Yemen se enfrenta al vacío político y el caos

AFP (Agencia France-Presse)

Saná, Yemen. - Yemen, pieza maestra en el dispositivo norteamericano de lucha contra Al Qaida, se encontraba este viernes sin gobierno y sin presidente, tras la dimisión de los dos jefes del ejecutivo bajo la presión de la poderosa milicia chiita Ansarualá que controla la capital Saná.

Se espera que el Parlamento, que debe pronunciarse sobre la dimisión del presidente Abd Rabo Mansur Hadi, se reúna el domingo en sesión extraordinaria, a pesar del imponente despliegue de los milicianos de Ansarualá, también llamados hutíes, en la capital.

Los hutíes, que tomaron el palacio presidencial el martes, rodean la sede del Parlamento desde la noche del jueves, así como las residencias del ministro de Defensa y del jefe de los servicios de inteligencia, Ali al Ahmedi, según testigos y un responsable de seguridad.

Los milicianos llamaron este viernes a sus seguidores a mostrar su "apoyo a las medidas revolucionarias", en referencia a su despliegue en Saná. Varios miles de simpatizantes respondieron a la convocatoria y se manifestaron en el norte de la capital. 

Mientras tanto, cientos de personas desfilaron cerca de la Universidad de Saná contra los hutíes y en apoyo a Hadi, según testigos. Otras manifestaciones a favor del presidente se celebraron en Taez y Hodeida.

El día transcurrió bastante tranquilo en Saná, aunque se produjeron dos explosiones contra viviendas de miembros de la milicia Ansarualá, que no causaron ninguna víctima. 

"El Parlamento celebrará el domingo una sesión extraordinaria para estudiar evoluciones en el país", según solicitó el presidente de la Cámara, Yahya al Rai, indicó la agencia oficial Saba.

 

- Hadi tira la toalla -

 

En su carta de dimisión, Hadi afirmó el jueves que no podía seguir en el poder, ya que su país se encontraba en "un callejón sin salida".

El primer ministro, Jaled Bahah, había dimitido antes del jefe de Estado, del que quiso distanciarse, al considerar que se  había mostrado demasiado permisivo con los milicianos chiitas.

Hadi, un aliado crucial de Estados Unidos al que permitió realizar ataques con drones contra combatientes de Al Qaida en su territorio, estaba en el punto de mira de Ansarualá, que lo acusaba de "encubrir la corrupción". 

Yemen es el bastión de Al Qaida en la península arábiga (AQPA), considerada como la rama más peligrosa de la red yihadista, que reivindicó, por ejemplo, el atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo el pasado 7 de enero. 

La lucha contra la corrupción y Al Qaida son los principales motivos aducidos por las milicias para justificar su expansión territorial.

El rebrote de violencia, el más grave en la capital de los últimos cuatro meses, fue provocado por el rechazo de los hutíes a aceptar un proyecto de Constitución que, dividiendo el país en seis regiones, los privaría de acceso al mar. 

La milicia Ansarualá, que entró en la capital el pasado 21 de septiembre, apenas reaccionó a las renuncias del primer ministro y del presidente. 

"La Constitución estipula que la dimisión del presidente debe ser aprobada por mayoría absoluta en el Parlamento (...) Por tanto, la dimisión sigue en suspenso", indicaron los comités revolucionarios hutíes en un comunicado difundido este viernes. 

Los milicianos siguen deteniendo al director del gabinete de Hadi, secuestrado la semana pasada, a pesar de su promesa de liberarlo tras un acuerdo cerrado el miércoles con el presidente dimisionario.

Analistas consideran que los hutíes dudan a la hora de tomar las riendas del país, por su falta de experiencia política y por temor a las reacciones violentas que podrían suscitar entre la comunidad sunita, mayoritaria en el país. 

Cuatro provincias del sur de Yemen, opuestas a Ansarualá, decidieron rechazar las órdenes de la capital y obedecer únicamente a los fieles de Hadi. 



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