participó durante 15 años en operaciones antiterroristas en Irak, al lado del ejército estadounidense. 
Su misión es aplicar en la lucha contra la caza furtiva los métodos de inteligencia aprendidos con el ejército para rastrear, con la colaboración de los servicios keniatas, la fauna salvaje y los grupos que operan en la zona. 
La sabana africana se ha convertido en el nuevo terreno predilecto de militares que buscan hacer la transición hacia la sociedad civil. 
En una reserva sudafricana en la provincia de Limpopo, en el norte del país, Lynn Westover organiza un entrenamiento de dos días. Todavía viste una chaqueta militar, que deja al descubierto las calaveras tatuadas en sus brazos. 
Todavía se expresa en una jerga militar, en la que instruye a los guardabosques y a los propietarios de los ranchos sobre cómo desarmar a los traficantes y cazadores, cómo analizar huellas en los caminos e incluso cómo comunicarse con helicópteros en el terreno. 
 

- 'Terroristas del medioambiente' -

 
Westover, de 35 años, afirmó que su carrera militar, que los ha llevado desde Afganistán a Irak, pero también a países de América Latina, del sudeste asiático y de África le ha dado una experiencia invaluable. 
Este exmarine ya no lucha contra los talibanes, ahora combate "a los terroristas del medioambiente". 
Si de la noche a la mañana te dijeran que ya no puedes ser militar, ¿Cómo se puede encontrarle sentido a la vida, se planteó Westover, que ahora trabaja para la oenegé estadounidense Vetpaw (Veteranos Ordenados para Proteger la Vida Salvaje). 
En 2015, la organización se vio envuelta en la controversia después de que fuera expulsada de Tanzania cuando uno de sus miembros dijo que quería "matar a los malos". 
Desde entonces, guardan un perfil bajo. "Lo que quiero es dar a los guardabosques una oportunidad más grande de que sobrevivan", afirmó. 
Según la Fundación Internacional de Guardaparques (IRF) cerca de 30 cuidadores de las reservas han muerto en el último año en África mientras realizaban sus funciones. 
 
 
 

- 'Parar la hemorragia' -

 
"Combatir a los malos, en todos lados es la misma cosa", estimó Howard, vestido con una camisa caqui y con un pantalón corto a juego. 
"Un guardaparques es un policía 24 horas. Es la única forma", opinó mientras su equipo montaba una trampa para los furtivos.
En dos años, Howard perdió a cuatro rinocerontes, frente a los cuatro que fueron abatidos en el terreno de su vecino en solo una semana. 
El cuerno de mamíferos es muy cotizado en los mercados asiáticos por sus supuestas propiedades terapeúticas, que nunca han sido probadas por la ciencia. En los mercados negros esta defensa puede costar hasta 60.000 dólares el kilo. 
Pero este método tiene sus críticos. 
En la frontera entre Mozambique y Sudáfrica, donde se sitúa el conocido parque Kruger, "hay muchas tumbas de jóvenes" cazadores abatidos por las balas de los guardaparques, dijo a la AFP, Libbye Lunstrum. 
"Esto tiene un efecto devastador", explicó, ya que la violencia hace que la población local, que es clave para combatir el problema, sea menos proclive a la conservación. 
Damien Mander es consciente de este problema. 
"La militarización no es la respuesta, pero por el momento es la única forma (...) de frenar la hemorragia", Cada día tres rinocerontes mueren en África víctimas de los cazadores furtivos. 


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