Xi anuncia una nueva era del socialismo chino
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Pekín. - El presdiente de China, Xi Jinping, anunció hoy una nueva era para el socialismo chino y habló del resurgimiento de la nación durante su discurso de apertura del Congreso del Partido Comunista Chino.
"El resurgimiento de la nación es el mayor sueño del pueblo chino", proclamó Xi en la inaguración del Congreso, que se celebra cada cinco años, advirtiendo a la vez que "lograr el rejuvenecimiento nacional no será un paseo por el parque".
Xi llamó a la unidad a los 89 millones de miembros del partido y a redoblar los esfuerzos para conseguir prosperidad y el éxito del "socialismo chino en una nueva era".
También aseguró que las Fuerzas Amadas se modernizarán en los próximos ocho años para crear un Ejército fuerte de primera clase y pidió que el partido controle aun más todos los aspectos de la sociedad china, como la educación, el arte o los estándares morales y que se garantice un "ciberespacio limpio".
En un discurso profúndamente ideológico y que duró más de tres horas, Xi prometió que China jamás copiará mecánicamente los modelos políticos de otros países y rechazó injerencias del exterior.
Pero el presidente advirtió también de los "serios retos" a los que se enfrenta el país: "Las perspectivas son brillantes pero hay serios retos". Xi alertó sobre algunos problemas graves causados por un desarrollo desequilibrado en la segunda mayor economía del mundo: "La economía real espera mejoras y hay mucho por hacer en la protección del medio ambiente".
"Tenemos que dedicar una gran energía a abordar los desequilibrios y las deficiencias del desarrollo y esforzarnos por mejorar la calidad y los efectos del desarrollo", agregó ante casi 2.300 delegados. También prometió una mayor apertura de los mercados chinos y protección de los intereses de inversores extranjeros: "China no cerrará sus puertas al mundo".
A nivel internacional preocupa el creciente endeudamiento de China y que su crecimiento sea insostenible. Durante sus primeros cinco años de mandato se ha criticado la lentitud de Xi para abordar reformas necesarias, así como su apoyo a empresas estatales poco rentables y las restricciones al sector privado.
En el marco de la intensa campaña contra la corrupción que está llevando a cabo, el mandatario pidió también al partido que mejore su capacidad para "purificarse": "Tenemos que eliminar todo lo que socave la pureza del partido (...) y liberarnos de cualquier virus que mine su salud".
Cerca de 1,3 millones de funcionarios han sido castigados en la campaña anticorrupción, aunque algunas voces acusan a Xi de haberse servido de ella para purgar a sus oponentes políticos y desmantelar facciones rivales dentro del partido.
Xi también aprovechó su discurso para reiterar la soberanía china sobre Hong Kong, ante las continuas exigencias de más democracia por parte de la antigua colonia británica. Para ello se refirió al principio "un país, dos sistemas" con el que se administra de forma autónoma la metrópolis financiera. En referencia también a Taiwan, Xi exhortó a "oponerse a las actividades separatistas" y aseguró que nunca permtirá que "una parte de China se separe".
Con motivo del Congreso del Partido se han reforzado las medidas de seguridad en Pekín. Sin embargo, esto no impidió que un hombre se quemase hoy a lo bonzo en la capital, como confirmaron testigos a dpa y puede verse en varios videos en Twitter. La persona que publicó uno de esos videos afirma que el hombre pretendía protestar con motivo del Congreso, pero los testigos no confirmaron esa información.
Durante el Congreso del Partido Comunista se presentará un nuevo plan específico para la reforma de China y su desarrollo en los próximos cinco años.
Por otro lado, los casi 2.300 delegados deberán confirmar a Xi en su cargo hasta 2022. No se espera que este proponga ya a un sucesor y además se especula con que podría aspirar a un tercer mandato después de 2022. Algo así no está permitido para el puesto de jefe de Estado, pero Xi podría mantenerse en el poder como líder del partido y al frente de la Comisión Militar.
También se sigue con atención si el partido utilizará el título de "presidente" para su secretario general, algo reservado hasta ahora a Mao Zedong, fundador de la República Popular.
Por el momento solo se sabe con seguridad que los delegados tienen previsto incluir en la carta del partido la herencia ideológica de Xi. Si también se incluye su nombre, Xi Jinping alcanzaría un nivel histórico al que ascendieron solo Mao Zedong y el reformista económico Deng Xiaoping.
Tras una lucha de poder entre bastidores, el congreso también aprobará un cambio de personal, con el que Xi pretende colocar en puestos de responsabilidad a sus seguidores.
El congreso aprobará la creación de un nuevo Comité Central, con 200 miembros y 150 representantes. Alrededor del 70 por ciento podría ser sustituido, con lo que se trataría del mayor cambio en la historia del país.
El nuevo Comité Central dará el visto bueno un día después del congreso al Politburó, de 25 miembros, del que sale el círculo de poder más estrecho, el Comité Permanente. Este tiene siete miembros y salvo Xi Jinping y el primer ministro, Li Keqiang, todos los demás serán sustituidos por razones de edad.
