Niña Pastori: «El flamenco nunca será un superventas»

–Bueno, se habrá enterado del escándalo del caso Palau...
–Hace apenas unas horas y me he quedado sorprendidísima. Me parecen fatal que pasen cosas así. Espero que el arte no se vea ensuciado por lo que hagan unos cuantos. Por otro lado, miremos por donde miremos estamos rodeados de manos negras. Desgraciadamente, es lo que nos toca.

–En este disco recupera esas esencias flamencas que tan cansinamente los puristas le reclaman. ¿Cuántas veces se ha tenido que justificar por no hacer flamenco ortodoxo?
–Ya no tanto. Fue más al principio, a raíz de Tú me camelas. Pero por suerte, cuando alguien coge un estilo y es consecuente con él, cuando sigue su camino y lleva una carrera estable, todo cambia. Además, el flamenco nunca será un superventas.

–Su álbum anterior, Joyas prestadas, era solo de versiones. ¿Qué opina de que ahora tantos colegas, como Luz Casal, Sole Giménez, Pedro Guerra y Pasión Vegam sigan su estela?
–Me parece bien. Todos escuchamos canciones que se convierten en algo especial en tu vida, sea por lo que sea. Y es normal que si se dedican a cantar quieran rendir homenaje a esas músicas con las que han ido creciendo y madurando.

–¿Y ve muy lejana a la Niña que cameló al Papa de Roma cantándole el Ave María y que acabó llorando de la emoción?
–Me gustó mucho que se acordaran de mí y que me eligieran para cantar ante el Papa, la verdad. Fue algo que siempre recordaré.

–Y el empujón eclesiástico se tradujo en un subidón de ventas impresionante...
–Es verdad. Mi popularidad se disparó considerablemente.

–¿Pero haría lo mismo ahora con el actual pontífice, Josef Ratzinger?
–Fue una cosa puntual que se hizo en su momento, lo que no significa que se tenga que repetir. Entonces, a todos nos atrajo la idea, pero no es cuestión de hacer como Stallone: Rocky 1, Rocky 2...

–¿Y sospechó entonces que tendría tantísima repercusión?
–No. Algo así es difícil de sospechar. Además, hay veces en que haces algo pensando que tendrá mucha aceptación y resulta que no la tiene, y otras que haces algo pensando en ti, sin tener en cuenta los gustos de los demás, y acaba siendo un gran éxito.

–¿Por ejemplo?
–El disco María. Fue un trabajo muy personal. Chaboli, mi marido, y yo estábamos viviendo un momento muy íntimo en nuestra relación e hicimos este álbum para disfrutarlo nosotros. ¡Resultó ser un exitazo! Recuerdo el primer concierto que hicimos de presentación. Fue en Córdoba. Y cuando vimos que el público se sabía absolutamente todas, todas, las canciones, no solo el single, lloramos como madalenas. Los dos somos muy cursis.

–Este verano, y después de siete años de ausencia, regresó al Festival de Cante de las Minas en una edición muy especial. Se rendía homenaje a Vicente Amigo, un tocaor al que usted ha reclutado en su último álbum.
–Tengo mucha suerte porque el público no se olvida de mí. Fue un concierto muy emotivo. Y que homenajearan a Vicente fue un acierto: él ha sabido coger su propia personalidad. Paco de Lucía marcó un camino, pero él ha sabido librarse de su larga sombra.

–Acaba de ser madre, pero sigue siendo la Niña Pastori. A este paso, ¿no cree que acabará con el síndrome de Peter Pan?
–No, para nada. Empecé a cantar con 8 añitos y como era la hija de Pastori, pues así me bautizaron.

–Pero es que ahora es hija y madre de Pastori...
–Sí. ¡Soy Pastori total!

–En la canción Amores y besos, usted reza: «Vivo en un cuento de hadas,/ y es más bonito que un sueño...» Debe de ser muy feliz para cantar algo así.
--Sí, lo soy. Es una letra de Chaboli por fandangos. Cositas que uno siente y va convirtiendo en canciones.