Polémica por espionaje amenaza balance de Obama en el exterior


WASHINGTON. - Las revelaciones sobre los operativos de espionaje y las crecientes dudas sobre su política exterior amenazan con afectar el balance del gobierno estadounidense, que hasta ahora se congratuló de haber restablecido relaciones de confianza con aliados de Washington después de la era de Bush.



Barack Obama
Barack Obama

Además, la situación interna de Estados Unidos --hace poco marcada por un desacuerdo sobre el asunto del presupuesto y de la deuda entre demócratas y republicanos-- también preocupa a los aliados de Washington.

"Esto marcó a los dirigentes extranjeros, en momentos en que negociamos el proceso de paz en Medio Oriente: ¿podemos contar con los estadounidenses?", se interrogaba esta semana el secretario de Estado, John Kerry.

En este contexto, las múltiples revelaciones sobre los operativos de espionaje llevados a cabo por la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) --acusada de haber intervenido comunicaciones de la canciller alemana Angela Merkel, del expresidente de México Felipe Calderón, de su actual mandatario, Enrique Peña Nieto, y de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, además de líderes europeos, entre otros-- desataron la preocupación e indignación de autoridades de todo el mundo.

Responsable de Europa y Eurasia en el Departamento de Estado durante el gobierno del expresidente George W. Bush y hoy miembro de un grupo de reflexión, Heather Conley considera que la respuesta de la Casa Blanca hasta ahora fue escasa para tranquilizar a sus aliados: "Su actitud llevó a los dirigentes (europeos) a levantar el tono, porque no entendemos hasta qué punto el tema es importante para la opinión pública" en sus respectivos países.

En privado, algunas autoridades estadounidenses se burlan de ciertas reacciones teatralizadas europeas y recuerdan que los gobiernos que se muestran escandalizados protagonizan ellos mismos operativos de espionaje, y hacen valer además que la intervención de la inteligencia estadounidense permitió evitar atentados en Europa.

No obstante, para algunos expertos, la controversia podría tener consecuencias, como por ejemplo en la negociación de un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos. El viernes, varios dirigentes europeos pidieron a Washington que se comprometa con un "código de buena conducta".

Hasta ahora, frente a la indignación de sus aliados, Washington sólo reaccionó a través de responsables de segundo rango.

"Hemos reaccionado a través de las vías diplomáticas habituales para calmar ciertas tensiones", aseguró el viernes Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca.

Balance dispar

Lisa Monaco, responsable de la lucha antiterrorista, es la mayor autoridad en haber tomado la palabra dentro del gobierno de Obama. Pero su decisión de haber hecho declaraciones a través del diario USA Today difícilmente pueda entenderse como algo lógico por parte de los aliados de Washington.

Y la respuesta inicial de la Casa Blanca a las acusaciones de escuchas de Angela Merkel fue contraproducente.

"Estados Unidos no espía ni espiará las comunicaciones de la canciller", había declarado el miércoles Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, una afirmación que dejaba abierta la posibilidad de que sí hubiera podido ocurrir en el pasado --una posibilidad que Washington desde entonces se rehúsa a aclarar.

Europa no es la única en haberse manifestado en contra del gobierno de Obama. En Medio Oriente, el gran aliado saudí manifestó indirectamente su descontento ante el tono de Washington hacia Teherán y la ausencia de ataques estadounidenses contra el régimen sirio, al rechazar formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU.

"Se trataba de un mensaje dirigido a Estados Unidos, y no a la ONU", explicó el jefe de inteligencia saudí, el príncipe Bandar ben Sultan al Saud, a diplomáticos europeos, según el diario The Wall Street Journal.

En Israel, el acercamiento entre Estados Unidos y el nuevo líder iraní Hasan Rohani también genera descontento, mientras que en Asia quedaron interrogantes a raíz de la reciente cancelación de una gira de Barack Obama, que permaneció en Washington para solucionar la crisis presupuestaria.

La acumulación de estos reveses en el exterior contribuye a empañar el balance del gobierno demócrata en política exterior. Electo tras ocho años de mandato de George W. Bush, cuya imagen quedó extremadamente dañada, Obama llegó a congratularse varias veces de haber mejorado la imagen de su país en el ámbito internacional.

"El liderazgo estadounidense fue renovado y la reputación de Estados Unidos fue restaurada", aseguró a principios de 2011, en su tradicional discurso del estado de la Unión. Una aseveración que hoy ameritaría ser debatida.

Sábado, 26 de Octubre 2013
AFP (Agencia France-Presse)
           


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