Nuevos grupos y antologías rinden culto al pop en catalán de los 60


Días atrás, Núria Feliu lamentaba, con motivo de la reedición de una decena de sus discos, que de la música catalana de los 60 «solo se recuerda a Els Setze Jutges». Pues bien, un nuevo frente de grupos, compinchado con una ola de rescates de viejas grabaciones, se ha propuesto darle una alegría.



Nuevos grupos y antologías rinden culto al pop en catalán de los 60
El pop en catalán de esa década, ya sea el yeyé, el garajero o el cercano al easy listening, el jazz vocal comercial, la bossa nova o la música ligera orquestada, es objeto de una súbita reivindicación.
Hablamos de las primeras grabaciones de una adolescente Maria Cinta, de los epés de Lita Torelló, Germanes Serrano, Francesc (o Francisco) Heredero, Alícia Tomàs, Grau Carol, Lleó Segarra, Eurogrup, Nuri, Jacinta, Jordi Teijón, y de las obras tempranas de Guillermina Motta (jutgessa infiltrada), Guillem d’Efak y la propia Feliu. También de las propuestas, más cercanas al rock y el rhythm’n’blues, de Els 4 Gats (con un juvenil Quico Pi de la Serra), Els Tres Tambors (Jordi Batiste), Els Dracs, Els Xocs y Els Corbs.
Material que el tiempo ha situado en un escalafón inferior a la prestigiosa Nova Cançó. Sus discos son objeto de caza y captura en las ferias de coleccionismo y hay lagunas informativas sobre sus intérpretes. Pero inspira a artistas actuales como Angelina i Els Moderns (grupo de Helena Casas, ex-Pomada, cantante de Conxita), Refugi (proyecto paralelo de Joan Reig, batería de Els Pets), Els Trons y Belda i El Conjunt Badabadoc. Y tiene intrigado a Òscar Dalmau, guionista de Polònia i Crackòvia, entre otras ocupaciones, reconvertido en el disc jockey Phil Musical. Dalmau ha coordinado la antología Pop a la catalana. Jazz, bossa & groovy sounds from Catalunya (1963-1971), que publicará el sello francés Vadim Music. Sus responsables aseguran que el 80% de la tirada viajará al voraz e hiperespecializado mercado japonés.

FIRMAS DE ÉLITE / El disco, que ofrece delicias como Ciao ciao, versión de Downtown a cargo de Alícia Tomàs, y Què passa amb els duros? (Get out of my life, woman, de Allen Toussaint) por el efímero Eurogrup, reivindica una manera de hacer enterrada en el túnel del tiempo. En aquella era anterior a la aparición de los sintetizadores, dominaban los frondosos arreglos orquestales a cargo de músicos de conservatorio, incluidos profesionales de prestigio como Antoni Ros Marbà (con el pseudónimo de Marc Blond) y Francesc Burrull. Entre los autores brillaba la pareja formada por Josep Maria Andreu y Lleó Borrell.
«¡Los Burt Bacharach & Hal David catalanes!», estima Dalmau. En materia de textos, no era raro encontrar la firma de Josep Maria Espinàs (Cançó del telèfon).
Frente a la militante Nova Cançó, esos menús pop fueron acusados de frívolos. «Son artistas que no tocaban temas políticos, ni querían arreglar el mundo. Había una dictadura, pero un país normal también debía tener sus artistas de pop», defiende Phil Musical. Entre los nuevos grupos hay actitudes diversas. Helena Casas (Angelina i els Moderns), cuyo primer disco reivindica a Lita Torelló, Maria Cinta y las Germanes Serrano, apela a la diversión. «Tan solo me apetece cantar esas canciones. Queda mal decirlo, ¿no? Es que yo no soy historiadora ni periodista», reflexiona.

PEDAGOGÍA / Joan Reig, en cambio, confiesa la «voluntad pedagógica» del debut de Refugi, Vestits nous, donde Els Tres Tambors conviven con Coses, Guillem d’Efak y también con tótems como Raimon y Ovidi Montllor. Refugi nació con el propósito de ofrecer recitales en institutos «para enseñar lo que era la cançó más allá de Llach y Serrat». A Els Trons les domina la pasión por el rock de garaje de los 60 y siguiendo la pista de 13th Floor Elevators llegaron a Els Tres Tambors. Tras publicar un epé de vinilo fantasean con un sutil acto situacionista: «Publicar otro epé con un diseño de Concèntric y dejarlo en las tiendas a escondidas para que la gente crea que es de la época», trama el guitarrista Marc Argenter.
Els Trons tienen una canción titulada No jutgis un disc per la seva portada, pero Òscar Dalmau discrepa amablemente. «En Edigsa y Concèntric funcionaban un poco como en Blue Note: el concepto visual era importante». Ahí brilló el tándem integrado por el fotógrafo Oriol Maspons y el diseñador gráfico Jordi Fornas. «Ves una portada suya y piensas: ‘Lo que hay aquí dentro no puede ser malo’».
Domingo, 3 de Enero 2010
El Periódico de Catalunya, Barcelona, España
           


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