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Los criterios que rigen las nominaciones para los premios Gaudí, que el lunes concederá por primera vez la recién creada Academia del Cine Catalán, son intricados. Creados para potenciar la industria cinematográfica autóctona, establecen un complejo baremo (heredado de su predecesor, los premios Barcelona) para determinar qué películas pueden ser consideradas catalanas. Las que superan la puntuación mínima de la catalanidad compiten en 18 categorías. El resto, independientemente de si han sido rodadas en L'Hospitalet de Llobregat, Alcorcón o Helsinki, del origen geográfico de la financiación y de la nacionalidad del realizador, opta a un único Gaudí, el de mejor película europea. Y ésta es la nominación en la que compite Camino, de Javier Fesser, producida por la catalana Mediapro.
Joel Joan, presidente de la Academia, admite la complejidad del sistema. Y señala que, aunque Camino es una producción impulsada desde Cataluña, no alcanza el porcentaje de profesionales catalanes para optar al resto de premios. Protagonizada por Carme Elías y Jordi Dauder (candidato al mejor actor por Azaña), el filme que tanto molestó al Opus Dei comparte nominación con la francesa La duquesa de Langeais, de Jacques Rivette, y las británicas Happy, un cuento sobre la felicidad y Retorno a Brideshead. En paralelo, se concederán otros dos galardones a la mejor película: uno para el título más sobresaliente de entre los filmes catalanes en lengua catalana y otro para los que, pese a cubrir la cuota de catalanidad, se rodaron en otra lengua. La presidenta de la academia española, Ángeles González-Sinde, ha excusado su asistencia a la gala, donde tampoco habrá representantes de la academia europea.
