Inmortalizada su historia


El documental puertorriqueño “Juan Meléndez-6446” se presentará esta semana en el Festival de Cine Latino de Nueva York. La noticia de Juan Meléndez, el puertorriqueño que pasó casi 18 años encarcelado y sentenciado a morir en el estado de Florida y que en el 2002 fue exonerado al comprobarse su inocencia, acaparó en su momento la primera plana de los principales medios de comunicación internacionales. Ciertamente, el caso puso en evidencia las debilidades del sistema de justicia de los Estados Unidos y alborotó la opinión pública sobre el tema de la pena de muerte.



Inmortalizada su historia
Pero con el pasar del tiempo, la increíble historia de este hombre que logró salvar su vida de milagro, fue quedando en el olvido, realidad que no le pareció justa al cineasta puertorriqueño Luis Rosario Albert. Así, hace dos años empezó el trabajo de investigación que desbordó en el documental “Juan Meléndez-6446”, pieza fílmica que se presentará en el Festival de Cine Latino de Nueva York el 29 y 31 de julio.
“En el caso de Juan hay un aspecto de redención que merece atención y que sentía que la gente en Puerto Rico no conocía. Y que además, eso se podía alternar con el tema de la aplicación de la pena de muerte en los Estados Unidos. Le presenté mi propuesta a la Comisión de Derechos Civiles y ellos comisionaron el proyecto para utilizarlo con fines educativos, como un servicio público”, explicó el director, quien compartió el crédito de producción con Nadia Barbarossa.
El documental de la historia de Juan se desarrolla en tres espacios geográficos: el pueblo de Maunabo, donde éste creció; la cárcel (filmación que se realizó en el Oso Blanco); y Alburquerque (Nuevo México), donde reside actualmente. Según Rosario, esto le brinda al material tres energías distintas, pero igualmente emotivas.

Aunque es el propio protagonista quien narra sus vivencias, también aparecen las voces de su madre, doña Andrea, y de los abogados que estuvieron a cargo de su defensa. La mayor parte de los relatos se hacen en inglés con subtítulos en español.
“Doña Andrea, quien hacía tres rosarios al día, atribuye la excarcelación de su hijo a un milagro y cuando se conocen los detalles de la historia, no se puede negar esa interpretación. Por ejemplo, que la prueba exculpatoria estuvo guardada todos esos años en una caja pero nunca se presentó ante el jurado”, comentó Rosario, quien explicó que el título del documental hace alusión al número de días que vivió Juan Meléndez en prisión.
Misión cumplida
Desde que fue declarado inocente y salió de la cárcel, Juan Meléndez se ha dedicado a compartir su experiencia mediante conferencias en diversos foros, como escuelas de nivel superior, algo que le consume la mayor parte de su tiempo. Por eso considera el documental como una herramienta educativa que le servirá en su lucha por la abolición de la pena de muerte.
Hasta ahora su mayor satisfacción es saber que este proyecto fílmico motivó al gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, conocido defensor de la pena de muerte, a derogarla en ese Estado.
“En marzo se abolió la pena de muerte de aquí y una semana antes de que eso ocurriera el gobernador Richardson me citó a su oficina para decirme que había visto el documental y que mi historia le impactó mucho. El basó su decisión en mi caso, porque vio que hay gente inocente que pasa por el corredor de la muerte y eso lo hizo perder la confianza en el sistema”, relató Juan en entrevista telefónica desde Alburquerque.
La experiencia de regresar a la cárcel para filmar algunas escenas del documental la describió como “dura y desagradable”.
“Estar allí me hizo recordar cosas que quisiera olvidar, pero que verdaderamente, no se pueden olvidar”, admitió, quien aún sufre de pesadillas y otros efectos traumáticos derivados de su experiencia. Aún así, describe su vida actual “como la de cualquier otra persona, pero con un objetivo claro por el cual luchar”.
A sus 58 años, lo que más disfruta Juan de su libertad es compartir en la tranquilidad de su hogar con su novia, visitar museos, “donde puedo aprender cosas buenas”, y de vez en cuando, “salir a bailar salsa”. Entre sus planes está viajar a la Isla para disfrutar de una temporada navideña “y comer lechón asa’o”.
Domingo, 26 de Julio 2009
El Nuevo Día, Puerto Rico
           


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