Fe en la revolución y el ser humano


El músico británico Billy Bragg inaugura hoy, en solitario, el ciclo "Musiketan" en Euskalduna Jauregia. HACÍA tiempo, mucho tiempo que tierras vascas no asistían a un concierto de Billy Bragg. Y verlo en escena son palabras mayores, lo aseguro.



Fe en la revolución y el ser humano
Su trayectoria es una de las más intachables del rock en las últimas décadas. Activista imperturbable, no baja el puño ni cuando se concentra en sus canciones de amor, tantas o más que las que integran su repertorio más político y revolucionario, aunque menos reconocidas. Hoy, en solitario, por la crisis provocada por esos contra los que tanto ha cantado, se presenta en Euskalduna Jauregia, a las 20.30 horas, en el arranque del ciclo Musiketan. Armado sólo con su guitarra y su verbo apasionado, ese que cree todavía en la revolución y en el ser humano. Ha pasado a la historia por su compromiso político y sus luchas contra Margaret Tatcher, en los 80, cuando se puso al lado de los mineros en su lucha contra el gobierno conservador británico. Pero, curiosamente, su canción más conocida, New England, tampoco está entre las más revolucionarias -"no quiero cambiar el mundo, no busco una nueva Inglaterra, sólo busco otra chica"-, cantaba de su carrera. Ni She´s got a new spell, reabutizada en su día por La Granja como Magia en tus ojos. Eso sí, no puede negarse que Billy le debe tanto a Woody Guthrie como a The Clash, otros dos de los grandes, que creían en el poder transformador de la música.
canciones eternas Bragg, que se autodefine como "un socialista del corazón", lleva casi tres décadas cantándole al amor, la libertad y la justicia social. Autor de canciones eternas como Sexuality, There is power in a union y The milkman of human kindness, de titular uno de sus discos La vida es una pelea. Entre las guerras, y otro Hablando de poesía con el recaudador de impuestos, Bragg es un buen tipo. Uno de esos al que le comprarías un coche usado sin darte una vuelta en él. Alguien capaz de alternar su repertorio con versiones de himnos humanistas e izquierdistas como This land is your land y Nicaragua Nicaraguita. De escribir libros contra el partido fascista inglés, colaborar en un proyecto de compra de instrumentos musicales destinados a los presos, para facilitar su rehabilitación (www.jailguitardoors.org.uk) o de rescatar el legado inédito de Guthrie junto a Wilco.
Tras un lustro sin noticias y tras discos cumplidores como England, half english y William Bloke, el año pasado editó su undécimo trabajo, último hasta la fecha. Bajo el título de Mr. Love & Justice, título extraido de la obra del escritor Colin Mccinnes, sigue los parámetros de su última obra. La crudeza formal de sus primeros tiempos (en parte sobrevive en el Cd extra de la edición de lujo, en la que el británico reinterpreta todo el repertorio en solitario, alternando la guitarra eléctrica y la acústica) es ya pasado, aunque todavía se suelta la melena en cortes de rock blues eléctrico como Something happened o de punk folk a lo Pogues, caso de The beach is free.
En el resto de temas, The Blokes, y el teclista invitado, Ian McLagan (Small Faces y Rolling Stones), ponen a su servicio, con un gusto exquisito, guitarras prístinas, mandolinas, lap steel, coros y ráfagas de Hammond y percusiones varias. Ahora, Bragg prefiere el soul. Se advierte en cortes como el que titula el Cd o ese I keep faith en el que colabora a las voces otro histórico, Robert Wyatt. El soul y el folk, claro, ese que transpira en el acordeón de If you ever leave o en las palmas festivas de I almost killed you. O en los instrumentos étnicos árabes de O freedom, donde el británico canta "nuestros protectores se convierten en opresores".
los sueños Bragg, con el brazo sobre el hombro de su pareja pero sin olvidar mantener el puño en alto, nos vuelve a hablar de la perviviencia de los sueños. De hacerlos reales. Y claro, eso no es fácil. Por ello, pide coraje, fe, sacrificio y esperanza. Y mucho amor. Y alimentarlo a diario, vivir el momento y no escudarse en el pasado. A veces, desarma con su simplicidad, como cuando se pregunta "¿sabes qué es el amor? cuando antepones las prioridades del otro a las tuyas". En otras ocasiones, opta por las metáforas (los granjeros obligados a ir a la guerra, las vallas que acotan el campo...) y, las menos, se descuelga con discursos políticos que, en otras voces, sonarían infumables.
"En nuestro propósito de defender la democracia, no debemos destruir las salvaguardas de la libertad", canta en un tema dedicado a Bush. Rescatando la imaginería expresiva de Guthrie y entre guiños explícitos a Pete Seeger en Sing their souls back home, Bragg se pregunta "¿queda algo de amor y justicia para mí en este mundo de terror y guerras?".
Él sigue buscando. Y pide que la gente escuche sus canciones, no sólo sus declaraciones políticas o sobre los derechos civiles. Deberían hacerle caso, las tiene cojonudas... y por decenas. Quedamos a la espera de las nuevas... y de un musical que está escribiendo sobre su biografía.
Lunes, 19 de Octubre 2009
Deia, País Vasco, España
           


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