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Política
A medio camino de las siete presentaciones programadas que concluirán el próximo 15 de noviembre, la Met parece haber ganado la apuesta de poner sobre la mesa de debate un "tabú" según la inmensa comunidad judía de Nueva York en un momento de extrema tensión en Oriente Medio.
La ópera del estadounidense John Adams cuenta la toma de rehenes del crucero "Achille Lauro" ocurrida en 1985 en el Mediterráneo, en la que cuatro miembros del Ejército de Liberación Palestina (OLP) terminan matando a un judío estadounidense en silla de ruedas, León Klinghoffer y arrojando su cuerpo al mar.
Desde su estreno en 1991 en Bruselas, la obra ha sido acusada de antisemita y de dar la palabra a los secuestradores, cuya psicología intenta explorar con un equilibrio no siempre fácil de hallar en un tema que despierta pasiones y es eje de un conflicto desde hace más de 65 años.
Su debut en la Met el 20 de octubre estuvo marcada por protestas de manifestantes en sillas de ruedas e interrupciones de la representación, y políticos como el exalcalde Nueva York, Rudy Giuliani, apoyaron los pedidos para retirar la obra de cartelera.
Desde entonces, los ánimos se calmaron y el miércoles a la noche, por ejemplo, hubo lleno en la sala y ovación al final.
La nueva producción del director británico Tom Morris no oculta la situación actual, con un decorado en el que aparece el polémico muro construido por Israel para separar su territorio de Cisjordania, sobre el cual aparecen fechas claves del conflicto, siendo la última de ellas 2014.
El elenco incluye al barítono brasileño Paulo Szot, quien interpreta el papel del capitán del barco.
- Regreso al debate cultural -
Para el director general de la Met, Peter Gelb, "controvertida o no, al menos la gran ópera está de vuelta en la discusión cultural".
"Parece que la mayoría de los que objetan violentamente nuestra presentación de 'Klinghoffer' no tienen interés en conocer de qué trata realmente la ópera. Sin haber leído el libreto ni haber visto la ópera, la critican rápidamente. Para ellos, dar cualquier tipo de voz al terrorismo es un pecado en sí", señala en un texto del programa.
De su lado, Tom Morris rechazó las acusaciones de antisemitismo o simpatía con los secuestradores: "creo que el asesinato de León Klinghoffer es el crimen en el centro de esta ópera y que la gente que lo cometió es claramente mostrada como que están cometiendo un crimen", sostuvo.
La Met dio la palabra a las hijas de la víctima, Lisa e Ilsa Klinghoffer, quienes en una mensaje incluido en ese mismo programa critican con dureza una ópera que pretende "racionalizar" al terrorismo.
"La muerte de Klinghoffer" presenta "falsas equivalencias morales", señalan, denunciando una obra que "mancha la memoria de un hombre dulce, correcto y con principios".
En la prensa, las opiniones están divididas.
La audiencia parece "agradecida de la oportunidad de ver la ópera en vez de solo oír sobre ella", indicó el New York Times, mientras el Daily Beast calificó la nueva producción de una "experiencia operística imponente y sorprendente".
En cambio, el tabloide neoyorquino Daily News habla de una obra "repugnante" que no debería ser subsidiada con dinero público aunque tenga el derecho constitucional a ser representada.
