La cruzada del abogado Jeff Anderson contra curas pedófilos y el Vaticano


SAINT PAUL, Joy Powell, (AFP) - Defiende a las víctimas de pedofilia y ya ha obtenido para ellas millones de dólares en concepto de daños y perjuicios, pero el abogado estadounidense Jeff Anderson estima que su cruzada no habrá terminado hasta que el Papa comparezca ante la justicia.



La cruzada del abogado Jeff Anderson contra curas pedófilos y el Vaticano
Instalado en Saint-Paul (Minnesota, norte), Anderson fue uno de los primeros abogados estadounidenses en demandar a la Iglesia en nombre de las victimas de agresiones pedófilas y, en 27 años, obtuvo justicia para miles de ellas.
La Iglesia estadounidense ya pagó miles de millones de dólares, empezó una reflexión y profundas reformas, y el escándalo se extendió a Europa, pero "sólo es la parte emergente del iceberg", asegura Anderson.
El abogado saltó recientemente a la palestra al hacer públicos unos documentos internos de la Iglesia para demostrar que quien sería el futuro papa Benedicto XVI, entonces a la cabeza de la Congregación por la Doctrina de la Fe del Vaticano, rechazó la expulsión de un sacerdote acusado de abusar de unos 200 niños sordos en una institución especializada de Wisconsin (norte de Estados Unidos).
El cambio de discurso de la Iglesia católica y del propio Papa, que reconoció recientemente las "faltas" cometidas, no le satisfacen.
"Lo que queremos es que los que ocupan los puestos más importantes (...) desde los arzobispos y obispos hasta el Vaticano, hagan lo necesario para que podamos descansar y que los niños estén seguros", dijo el abogado durante una entrevista telefónica con la AFP.
Anderson dijo estar "poseído" por la misión que se ha fijado y que se ha plasmado ya en las demandas de 2.000 de sus clientes contra curas católicos.
Algunos críticos, también en el Vaticano, lo describen como un fanático que exagera los hechos y al que le gustan los efectos mediáticos.
Anderson ya era un ferviente defensor de los derechos civiles cuando en 1983 defendió por primera vez a un hombre agredido sexualmente cuando era niño.
Al reunir las deposiciones, el abogado adquirió la certitud de que los responsables de la archidiócesis de Saint-Paul Minneapolis "mentían bajo juramento". Junto a su cliente, rechazaron un acuerdo amistoso de un millón de dólares que les habría impuesto guardar silencio.
Al firmar esa cláusula de confidencialidad, se habría sentido moralmente tan condenable como la Iglesia, que buscaba cubrir a un cura que abusó de niños, explica.
El caso sería el primero de una larga lista y de una carrera marcada por la soledad y experiencias "espantosas", pero también por el consuelo espiritual a medida que ayudaba a las víctimas a obtener justicia.
"Todo lo que me fue revelado en los últimos 27 años corresponde al mismo esquema de engaño, duplicidad, secreto, encubrimiento y autoprotección, con un olvido de los niños y de lo que el clero había hecho", dice.
Anderson, que entonces dio la espalda a la religión y a Dios, encontró cumplidos los cincuenta años una cierta espiritualidad en el seno de la asociación de Alcohólicos Anónimos.
Hoy, practica el budismo zen, reza y medita. Afirma estar conectado con una instancia superior y espera que un día el papa tenga que comparecer ante la justicia.
Martes, 18 de Mayo 2010
AFP, Agence France-Presse
           


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