También se especula sobre el futuro del principal dirigente anticorrupción, Wang Qishan. Si sigue en su puesto a sus 69 años, estaría violando una norma no escrita del partido que establece los 68 años como edad jubilatoria. Sin embargo, los recientes actos en los que se alababa su trabajo parecen indicar que el influyente aliado del jefe del partido abandonará la primera línea.
Xi llamó a la unidad a los 89 millones de miembros del partido y a redoblar los esfuerzos para conseguir prosperidad y el éxito del "socialismo chino en una nueva era".
También aseguró que las Fuerzas Amadas se modernizarán en los próximos ocho años para crear un Ejército fuerte de primera clase y pidió que el partido controle aun más todos los aspectos de la sociedad china, como la educación, el arte o los estándares morales y que se garantice un "ciberespacio limpio".
En un discurso profúndamente ideológico y que duró más de tres horas, Xi prometió que China jamás copiará mecánicamente los modelos políticos de otros países y rechazó injerencias del exterior.
Pero el presidente advirtió también de los "serios retos" a los que se enfrenta el país: "Las perspectivas son brillantes pero hay serios retos". Xi alertó sobre algunos problemas graves causados por un desarrollo desequilibrado en la segunda mayor economía del mundo: "La economía real espera mejoras y hay mucho por hacer en la protección del medio ambiente".
"Tenemos que dedicar una gran energía a abordar los desequilibrios y las deficiencias del desarrollo y esforzarnos por mejorar la calidad y los efectos del desarrollo", agregó ante casi 2.300 delegados. También prometió una mayor apertura de los mercados chinos y protección de los intereses de inversores extranjeros: "China no cerrará sus puertas al mundo".
A nivel internacional preocupa el creciente endeudamiento de China y que su crecimiento sea insostenible. Durante sus primeros cinco años de mandato se ha criticado la lentitud de Xi para abordar reformas necesarias, así como su apoyo a empresas estatales poco rentables y las restricciones al sector privado.
En el marco de la intensa campaña contra la corrupción que está llevando a cabo, el mandatario pidió también al partido que mejore su capacidad para "purificarse": "Tenemos que eliminar todo lo que socave la pureza del partido (...) y liberarnos de cualquier virus que mine su salud".
Cerca de 1,3 millones de funcionarios han sido castigados en la campaña anticorrupción, aunque algunas voces acusan a Xi de haberse servido de ella para purgar a sus oponentes políticos y desmantelar facciones rivales dentro del partido.
Xi también aprovechó su discurso para reiterar la soberanía china sobre Hong Kong, ante las continuas exigencias de más democracia por parte de la antigua colonia británica. Para ello se refirió al principio "un país, dos sistemas" con el que se administra de forma autónoma la metrópolis financiera. En referencia también a Taiwan, Xi exhortó a "oponerse a las actividades separatistas" y aseguró que nunca permtirá que "una parte de China se separe".
Con motivo del Congreso del Partido se han reforzado las medidas de seguridad en Pekín. Sin embargo, esto no impidió que un hombre se quemase hoy a lo bonzo en la capital, como confirmaron testigos a dpa y puede verse en varios videos en Twitter. La persona que publicó uno de esos videos afirma que el hombre pretendía protestar con motivo del Congreso, pero los testigos no confirmaron esa información.
Durante el Congreso del Partido Comunista se presentará un nuevo plan específico para la reforma de China y su desarrollo en los próximos cinco años.
Por otro lado, los casi 2.300 delegados deberán confirmar a Xi en su cargo hasta 2022. No se espera que este proponga ya a un sucesor y además se especula con que podría aspirar a un tercer mandato después de 2022. Algo así no está permitido para el puesto de jefe de Estado, pero Xi podría mantenerse en el poder como líder del partido y al frente de la Comisión Militar.
También se sigue con atención si el partido utilizará el título de "presidente" para su secretario general, algo reservado hasta ahora a Mao Zedong, fundador de la República Popular.
Por el momento solo se sabe con seguridad que los delegados tienen previsto incluir en la carta del partido la herencia ideológica de Xi. Si también se incluye su nombre, Xi Jinping alcanzaría un nivel histórico al que ascendieron solo Mao Zedong y el reformista económico Deng Xiaoping.
Tras una lucha de poder entre bastidores, el congreso también aprobará un cambio de personal, con el que Xi pretende colocar en puestos de responsabilidad a sus seguidores.
El congreso aprobará la creación de un nuevo Comité Central, con 200 miembros y 150 representantes. Alrededor del 70 por ciento podría ser sustituido, con lo que se trataría del mayor cambio en la historia del país.
El nuevo Comité Central dará el visto bueno un día después del congreso al Politburó, de 25 miembros, del que sale el círculo de poder más estrecho, el Comité Permanente. Este tiene siete miembros y salvo Xi Jinping y el primer ministro, Li Keqiang, todos los demás serán sustituidos por razones de edad.
También se especula sobre el futuro del principal dirigente anticorrupción, Wang Qishan. Si sigue en su puesto a sus 69 años, estaría violando una norma no escrita del partido que establece los 68 años como edad jubilatoria. Sin embargo, los recientes actos en los que se alababa su trabajo parecen indicar que el influyente aliado del jefe del partido abandonará la primera línea.