Según la policía, un cohete alcanzó el miércoles un automóvil blindado de la embajada de Gran Bretaña en Saná, que transportaba a cinco personas miembros del personal de la delegación.
La número dos de la embajada, la diplomática Fiona Gibb, estaba a bordo pero resultó indemne. Un miembro de la embajada resultó herido, anunció en Londres el Foreign Office sin más precisiones.
Se trata del segundo atentado contra representantes de la embajada británica en Yemen en los últimos seis meses.
El embajador británico, Timothy Torlot, fue blanco de un atentado fallido el 26 de abril. Un kamikaze que llevaba un cinturón con explosivos se lanzó contra su convoy cuando se encontraba a unos 600 metros del edificio de la cancillería.
Este ataque fue reivindicado por Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA).
Por otra parte, Francia confirmó el miércoles que un francés, directivo de una empresa austríaca presente en Yemen, fue asesinado a balazos.
Fuentes de los servicios de seguridad yemeníes indicaron que el francés, directivo del grupo energético austríaco OMV, fue baleado por un guardia que "disparó contra el director al grito de Alá Akbar (Dios es el más grande)".
Estos ataques, aún no reivindicados, coincidieron con la visita a Saná del director político del Departamento de Estado norteamericano William Burns, quien aseguró al presidente Ali Abdalá Salih la determinación de su país a "ayudar a Yemen a superar los desafíos en materia de seguridad que plantea Al Qaida".
El movimiento AQPA multiplica por otra parte sus sangrientos ataques contra las fuerzas de seguridad yemeníes en el este y sudeste del país.