"¡Votarem!": tensión policial y largas colas en el referéndum catalán

DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)

Barcelona. - "¡Resiste, ten cuidado pero resiste!". María Ángeles, de 57 años, llora al teléfono mientras habla con su hijo a gritos. Ella está justo detrás del dispositivo policial desplegado ante el colegio Ramón Llull de Barcelona, uno de los locales habilitados para votar en el referéndum catalán. Su hijo, en medio de la muchedumbre que forcejea con los agentes.

Muchos durmieron allí para evitar que la Policía precintara la escuela en respuesta a la orden que dio una juez esta semana. La noche transcurrió con tranquilidad, pero furgonetas blindadas de la Policía Nacional española, con varias decenas de agentes antidisturbios, irrumpieron allí a primera hora de la mañana.
"¡Somos gente de paz!", gritaban con rabia los concentrados en español -y no en catalán- para que "la Policía española" les "entendiera bien", según explicaba una mujer en medio del caos. 
Bajo la lluvia, los agentes sacaron del tumulto a varias personas que se resistían entre empujones, mientras los de más edad se refugiaban en portales cercanos. Con lágrimas en el rostro y los brazos en alto, un joven mostraba a la prensa su camiseta rasgada y varias magulladuras en el cuerpo tras la acción policial. "Yo quería votar 'no' en el referéndum. Quiero que esto se sepa. Solo pedimos democracia", contó a dpa. 
"Estábamos haciendo resistencia pacífica esperando que abrieran las puertas y nos han ido arrancando uno a uno", lamentaba a unos metros Miriam, de 32 años. "A mí me han dado un empujón y me han tirado al suelo. Este nivel de agresividad es mayor incluso del que esperábamos", se quejaba también María, de 54 años. 
Las imágenes de violencia y tensión policial se repitieron en algunos de los 2.315 locales habilitados para votar hoy en Cataluña en una consulta unilateral que fue prohibida por la Justicia, aunque desde el Gobierno español de Mariano Rajoy aseguraron que solo se usaron "elementos de defensa de antidisturbios" en el colegio Ramon Llull de Barcelona.
En algunos locales electorales, los agentes se llevaron las urnas entre gritos e insultos.
El Ejecutivo catalán de Carles Puigdemont acusó a las fuerzas de seguridad de utilizar "violencia injustificada" y "balas de goma" contra cientos de personas concentradas ante los colegios electorales. Según datos de la Generalitat (Gobierno catalán), 337 resultaron heridas. Madrid informó de 11 agentes heridos.
"Nos vemos obligados a hacer aquello que no queríamos hacer", justificó en rueda de prensa el delegado del Gobierno español en Cataluña, Enric Millo, lamentando "la irresponsabilidad descomunal de poner en riesgo a niños y ancianos" en colegios electorales.
La jornada arrancó con largas colas para votar en la mayoría de los locales y con gritos de "¡Votarem!" (votaremos). A las puertas de la escuela de la Concepciò de Barcelona, en el barrio del Eixample, unas 300 personas se concentraban ya al amanecer. Sobre las 7:00 de la mañana, recibieron con un gran aplauso las urnas.
"Yo creo que sí vamos a poder votar, la duda es si se podrá hacer el recuento de los votos y si tendrá validez el resultado. Nos lo están poniendo muy difícil", señalaron a dpa María y Román, una pareja de 31 y 40 años.
"Nuestro mayor miedo es cómo terminará; el miedo es que la Policía llegue al final del día y se lleve las urnas", explicó también Dieter del Rue, de origen belga y uno de los observadores del referéndum organizados por el Gobierno catalán.
Antes de las 9:00 horas (7:00 horas), la hora fijada para el inicio de la votación, se abrieron las puertas del colegio y una mujer dio información a los concentrados subida en una silla.
"Quien haya recibido la notificación para ser presidente de mesa o vocal, que se acerque", exclamaba a gritos.
"¿Y qué pasa si llega la Guardia Civil?", preguntó alguien en alto. "Si entran de paisano -sin uniforme- y pasa algo, nos concentramos fuera y no les dejamos salir. Todo de forma pacífica", exclamaban los organizadores ante gritos de "¡No pasarán!", consigna utilizada por los republicanos españoles que lucharon contra las tropas franquistas en la guerra civil española (1936-1939).
Algunos colegios lograron abrir las puertas, otros no. Según el Gobierno catalán, se constituyeron el 73 por ciento de las mesas. El jefe del Ejecutivo de la región, el secesionista Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, la izquierdista Ada Colau, votaron en locales que no les correspondían ante el cierre de los suyos. 
"Tratan de intimidar a la gente para que no se pueda votar con libertad plena", explicó a dpa a las puertas de un colegio Albert Botran, diputado del partido independentista y antisistema CUP, que apoya al Gobierno catalán en el proceso secesionista.
Entre los votantes, indignación y rabia. "Hoy el debate no es entre el 'sí' o el 'no' a la independencia. Hoy el debate es democracia sí o democracia no", aseguró a dpa Lluís, un joven de 27 años. "Nos hacen sentir que estamos haciendo algo malo. Yo ayer puse un cartel y me sentía como una terrorista", lamentó Anaís, su amiga. 
"El Estado español está sacando su cara neofascista. Ser independentista no es ilegal pero hacen que lo parezca", reflexionó también Esther, de 58 años, mientras esperaba a las puertas del colegio electoral con su papeleta preparada en la mano. 
Mientras, en la Plaza de Cataluña -el corazón de Barcelona- grupos de extrema derecha se concentraron con banderas de España y con consignas como "Separatistas, terroristas" o "Ser catalán es un orgullo, ser español es un honor". 


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