¡Ay de los vencidos de Bahrein!
AFP (Agencia France-Presse)
Beirut. - Los soldados apostados en el puente que atraviesa la plaza de la Perla me impidieron fotografiar la imagen de su grácil monumento decapitado. Fué pocas horas despues de que hubiesen destruido el 17 de marzo aquel símbolo de las manifestaciones antigubernamentales, tras ser desalojados los últimos resistentes. Los diarios ya la denominaban plaza del ¨Consejo de Coperación del Golfo”, cuyas tropas constituídas sobre todo por soldados saudíes, atravesando el largo puente que une su vasto país con el diminuto Bahrein llegaron para proteger el gobierno del rey Hamed ben Issa el Jalifa.
Manifestantes en Manama, Bahrein.
Sus localidades pobres -una pobreza que no se puede comparar a la poblacion egipcia, yemení, siria o libanesa- con mezquitas y huseinias, lugares de devoción de los chiis, con banderas rojas, verdes y negras colgadas en sus fachadas, de Karameh, de Saar, están a las afueras de Manama, la capital que también tiene sus barrios decrépitos en los que habitan muchos trabajadores asiáticos, su barata mano de obra.
Desde que las manifestaciones en las que perecieron veintiséis contestatarios y cautro policías, fueron sofocadas manu militari, desmantelaron las tiendas de campaña de la plaza de la Perla y las que habían armado en el barrio financiero de Manama, construido sobre tierras ganadas al mar de Esmeralda, adquiridas por el simbólico precio de un dinar bahreiní por la familia reinante, el gobierno, metódicamente, ha ido cumpliendo su venganza.
Primero acusó a dirigentes de la oposición de haber conspirado para derrocar la monarquía con apoyo extranjero. La coalición de estos grupos entre ellos el Wefak, pidieron el levantamiento de la ley del estado de excepción, la retirada de los soldados de las calles, el establecimiento de un régimen monárquico constitucional. Exhortaron a los bahreiníes a colgar banderas nacionales en sus casas, y subir a las azoteas para manifestarse. Después el rey, casi en medio de un silencio informativo escandaloso, solo roto en los últimos días por las denuncias de la televisión Al Jazira, ha hecho demoler mezquitas chiís, detener a jefes de la oposicion, juzgar al personal médico del hospital Salaymania, próximo a la decapitada plaza, acusado de querer derrocar el régimen, torturar a muchachas que habían participado en las protestas ,encarcelar a periodistas y a centenares de activistas democráticos. Al principio la cadena árabe apenas difundió las jornadas de las protestas chiís, y de las represiones militares, quizá por la vecindad de Qatar del que procede la familia reinante, por una razón de solidaridad de los principados del Golfo ante las reivindicaciones de sus habitantes.
Las manifestaciones eran para conseguir reformas políticas, derechos sociales, el final de la corrupción y de las discriminaciones sobre la mayoria de la población musulmana chií. No pueden alistarse, por ejemplo, en las fuerzas armadas del reino en las que, en cambio, hay enrolados extranjeros, como sirios, jordanos, paquistaníes de la comunidad suní, que son rápidamente nacionalizados.
El gobierno de Manama acusó al Irán como instigador de las manifestaciones. En 1981 fue descubierta una tentativa de golpe de estado que debía prepararse en el décimo aniversario de la independencia del principado y que según el entonces primer ministro que aun continúa en el poder y cuya dimisión pedían en la devastada plaza de la Perla, estaba organizado por el régimen de Teherán. En 1996 los dirigentes del archipiélago acusaron directamente al Irán de fomentar una rebelión de los chiís isleños. La intervención militar saudí provocó una airada reacción del gobierno del presidente Ahmadinejad que calificó la presencia de estas tropas extranjeras de ¨injerencia en los asuntos domésticos del reino¨. Actuando con contundencia militar el rey suní de Riad para proteger al vecino gobierno suní de Bahrein, de sus mayoritarios súbditos chiís, quiso advertir a su propia minoría chií reivindicativa que no consentiría más manifestaciones populares en el sureste de su estado. Bahrein es un pequeño país enclavado entre dos poderosos estados, Arabia saudí que protege a los sunís e Irán bajo cuya sombra de algún modo los chiís se cobijan. ¡Ay de los vencidos de Bahrein!